Sánchez evita hablar del Sáhara en una cumbre con Marruecos sin Mohamed VI ni preguntas de la prensa
La declaración conjunta entre ambos países insiste en el apoyo del Gobierno al plan de autonomía que propone el país vecino. El presidente, al contrario que cuando visitó al monarca marroquí, no ofreció una rueda de prensa con los medios desplazados. Resp
Madrid--Actualizado a
Todo empezó en abril de 2021 aunque en realidad había empezado tiempo antes. La acogida en España del secretario general del Frente Polisario, Brahim Gali, aquejado de coronavirus, solo fue la llama que prendió una mecha histórica. La posición española sobre el Sáhara Occidental incomodaba profundamente a Marruecos. Si todavía había alguna duda de ello, esta semana ha quedado despejada con motivo de la Reunión de Alto Nivel (RAN) entre España y el reino alauita. El Sáhara era la clave para superar la crisis sin precedentes que tuvo que soportar el Gobierno de Pedro Sánchez prácticamente desde el inicio de la legislatura.
El primer ministro de Marruecos, Aziz Ajanuch, se refirió expresamente al cambio de posición del Ejecutivo de Sánchez todas las veces que intervino públicamente. En sus primeras palabras, en el marco del foro empresarial paralelo a la cumbre bilateral, no pudo ser más claro. "Las relaciones bilaterales han entrado en una nueva fase gracias al apoyo de su Gobierno al plan de autonomía. España tuvo el valor de adoptar una visión histórica y realista, lo que valoramos aquí", dijo ante el presidente.
Tampoco obvió Ajanuch el asunto este jueves, con fórmulas similares tanto en la inauguración del plenario de la RAN como en la declaración final ante los medios. En estas dos últimas ocasiones dio un paso más, incluso. Calificó el conflicto saharaui como "artificial" o "inventado", según la traducción que se pudo escuchar en España. Marruecos suele usar esta terminología para referirse a la "cuestión nacional" o "las provincias del Sur". Un territorio, el del Sáhara Occidental, que sigue estando considerado como no autónomo y pendiente de descolonización según la ONU.
El conflicto saharaui incomoda en el PSOE. Es una causa que han abrazado históricamente muchos de sus dirigentes y especialmente sus bases. Sánchez tuvo que escuchar hasta en tres ocasiones los halagos por el cambio de posición que efectuó tanto en marzo como en abril, cuando viajó a Rabat para reunirse con Mohamed VI. El aval a la autonomía que propone Marruecos rompía la línea de "neutralidad activa" seguida por todos los Gobiernos anteriores.
"España reconoce la importancia de la cuestión del Sáhara Occidental para Marruecos, así como los esfuerzos serios y creíbles de Marruecos en el marco de las Naciones Unidas para encontrar una solución mutuamente aceptable. En este sentido, España considera la iniciativa de autonomía marroquí, presentada en 2007, como la base más seria, realista y creíble para resolver este diferendo", destacaba el texto firmado entonces.
Fuentes gubernamentales destacaban en la previa de la RAN que no estaba previsto realizar ningún tipo de cambio o avance en el asunto saharaui en esta cumbre. Se remitían al texto. Y en la declaración conjunta firmada este jueves en Rabat se insiste en ello. "En cuanto a la cuestión del Sahara Occidental, España reitera la posición expresada en la Declaración Conjunta adoptada el 7 de abril de 2022, con motivo del encuentro entre SM el Rey Mohamed VI y el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez", apunta el documento.
Sánchez, en las tres ocasiones que intervino públicamente, no hizo mención directa alguna a la cuestión saharaui pese a los agradecimientos de Ajanuch. Sí que reconoció indirectamente que el pacto es no ofender a Marruecos con este tema. Y tampoco que el reino alauita nos ofenda con Ceuta y Melilla, reivindicaciones históricas del país vecino.
La frase fue la siguiente: "Hemos asumido un compromiso de respeto mutuo por el que en nuestro discurso y práctica política vamos a evitar todo aquello que sabemos que ofende a la otra parte, especialmente a lo que afecta a nuestras respectivas esferas de soberanía". Sánchez ya usó una fórmula parecida el pasado mes de junio en una comparecencia del Congreso.
"Si está diciendo que se ha utilizado el asalto a la valla de Ceuta por más de 10.000 marroquíes me parece absolutamente inaceptable, porque no es aceptable decir que se atacan las fronteras por desavenencias en política exterior". Lejos quedan estas palabras de Sánchez en mayo de 2021.
Marruecos no escondió que como protesta por la acogida de Gali y en general por las posiciones españolas sobre el Sáhara, miles de personas cruzaron hasta Ceuta con la complicidad de las fuerzas de seguridad marroquíes. La política exterior, como se ha visto, cambió menos de un año después. También el responsable al frente del Ministerio de Exteriores con el cese de Arancha González Laya, sustituida por José Manuel Albares.
Sin preguntas, sin el rey marroquí y sin fecha para las aduanas
Lo que tampoco hubo fueron preguntas de los medios de comunicación. Días antes de la RAN, desde Moncloa ya deslizaban que estaba en el aire el formato de la declaración del presidente del Gobierno. Es decir, si sería con preguntas de los medios de comunicación desplazados a Rabat o no. Moncloa primero manifestó que por los usos y costumbres del protocolo marroquí, la rueda de prensa conjunta con Ajanuch, como sucede de manera habitual con otros jefes de Gobierno internacionales, no se haría.
No se descartaba que se hiciera en solitario, pero finalmente no sucedió. Una situación diferente de la vivida el pasado mes de abril cuando Sánchez compareció en solitario tras reunirse con Mohamed VI y atendió a las preguntas de la prensa. Sí ofrecieron declaraciones a los medios algunos ministros asistentes como la de Industria, Reyes Maroto, o el de Exteriores, José Manuel Albares.
Precisamente justo hace pocos días la libertad de expresión y el papel de los profesionales de la información en Marruecos fue objeto de debate en el Parlamento Europeo. Se votaba una resolución que pedía liberar a varios periodistas críticos encarcelados en aquel país y a respetar el ejercicio periodístico. Los socialistas españoles se quedaron solos al votar en contra y no disgustar al país vecino en la previa de la cumbre.
Tampoco estuvo en la cumbre Mohamed VI. Mejor dicho, no estuvo ni siquiera en su país, por lo que no recibió a Sánchez. Sí hablaron por teléfono justo antes del viaje del presidente a Rabat. Moncloa rebaja la importancia de esta cuestión y de hecho le otorga a la llamada un alto valor simbólico por el hecho en sí y su duración. Recuerdan que la sintonía es alta y no lo consideran un desplante.
Cierto es que como han recordado varios expertos, Mohamed VI pasa largas temporadas fuera de su país y no es la primera vez que no recibe a alguna delegación internacional. Pero cierto es también que Moncloa nunca cerró la puerta a que el encuentro se sucediera, por lo que se deduce que tenían cierta esperanza de que se produjera.
Sobre Ceuta y Melilla, la principal expectación en esta ocasión, tras la reapertura de fronteras acordada el pasado abril, era la apertura de aduanas comerciales. Una iniciativa que para el Gobierno supone un reconocimiento implícito de la soberanía española sobre las ciudades autónomas. Algo que consideran que está fuera de toda duda y que forma parte del pacto de no ofensa explicado por Sánchez.
Las aduanas desarrollaron una prueba piloto el pasado viernes 27. En la declaración conjunta no se aclara mucho más. De hecho, como ya sucediera en abril, el documento no menciona ni siquiera el nombre de las ciudades. El acuerdo se queda en una declaración de intenciones sin fechas ni calendario oficial.
"Las dos partes reiteran su compromiso con la plena normalización de la circulación de personas y mercancías de manera ordenada, incluyendo los dispositivos adecuados de control aduanero y de personas a nivel terrestre y marítimo. Las partes tienen en cuenta las conclusiones de la prueba piloto del 27 de enero y continuarán esta serie de pruebas según el calendario acordado para superar cualquier posible eventualidad", indica el texto.
Otros acuerdos
La RAN, que desde Moncloa califican como "histórica", ha concluido con una veintena de acuerdos. Y una declaración conjunta con un total de 74 puntos. En materia económica destaca el "impulso" a "una nueva asociación económica avanzada". Se ha anunciado un protocolo financiero, dotado con hasta 800 millones de euros, para impulsar inversiones en sectores como el ferrocarril, el agua, el agroalimentario o el turismo.
También se ha reforzado a colaboración en los ámbitos de la cultura, la educación y la formación profesional y la enseñanza superior. En este sentido, se han firmado varios acuerdos que van a permitir la apertura de secciones bilingües y centros de enseñanza en español.
Otro punto del texto señala el "compromiso con la protección y la garantía de los
derechos humanos como base imprescindible para la convivencia democrática, el Estado de derecho y la buena gobernanza". Se incluye un acuerdo para "reforzar la cooperación en este ámbito en la nueva etapa de las relaciones bilaterales".
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