Partido Popular y Vox emplean el caso de Íñigo Errejón para criticar a la izquierda e, incluso, al feminismo. Feijóo ha llegado a decir que la caída de Errejón "se lo debemos a la ley del (solo) sí es sí y a todo lo que ha venido planteando el propio partido que ha muerto por su propia medicina".

En este vídeo, vamos a repasar la hemeroteca de PP y Vox y vamos a hablar de un elemento clave que ha sido criticado por ambas formaciones: el consentimiento.

La historia de Nevenka

Retrocedamos al año 2000. Nevenka Fernández, concejala de Hacienda en Ponferrada, denunció públicamente al alcalde de ese municipio, Ismael Álvarez, del Partido Popular. Álvarez fue condenado por acoso sexual, pero el PP mantuvo su apoyo al edil y defendió su gestión hasta el último momento.

El expresidente del PP, José María Aznar, guardó un silencio cómplice respecto al alcalde de Ponferrada tras la denuncia de la joven concejala.

La fundación que preside Aznar, la fundación FAES, es capaz de hablar del caso Errejón y decir que "la izquierda actual está en decadencia y rodeada de hipocresía". En un artículo titulado La superioridad venal de la izquierda, se señala lo siguiente: "Si se repasan las vergüenzas de la coalición escandalosa que nos gobierna, es difícil no cuestionar los baremos éticos de la mayoría parlamentaria que la sustenta, sin dejar por eso de admirar el tamaño de sus tragaderas".

Ismael Álvarez, finalmente, se vio obligado a renunciar cuando se dictó sentencia. Nevenka, por su parte, tuvo que marcharse de España ante el rechazo de una sociedad y unos medios que hablaban de "disputa sentimental" y que ponían en duda su testimonio.

La presentadora Ana Rosa Quintana no solo quitó credibilidad al relato de la víctima, sino que puso la responsabilidad en ella en lugar de en el agresor: "Una chica que es licenciada, que tiene un máster, que es concejala de Hacienda, que tiene una solvencia cultural... ¿cómo se deja ser acosada y cómo tarda tanto en denunciar?".

Tampoco el PP ha buscado algún tipo de reparación en la actualidad, todo lo contrario. Los populares han impedido que se rodara en Ponferrada una película sobre la historia de la exconcejala.

Carlos Flores Juberías

Más reciente es el caso de Carlos Flores Juberías, actual diputado de Vox. Este político fue condenado en 2002 por violencia psíquica habitual hacia su ya expareja. Algo que hacía delante de sus hijos. El representante ultra llegó a proferir insultos como "loca", "imbécil", "puta".

No obstante, obtuvo su actual escaño en el Congreso gracias al respaldo de su partido. Pero ¿qué hizo el Partido Popular, que ahora colabora estrechamente con Vox? Feijóo llegó a calificar la actitud de Juberías de "un divorcio duro".

El PP exigió que Flores Juberías no participara en el Gobierno valenciano liderado por Carlos Mazón. Vox lo apartó, pero lo colocó de cabeza de lista al Congreso por València. Gracias a eso, hoy en día es diputado y ningún dirigente del PP ha mostrado incomodidad por su presencia en el Congreso ni ha lanzado ningún reproche al partido por este asunto.

La postura ante Plácido Domingo

Fue llamativo cómo el PP trató el caso de Plácido Domingo, acusado por decenas de mujeres de acoso sexual. Lejos del reproche, José Luis Martínez Almeida, antiguo portavoz del PP y actual alcalde de Madrid, definió al tenor como "una gloria de la cultura española" a la que la izquierda "le quita los reconocimientos".

Tras el estallido del escándalo sobre Íñigo Errejón, el regidor ha enarbolado un discurso por las víctimas de violencia machista del exportavoz de Sumar. "Aquí la víctima no es Rita Maestre; aquí las víctimas son las de Íñigo Errejón, es más importante preservar a quienes sufrieron los abusos de Errejón, no a quienes le encubrieron", sostuvo en rueda de prensa. 

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, hizo algo parecido cuando se conoció la información sobre Plácido Domingo y se unió a los elogios, sin cuestionarle por las acusaciones que pesaban sobre el cantante.

"El más grande", escribió en su cuenta de Twitter (ahora, X). Ayuso reaccionó de esta forma, compartiendo una portada de ABC que trataba de blanquear al personaje. Feijóo, en esta ocasión, lanza mensajes destinados a "arropar" a las mujeres víctimas de acoso y agresiones sexuales.

El consentimiento tras el 'solo sí es sí'

El PP ha cargado día sí y día también contra la ley del solo sí es sí. Esta norma impulsada por Irene Montero puso en el centro el consentimiento. Y estableció mecanismos de defensa ante la violencia machista aunque la víctima no lo denuncie ante un tribunal.

La ley del solo sí es sí fue criticada por la reducción de penas que algunos jueces llevaron a cabo tras la redefinición de abuso y agresión sexual. En lugar de considerarse delitos distintos, se unificaron bajo el término de agresión sexual.

El PP lanzó una campaña a bocajarro contra la ley y desplegó un discurso punitivista, echando por tierra los mecanismos de prevención y protección que la norma supuso e, incluso, ridiculizando el consentimiento. "Una duda, ¿de verdad van diciendo ustedes sí, sí, sí hasta el final?", bromeó Cayetana Álvarez de Toledo frente a Irene Montero en un debate de RTVE. 

El PP ahora se posiciona en defensa de las víctimas de agresión sexual que han acusado a Errejón. Víctimas que son víctimas, precisamente, por eso, por no haber consentimiento.

Los protocolos ante el acoso machista

Desde agosto de este año, la ley de Paridad obliga a todos los partidos a tener un protocolo contra la violencia machista. Este protocolo debe aplicarse a todos los afiliados, o incluso a quienes, sin ser militantes, tengan cargos de representación.

Tras la solicitud de Público, el PP ha enviado su protocolo para estos casos. El documento recoge el acoso moral, que es aquel relacionado con la violencia psicológica que atenta contra la dignidad o integridad física o psíquica de una persona.

A pesar de los protocolos, el caso Errejón evidencia la falta de una actuación eficaz de los partidos políticos ante comportamientos machistas dentro de sus organizaciones. También revela que el PP –por supuesto, Vox– tiene pocas lecciones que dar, de momento, en este sentido.