Este artículo se publicó hace 4 años.
Marco Financiero PlurianualSánchez se aliará con Macron para minimizar los recortes en ayudas europeas al campo
El presidente del Gobierno tratará de valerse de una "geometría variable" de alianzas para evitar en lo posible reducciones en la PAC y los fondos de Cohesión. Lo hará en una cumbre que se inicia hoy pero que podría acabar el sábado (y quizá sin acuerdo) ya que las posiciones están bastante alejadas.
Ivo Alho Cabral
Bruselas-
Pedro Sánchez y el resto de líderes europeos saben que entrarán en el edificio Europa de Bruselas este jueves por la tarde… pero no cuándo saldrán. En el Consejo Europeo que se inicia hoy negociarán el presupuesto europeo para los próximos siete años: el llamado Marco Financiero Plurianual (2021-2027). Un nombre que invita al aburrimiento, pero que puede definir el rumbo del continente en la próxima década.
Para empezar, la bolsa común que será más pequeña, debido a la salida del Reino Unido, que dejará de aportar entre 12.000 y 14.000 millones euros al año, según las cifras de la Comisión Europea. Y los países que son contribuyentes netos (que reciben menos dinero en pagos directos del que ponen) no están por la labor de asumir los costes que supondría cubrir ese hueco completamente.
La propuesta de partida que se encontrarán los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete es la misma que Charles Michel, presidente del Consejo, presentó el viernes pasado: 1,095 billones de euros para los próximos siete años, que se traduciría en una aportación media de cada país del 1,074% de su renta nacional bruta, algo más del 1,03% que cada uno ponía hasta ahora. Aun así, no dará para compensar el brexit. El presupuesto tendrá unos 40.000 millones de euros menos que el actual presupuesto en términos nominales.
El bote común no solo será más pequeño, la lista de iniciativas que los líderes europeos quieren poner en marcha con ese dinero también ha aumentado. El Pacto Verde, el aumento de fondos de investigación o el refuerzo de las fronteras que muchos plantean no se va a pagar solo. Así que los que quieren que la Unión Europeo haga más con menos miran con avaricia a las antiguas partidas para la Política Agraria Común (PAC) y la de Cohesión, ya que cada una supone alrededor de un tercio de todo el dinero que distribuye Bruselas. Dos políticas que afectan sobremanera a España. La propuesta de Charles Michel plantea un recorte del 14% al campo por un 12% de las ayudas a las regiones más atrasadas.
Geometría variable de alianzas
Para minimizar daños, Sánchez se apoyará en el presidente francés, Emmanuel Macron, y se ayudará del primer ministro portugués, António Costa. Un "pacto de colaboración" que el Ministerio de Exteriores anunciaba este miércoles en forma de acuerdo firmado por los secretarios de Estado de los tres países. En un documento de seis páginas, defienden la importancia de mantener los medios suficientes para Cohesión y PAC, "que debe prestar al menos el mismo apoyo a los agricultores que a día de hoy".
Sánchez se centrará en defender las ayudas directas a los agricultores, que en España suponen más del 80% del dinero de la PAC
Pero solo con París y Lisboa no será suficiente para evitar males mayores. Sánchez tratará de valerse de alianzas de "geometría variable", tal y como lo definían este miércoles fuentes diplomáticas. En cuanto a la PAC, buscará amigos en algunos de los otros principales beneficiarios. En esa lista hay candidatos como Alemania, Italia, Polonia o Rumanía.
A sabiendas de que mantener el dinero que va al campo a niveles de hoy se prevé casi imposible, Sánchez se centrará en defender las ayudas directas a los agricultores, que en España suponen más del 80% del dinero de la PAC, en base a datos de 2017. Completan el paquete de ayudas agrícolas las medidas para regular el mercado agrario y el fondo de desarrollo rural. Michel ya ha anunciado que dará más flexibilidad para transferir dinero entre partidas, así que España podría repercutir las posibles pérdidas en ayudas al campo a ese segundo pilar.
Más clara está la alianza en torno a los fondos para regiones más desfavorecidas. Hace dos semanas, 16 países que se hacen llamar a sí mismos Amigos de la Cohesión se reunieron en Portugal para reclamar que se mantengan esas ayudas. Conforman ese grupo España, Portugal y el grueso de los países del Este. "Cualquier recorte en la capacidad de inversión de las regiones de cohesión sería inaceptable” declaraban en un manifiesto final. Italia acudió a la reunión pero no firmó ese documento.
España ve con buenos ojos que se introduzcan esos impuestos… siempre y cuando eso se traduzca en dinero para sus prioridades
Pero las negociaciones no son tan simples. El MFP está repleto de aristas, que pueden determinar el éxito de un país en el resultado final. Por ejemplo, está el lado de los ingresos, donde se prevé que se pueda introducir un nuevo impuesto al plástico no reciclable, que iría a parar directamente a Bruselas. Así como un porcentaje de la recaudación del régimen de comercio de derechos de emisión de la Unión Europea.
España ve con buenos ojos que se introduzcan esos impuestos… siempre y cuando eso se traduzca en dinero para sus prioridades. Pero hay más matices que considerar, y que pueden tener un impacto en los fondos que recibe cada país. Por ejemplo, los métodos de cálculo para recibir fondos de Cohesión o para determinar el porcentaje de la recaudación de IVA que los Estados destinan a financiar la Unión.
Una complejidad que hace que incluso fuentes cercanas a las negociaciones reconozcan que no está claro si España será contribuyente o receptor neto. Es decir, si pondrá más dinero del que reciba o viceversa. "Todo hay que verlo en un conjunto", afirman esas fuentes. "Son vasos comunicantes que condicionan el valor de los elementos que están en ese conjunto, tanto en el lado de los ingresos como de los gastos".
En cualquier caso, Sánchez tendrá en frente a los ‘frugales’, países del norte que quieren mantener el presupuesto en el mínimo: Países Bajos, Suecia, Dinamarca y Austria. Berlín está más cerca de los que quieren limitar la contribución, y a menudo se le considera como parte de ese club.
Así que la clave para que España y sus alianzas variables se lleven las negociaciones a su terreno puede estar en convencer a la canciller alemana, Angela Merkel, de que sea más sensible a las peticiones de los países del sur. Sin Alemania, el resto de frugales se verían en una posición de negociación más débil.
Y en convencerles se prevé que influya mucho la cuestión de los descuentos a su aportación de los que gozaron esos cinco países en el último período 2014-2020 y que quieren mantener. Eso, a pesar que ya no está el Reino Unido, inventor original de estas reducciones. Sobre la mesa puede estar el compromiso de que esos descuentos no se apliquen a los siete años de planificación, sino que solo a una parte -parece que se manejan cinco-, de manera que en la próxima negociación, allá por 2027, sea más fácil eliminarlos.
Lo que está claro es que para llegar a un compromiso, como siempre pasa en la Unión Europea, todos tendrán que ceder un poco. Si Charles Michel ve que ese acuerdo aún está lejos el viernes por la tarde, es posible que dé por cerrado el cónclave y que emplace a los líderes a volver en unas semanas. Si el viernes cree que la fumata blanca es posible, la cumbre podría durar hasta el sábado. Aunque en Bruselas nadie tiene muchas esperanzas en que esto se acabe esta semana.
En definitiva, muchos factores y letra pequeña para unas negociaciones complejas y con multitud de intereses contrapuestos. "Sabemos que cada Estado miembro es especial", ironizaba este miércoles un alto funcionario comunitario. A la vez que reconocía que esos intereses son legítimos, advertía: "Necesitamos realismo".
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