Que Sumar iba camino de dejar de ser el espacio que aglutinaba y daba orientación política al conjunto de formaciones de la izquierda alternativa (a excepción de Podemos) era algo prácticamente incuestionable en este espacio ideológico.

La condición de posibilidad del liderazgo en estos casos se da cuando todos los actores asumen este rol, y la dimisión de Yolanda Díaz de sus cargos orgánicos en Movimiento Sumar tras el fracaso de la coalición en las elecciones europeas había comenzado a cambiar el escenario.

Desde entonces, los diferentes actores dejaron de asumir este liderazgo, y formaciones como Izquierda Unida pidieron abiertamente una reorganización para implementar "mecanismos democráticos" que dotaran de horizontalidad a un espacio que desde su fundación se había desarrollado al calor de la figura de la vicepresidenta segunda del Gobierno.

El denominado caso Errejón ha precipitado este proceso por el que Sumar como "frente amplio" de las izquierdas pasa a la historia para dejar sitio a un nuevo escenario de horizonte incierto. 

El ejemplo más concreto de esta agilización del proceso se ha dado en el grupo parlamentario del Congreso. El vacío en la portavocía de Sumar en la Cámara Baja que deja la dimisión de Errejón no se ha saldado con la sustitución de una figura por otra (como se planteaba en un primer momento), sino que todos los partidos han asumido la necesidad de reorganizar el grupo en su conjunto.

El cambio en el grupo que precede al cambio en el espacio

De esta manera, no sólo se designará a una nueva portavoz (que en principio será una diputada), sino que se revisarán y, previsiblemente, se rotarán otros cargos de Sumar tanto de las comisiones y de los distintos órganos del Congreso como de la denominada dirección del grupo.

Esta reorganización, que parte inicialmente de una petición del coordinador federal de IU, Antonio Maíllo, apenas encontró resistencias en la reunión que el grupo celebró el pasado lunes para abordar por vez primera el caso Errejón a nivel parlamentario.

Pero los cambios no se quedarán ahí; la Coordinadora Federal de IU ha aprobado recientemente un documento en el que demanda implementar estos "mecanismos democráticos" y un nuevo método en todo el espacio político, para hacerlo más horizontal y reequilibrar el peso de cada partido político.

La crisis que ha abierto el escándalo de Íñigo Errejón ha impactado en toda la coalición, pero, sin duda, los partidos más tocados han sido Movimiento Sumar y Más Madrid. En el caso de los de Díaz, ésta era la formación a la que pertenecía el exdirigente en la actualidad, y fue la vicepresidenta y su núcleo duro el que optaron por darle la portavocía del grupo en el Congreso.

En el caso de la formación madrileña, Errejón fue su fundador, y fue Más Madrid el que le introdujo en las listas electorales de Sumar en la negociación entre los de Díaz y los de Mónica García para el 23J. 

Con estos partidos en una situación clara de debilidad (en un espacio debilitado en su totalidad por este caso), parece prácticamente imposible recuperar la idea del Sumar original. Movimiento Sumar, por ejemplo, iba a celebrar una asamblea en diciembre para tratar de recomponerse tras la dimisión de Díaz de sus cargos orgánicos, con el objetivo de dotarse de una hoja de ruta que le diera un papel en la reorganización de la izquierda alternativa.

El caso Errejón ha provocado que el partido aplace esta asamblea, que de momento no tiene fecha. En noviembre, Izquierda Unida celebrará el primer acto de Convocatoria por la Democracia, el foro en el que los de Maíllo quieren trazar una hoja de ruta para abordar el futuro de la izquierda y cómo ésta hace frente a los retos actuales más urgentes, como el ascenso de la ultraderecha.

Sumar como espacio aglutinador de las izquierdas tuvo su hito fundacional el 23J, cuando sus resultados electorales le permitieron mantener viva la posibilidad de reeditar un Gobierno progresista con el PSOE que evitara un Ejecutivo de Feijóo y Abascal. La última gota que rebosó el colmado vaso del proyecto está inevitablemente ligada al caso Errejón. El nuevo escenario que se abre para este espacio es, a día de hoy, una incógnita.