Este artículo se publicó hace 8 años.
Sánchez echa el órdago de consultar los pactos a la militancia
Los barones fuerzan a Ferraz a que se elija al secretario general antes de unas hipotéticas elecciones anticipadas.
Manuel Sánchez
-Actualizado a
MADRID.- El Comité Federal del PSOE se celebró antes de que empezara. La fecha del 39º Congreso provocó tensiones entre la dirección y los barones. Ferraz quería llevar el cónclave socialista a finales de junio y entre los dirigentes del partido se optaba por adelantarlo o dejarlo pendiente.
Finalmente, se acordó celebraron el tercer fin de semana de mayo (21 y 22), y convocar las primarias para elegir al secretario general el día 8 de ese mes. Es decir, que el PSOE tendrá que nombrar secretario general antes de unas hipotéticas elecciones anticipadas, lo que deja en el aire la continuidad de Pedro Sánchez.
Los 'barones' creen que habrá nuevas elecciones, pues cualquier pacto se antoja muy difícil
Una vez alcanzado el acuerdo, empezó con más de una hora de retraso el Comité Federal, donde el líder socialista echó un nuevo órdago que nadie esperaba: consultará a la militancia del PSOE cualquier pacto que pudiera alcanzar para formar Gobierno. Posteriormente, claro, tendrá que ratificarlo el Comité Federal, pero de esta forma quedan desactivados los barones, que no se opondrán a la decisión que pudieran tomar las bases socialistas, siempre más proclives a un acuerdo de izquierdas.
La doble jugada no suavizó el debate en el Comité Federal. Hubo más de cuarenta peticiones de turno de palabra, aunque en un tono más o menos conciliador. Los discursos fueron los ya conocidos sobre la insistencia en las líneas rojas ante posibles pactos. Eso sí, la mayoría de los barones no ocultaron que la impresión es que habrá adelanto de las elecciones y que cualquier pacto se antoja muy difícil. Así lo expresó el presidente asturiano, Javier Fernández.
Por supuesto, nadie se opuso a la consulta a la militancia, y la primera en apoyarlo fue la secretaria general del PSOE-A, Susana Díaz. Sin embargo, nada de ello se reflejó en el discurso inicial de Pedro Sánchez. El líder del PSOE mostró abiertamente su predisposición a ir a un debate de investidura si el jefe del Estado se lo pide. Se mostró convencido de poder lograr un acuerdo e insistió en que lo buscará “a izquierda y a derecha”.
Por enésima vez insistió en que el PSOE no apoyará a Mariano Rajoy ni por activa ni por pasiva, desoyendo abiertamente las recomendaciones de Felipe González: “Me dirijo a Rajoy para que abandone toda esperanza, el PSOE no va a indultarlo”, afirmó. Además, como se había comprometido ante los secretarios generales, ratificó ante el Comité Federal que no va a ser presidente a cualquier precio, “pero no voy a hacer pagar a los españoles cuatro años más de Rajoy”.
Finalmente, aseguró que si le llega el turno de emprender negociaciones con otras fuerzas políticas, hablará con todas ellas, y serán conversaciones con luz y taquígrafos, con todos los filtros que la dirección del partido quiera poner. A Sánchez se le vio seguro de los pasos que tiene que dar, aunque tiene un camino lleno de obstáculos y trampas. De nuevo, vuelve a jugársela a todo o nada.
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