Sánchez sacrifica a un peso pesado del PSOE para diferenciarse del PP en temas de corrupción
Los socialistas insisten en el mensaje de que han actuado con contundencia contra la corrupción al exigir a José Luis Ábalos su dimisión. "No somos iguales que el PP", apuntan Moncloa y Ferraz. La comisión de investigación en el Congreso quiere poner el f
Madrid-
"Estamos jodidos". De manera muy gráfica y con solo dos palabras resumía este martes un importante dirigente del PSOE la sensación en el partido. Las presiones a José Luis Ábalos por parte de Ferraz no surtieron efecto y el exministro de Transportes y exsecretario de Organización decidió continuar como diputado en el Congreso. Eso sí, desde el Grupo Mixto y suspendido de militancia en el PSOE.
Una situación "traumática" para los socialistas, como algunas voces definían, pero que no podía acabar de otra manera. La fuerza política que lidera Pedro Sánchez decidió tomar una decisión complicada, al sacrificar a un peso pesado del PSOE como Ábalos. Pero la acción implica otro mensaje, que es el que quieren poner en valor tanto en Moncloa como en Ferraz: "No somos iguales que el PP".
Esa es la estrategia que subyace en la postura de la dirección socialista. La Comisión Ejecutiva Federal acordó en paralelo a la exigencia sobre Ábalos la creación de una comisión de investigación en el Congreso para analizar todos los contratos de material sanitario durante la pandemia. El primero, el que afecta principalmente a Koldo García Izaguirre, exasesor de Ábalos. Luego ya, el resto. Con especial atención a los Gobiernos de Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez Almeida.
El movimiento, de momento, ha descolocado al PP que ya ha avisado que no apoyará esa comisión. Los socialistas fían una parte de que se cambien los focos a esa comisión. "Nos lo vamos a pasar bien", apuntan desde la dirección federal al destacar la relevancia que pueda tener la citada comisión.
Fuentes de Moncloa destacan que todo lo relacionado con Ábalos se ha hecho con "celeridad, contundencia y transparencia". En la dirección socialista el mensaje es claro: "Era como teníamos que haber actuado y la diferencia con el PP es abismal. Allí se cargan a quien denuncia, aquí se depuran responsabilidades políticas", resume un dirigente. "Se va a ver la diferencia ante la corrupción de un partido y otro", destaca otra de las fuentes consultadas.
El PSOE se ha vuelto a acordar estos días de Pablo Casado. El exlíder del PP fue defenestrado por su partido precisamente por denunciar públicamente las sospechas sobre el hermano de Díaz Ayuso y su papel como comisionista en la pandemia. "Pedro Sánchez llegó al Gobierno por luchar contra la corrupción. Feijóo por ocultar", señaló este mismo martes el portavoz parlamentario socialista, Patxi López.
Los socialistas recuerdan que han actuado de forma contundente en menos de una semana. "Claro que es duro, pero si se quiere hacer que la política sea ejemplar y que los ciudadanos lo perciban, este es el camino. Tolerancia cero", apuntan a Público fuentes de Ferraz.
Sánchez llegó a Moncloa en 2018 de la mano de una moción de censura contra Mariano Rajoy, acorralado por los casos de corrupción del PP. Curiosamente, el encargado del PSOE de defender la moción fue el hoy defenestrado Ábalos. El presidente del Gobierno ha hecho de la "limpieza" de su Ejecutivo una bandera. El 'caso Koldo' podría convertirse en una mancha en su expediente por lo que, defienden los socialistas, no se podía quedar de brazos cruzados.
"El PP dejó un legado muy triste y que los ciudadanos recuperen la confianza en la política es vital. Mientras el PP grita, se escabulle de la comisión del Congreso, lanza infamias contra todo y todos, nosotros hemos tomado decisiones. Ojalá lo hubiesen hecho ellos en su día. Todavía tienen juicios pendientes", se defienden en Ferraz.
Por su parte, el ministro de Transportes actual, Óscar Puente, puso como ejemplo lo que sucedió con Josep Borrell en 1999. El hoy Alto Representante de la UE se retiró de la carrera hacia Moncloa tras estallar un caso de corrupción que afectaba a dos colaboradores suyos en el Ministerio de Hacienda. "Se marchó y nadie le vio como un corrupto", dijo en rueda de prensa. "Ábalos debería mirar el ejemplo de Borrell", añadió.
Puente además ha ordenado una auditoría sobre los contratos señalados en el Ministerio de Transportes aunque en las filas socialistas recuerdan que han pasado los informes del Tribunal de Cuentas. "Los ciudadanos han de tener la certeza de que este Gobierno no va a cruzarse brazos ante cualquier atisbo de corrupción, venga de donde venga", afirmó.
Ábalos y su defensa
Ábalos mantuvo la tensión con el PSOE hasta el límite temporal que le había dado la dirección para que se pronunciara. Eran 24 horas. Pero en la cúpula socialista ya vaticinaban el lunes y el martes por la mañana que el exministro no iba a ceder. La incertidumbre, en todo caso, se mantuvo hasta la comparecencia, sin preguntas, de Ábalos en el Congreso pasadas las 14.30 horas y a pocos minutos del inicio de la sesión plenaria.
"No puedo rendirme", dijo. Ábalos pretende defender su "honor", aunque sea en solitario, y rechaza acabar su carrera política "como un corrupto". El exnúmero tres del PSOE interpreta que dejar su escaño implicaría reconocer culpabilidad pese a que en su partido han insistido en transmitir que no está imputado ni señalado por la investigación judicial.
El nuevo diputado del Grupo Mixto dibujó un escenario de lucha entre David y Goliat. Él sólo contra todos los poderes políticos, "de uno y otro lado". Una suerte de paralelismo paradójico con las primarias en las que ayudó a ganar a Sánchez contra Susana Díaz, todo el aparato socialista y los poderes mediáticos y económicos. "No tengo a nadie detrás", señaló en su comparecencia.
"No entendemos la reacción", señalaban fuentes parlamentarias socialistas este martes. Estas mismas fuentes reconocían que la política tiene algo de "injusticia" y "crueldad" pero que el paso era necesario. Hay quienes en el PSOE ven que la respuesta de Ábalos está relacionada con la necesidad de continuar como aforado ante posibles investigaciones judiciales que le afecten. Un punto que el propio Ábalos ha rechazado de forma tajante en su comparecencia.
Lo que sí reconocen en Ferraz es que el exministro había dicho unas cosas en público y otras en privado durante las conversaciones previas a la decisión de la Ejecutiva de este lunes. En las entrevistas realizadas este fin de semana dejaba la puerta abierta a dejar el escaño si el partido se lo pedía.
En Moncloa no existe preocupación por Ábalos en el sentido político del futuro del Gobierno. "No lo vemos votando desde el Grupo Mixto lo mismo que el PP", exponen. La misma sensación hay en el partido. "Va a votar con el Grupo parlamentario socialista todo", señalan en Ferraz.
Es más, mientras se resuelva el expediente de expulsión, fuentes socialistas confirman que Ábalos deberá someterse a la disciplina de voto. Los expedientes de este tipo no suelen demorarse en exceso pero es complicado vaticinar un calendario.
"Dolor y tristeza, José Luis (Ábalos) debía haber adoptado otra decisión", destacó ante los medios el portavoz Patxi López entrada la tarde en el Congreso. Dos palabras que resumen las sensaciones en las filas socialistas al tiempo que confían en el caso se vaya diluyendo. Pero el PP, y eso también lo advirtió Ábalos, no parece por la labor y planea explotarlo al máximo y elevarlo hasta el mismo presidente del Gobierno. Con pruebas o sin ellas, como ya han comenzado a hacer.
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