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Tatuajes y rastas A la Guardia Civil no le gustan las rastas

Quiere que los agentes varones lleven peinados cortos y las mujeres, recogidos, con ambos lados de la cara despejados

Agentes de la Guardia Civil en un cuartel. EFE

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Ni rastas, ni trasquilones, ni zonas de la cabeza rasuradas y otras con pelo. La Guardia Civil quiere que sus agentes lleven peinados cortos y clásicos, en el caso de los hombres, y recogidos, con los lados de la cara despejados, en el de las mujeres.

Esas son algunas de las normas de "policía personal y aspecto físico" contenidas en el borrador de orden general que la Dirección General de la Guardia Civil quiere aprobar y que ha hecho que las asociaciones representativas anuncien que recurrirán a la vía judicial.

La orden busca fomentar la imagen de neutralidad de la Guardia Civil a partir de una serie de normas sobre el aspecto físico y de su trato con la ciudadanía.

La anterior dirección ya presentó un borrador que generó mucha polémica, por lo que la nueva convocó a las asociaciones a un grupo de trabajo. Sin embargo, el borrador que les enseñaron ayer y que se pretende aprobar es "incluso más restrictivo" que en versiones anteriores. Fernando Grande-Marlaska, ministro del Interior, ya ha pedido a la Dirección General que lo retire.

Las normas afectan al comportamiento con la ciudadanía, pero también al cabello, al bigote y a la barba, a las uñas, al maquillaje, a los accesorios, a los pendientes y perforaciones y, por supuesto, a los polémicos tatuajes.

Estos quedan prohibidos si son ofensivos y deben quedar ocultos si no lo son. En el primer caso, se da un plazo de tres meses para eliminarlos de forma permanente. El mismo plazo se da a quienes tengan tatuajes para informar de ellos en una declaración jurada.

El cabello "estará siempre aseado y peinado" y el color debe ser natural o de un tinte acorde al tono natural. El corte en los hombres debe ser clásico, con las orejas descubiertas y por encima del borde del cuello del uniforme. Se permite el rasurado completo.

Pero quedan prohibidos "en todo caso" los cortes y peinados irregulares, como "escalones, trasquilones o zonas de la cabeza completamente rasuradas y otras con cabello largo". También los peinados "tipo rasta" o con "pequeñas trenzas tipo étnico".

Las patillas tendrán corte horizontal, simétrico, nunca por debajo de la altura media de la oreja y su anchura y espesor será el de el cabello de la sien.

En el caso de las mujeres, el pelo debe permitir colocar la prenda de cabeza y despejados los lados de la cara. Si cae por debajo del cuello del uniforme, habrá de ir recogido "en forma de moño, rodete, coleta o trenza" sin superar la línea de los omóplatos. "Se autorizan las mechas o reflejos en tonos similares al color base", dice el borrador.

Los bigotes serán del color natural, nunca por debajo de la comisura de los labios ni unidos a las patillas. Las barbas, completas e incluirán el bigote, recortadas, con un máximo de tres centímetros de espesor y nunca por debajo de la nuez.

Quien quiera dejarse barba, bigote o perilla debe hacerlo en períodos en los que no preste servicio.

Los hombres deben llevar las uñas cortas y del color natural; las mujeres con una longitud máxima de tres milímetros y con esmalte transparente "o similar al color de los labios".

El maquillaje de las mujeres no podrá destacar, si bien se autorizan tonalidades suaves y lápiz de ojos exclusivamente en el contorno. En los hombres, solo se permite bajo prescripción médica.

Los accesorios con carácter reivindicativo o discriminatorio estarán prohibidos, así como los que entorpezcan el trabajo. Se podrán usar dos anillos que no sean ostentosos, pendientes (solo mujeres), gafas y una esclava o pulsera que no cuelgue.

Quedan prohibidas las "argollas, espigas, inserciones, pegatinas, perforaciones microdermales o subcutáneas, automutilaciones, dilataciones y similares".

La orden regula el trato con la ciudadanía y el comportamiento de los miembros del cuerpo. Entre otras medidas, señala que en el tiempo de servicio solo se podrá fumar en el período de pausa y sin comprometer la imagen ni la seguridad. El chicle y otros alimentos quedan limitados también a los períodos de pausa.

A las asociaciones de guardias civiles les ha molestado que la Dirección General les presentase este borrador en lugar de abrir un proceso de diálogo, pues entienden que "está todo el pescado vendido".

Por ello, han anunciado que, de no retirarse, recurrirán a la vía judicial para evitar que se afecten los derechos fundamentales y libertades públicas de los guardias civiles.

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