Este artículo se publicó hace 6 años.
Entrevista a Carolina Bescansa"Un rey que interviene en la crisis catalana no puede ser jefe de las Fuerzas Armadas"
Carolina Bescansa (Compostela, 1971), candidata a la secretaría general de Podemos-Galicia, es una de las figuras más beligerantes con Pablo Iglesias dentro de la formación morada.
Santiago De Compostela-
Cuando se filtró desde su canal de Telegram el golpe de timón que preparaba contra Pablo Iglesias, no pocos observadores dieron por clausurado el futuro político de la compostelana en Podemos. Estos días disputa con no pocos apoyos la secretaría general de Podemos-Galicia al candidato ‘oficialista’ Antón Gómez Reino
En uno de tus primeros actos ya como candidata tuviste una reunión con militantes en la que hablaste de caciquismo y corrupción. El eterno caciquismo gallego, aun aquí. ¿Qué se puede hacer?
Contra el caciquismo solo hay una solución: se llama democracia. No es exclusivo de Galicia. También hay en Andalucía. Son las dos zonas endémicas del caciquismo español. Hay que generar más mecanismos de transparencia y persecución de corruptos y corruptores. Auditorías internas, protección del estatuto del testigo. No tenemos un estatuto de protección de testigos. Los interventores de los ayuntamientos, que son los principales testigos de la corrupción, y los que han dado los primeros pasos contra el caciquismo, son los primeros que han sido perseguidos, acusados, expulsados de los pueblos… Los intereses caciquiles, además, detienen la modernización del sistema productivo en los pueblos. Hay familias que llevan gobernando pueblos gallegos más de 150 años.
Se dice que el gallego es permisivo con el caciquismo y la corrupción. A Alberto Núñez Feijóo no le pasaron factura ni sus fotos con el narco Marcial Dorado.
No hay una aceptación
¿Cómo que no? Feijóo ganó las elecciones después del escándalo con un 47,5% de los votos.
No hay que confundir la dimensión de los social con la de lo político institucional. Creer que lo social se vuelca directamente en los sistemas de representación electoral es no entender. Después del 15-M, la movilización destituyente más importante que se ha producido en décadas, el PP obtuvo la mayoría más grande de la historia de la democracia.
En Podemos, siempre se habló de ti como cartel futurible para la presidencia de la Xunta. Sin embargo, no das el paso hasta el cristo del famoso Telegram. Este mismo verano, pasas de estar inscrita en Madrid a hacerlo en Galicia. ¿Tuvo que ver algo aquel enfrentamiento con Pablo Iglesias?
Cada vez que se ha abierto un proceso de asamblea ciudadana en Galicia he recibido montones de llamadas y mails para que presentara candidatura. Antes no era posible. Las responsabilidades orgánicas que tenía en Podemos me lo impedían. Ahora ya no las tengo.
¿Qué puedes aportar de nuevo? Se dice que tu candidatura es continuista. ¿Cuáles son tus planes directores?
Transformación del modelo productivo, transición energética, y consecuente transformación del mercado de trabajo
¿Y de cara al interior del partido?
Lo primero que haremos será una gran conferencia política en diciembre o enero, a la que invitaremos a expertos y expertas de las universidades públicas, de los centros I+D de Galicia, sindicatos y empresas para trabajar sobre estas tres cuestiones fundamentales.
Ya incluso antes del documento filtrado en Telegram, pero más hoy todavía, se te observa como uno de los baluartes de la oposición interna a Pablo Iglesias.
En Vistalegre II ya di un paso al lado por mantener una posición crítica. Renuncié a ir en el equipo de Pablo porque no estaba de acuerdo en asuntos importantes
¿Solo en el tema catalán o en más temas?
En las formas en que planteamos las prioridades de nuestra agenda, qué es lo que colocamos en el centro. Yo creo que Podemos tiene que hablar mucho del proceso de cambio constitucional, que permita abordar la agenda social, territorial, democrática, anti corrupción… Debemos de superar el eje izquierda/derecha. La mayoría social pasa por la impugnación de esa diferencia. Las organizaciones que no mantengan gente con posiciones propias o críticas, se tienen que preocupar.
En Marea, donde estáis coaligados, es ya la segunda fuerza política en Galicia. Pero desbancar a Feijóo pasa, sí o sí, por contar con el apoyo de un PSOE fuerte. Y a los socialistas gallegos se les ve, cada vez más, en descomposición.
Es muy triste lo que vimos en las primarias del PSdeG
Lo pintas muy negro, entonces.
No, porque es falso pensar que las bases electorales que pudiese movilizar el Partido Socialista no se van a sumar a las fuerzas del cambio. Pero no me gusta que las fuerzas del cambio crezcan a partir de la descomposición de los demás, en este caso del PSdeG.
En Galicia tenéis un problema. Podemos es un partido de gran implantación urbana, pero mucho menos asentado en el rural. ¿Estáis trabajando la base en el ámbito rural?
Pones el dedo en un asunto crucial no solo para Podemos, sino para todo el tejido asociativo del país.
Otro grave problema es el mantenimiento del sector primario en Galicia. Los datos son espeluznantes. Perder el campo y el mar es un ataque más a nuestro medio ambiente.
La despoblación rural es un desastre para la sostenibilidad y desde todos los puntos de vista: social, familiar, económico y medioambiental. No activar políticas contra la despoblación es generar males muy difíciles de revertir, y que tienden a convertirse en endémicos.
El sector lácteo vive la competencia evidentemente desleal de las grandes cadenas alimentarias. Los productores de leche están vendiendo por debajo del precio de producción.
A lo mejor no solo tenemos que intentar competir bajando los precios. Quizá haya que pensar en elaborar productos lácteos con los cuales sea más fácil incrementar el valor añadido y los márgenes. No solo hay que competir en la producción primaria si queremos cambiar el modelo productivo. Hay que apostar por la fabricación y la elaboración. Si no competimos por arriba, es muy difícil que podamos sobrevivir en el mercado mundial. Un sector primario como el que nosotros tenemos nunca va a generar empleo de calidad. No nos engañemos.
La enorme focalización política que hay sobre el tema catalán está haciendo bastante daño a Podemos. Sin embargo, en Galicia creo que existe otra sensibilidad respecto a las demandas territoriales. Nosotros, por tener una identidad cultural también diferenciada, una lengua propia…
Por ser una nación –interrumpe
Sí. ¿Somos por eso menos beligerantes y, quizá, hasta la política dialogante del Podemos estatal pueda empujar al alza a la formación en las elecciones gallegas?
El hecho de que se haya intentado solucionar la crisis catalana desde Madrid ha inyectado un nivel de virulencia a la política española incompatible con la cordura. Corresponde a la sociedad catalana resolver su crisis política. Y al resto nos compete solucionar la crisis territorial española.
¿Pero se va a notar menos en Galicia ese castigo a Podemos? Tú sabes un poquito de estas cosas, tengo entendido.
Sí (se ríe). Los problemas de Galicia y el resto de España son de tal gravedad, que no se debe abordar nada desde el punto de vista del cálculo electoral. Sería una falta de responsabilidad. Pero percibimos que la sociedad gallega quiere hoy escribir un punto y aparte en su historia, en términos de dignidad, de identidad y de posicionamiento en el mundo y en el Estado.
Te vas a enfrentar a unos medios informativos gallegos muy beligerantes con vosotros. La demonización de las tres alcaldías del cambio (A Coruña, Santiago, Ferrol) ha sido brutal, a menudo incluso fuera de lo deontológico.
Los niveles de corrupción deontológica de la prensa oficial en Galicia, y de la no oficial, de la que vive de las arcas públicas por vías indirectas, son impresionantes. Los profesionales de la TVG no merecen esos niveles de corrupción, control y manipulación que sufren. Y otros medios, por su dependencia económica de lo público, se han convertido en voceros de las posiciones más duras del Gobierno. Eso se arregla de manera relativamente sencilla: escuchando lo que los profesionales dicen que se debe de hacer. En RTVE ya se está consiguiendo. Cuando ganemos la Xunta de Galicia, daremos los mismo pasos. Lo del resto de medios tampoco es complicado, mediante mecanismos de transparencia en el reparto de publicidad y equidad en las adjudicaciones públicas.
Causó cierto revuelo que dijeras que Felipe VI no debe ser el jefe de las Fuerzas Armadas.
Forma parte de nuestra propuesta de cambio constitucional.
¿Nadie te comentó nada? ¿No hay monárquicos en Podemos?
No –contesta tajante y se ríe-. No creo que hoy el debate entre monarquía y república esté en el centro de las soluciones que la sociedad gallega o española están demandando que abordemos. Pero si no abrimos ese debate, sí debemos de abrir este. Porque un jefe de Estado que interviene activamente en la crisis política catalana, como en otros muchos campos (hablo de empresas, judicatura, corrupción...), no puede ser comandante de las Fuerzas Armadas. Se presta a equívocos.
Y en España, con nuestra Historia, hasta da miedo.
Yo creo que hay que democratizar la figura del jefe o jefa de nuestras Fuerzas Armadas.
Como experta en demoscopia, ¿vas a ganar estas primarias?
Me preocupa mucho que se dé por hecho que voy a ganar, que eso acabe generando confianza ciega entre los inscritos y que la gente se vaya a tomar una cerveza en lugar de participar. Que nadie se confíe.
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