Este artículo se publicó hace 2 años.
Puigdemont y Sànchez se despiden de la dirección de JxCat con duras críticas al Estado que "castiga" a Catalunya
El partido celebra su segundo Congreso Nacional en Argelers, en la Catalunya Nord, donde relevará a los principales cargos, que serán asumidos por Laura Borràs y Jordi Turull. El presidente y el secretario general saliente denuncian el ataque a la lengua, la falta de diálogo y el déficit de inversiones del Estado y apuntan horizontes divergentes sobre el rol de JxCat en las instituciones.
Emma Pons Valls
Argelers (Catalunya Nord)-Actualizado a
Junts per Catalunya (JxCat) cierra una etapa este sábado después de dos años de su fundación. Con el segundo Congreso Nacional -el primero presencial debido a la pandemia-, la actual dirección, encabezada por el presidente, Carles Puigdemont, y el secretario general, Jordi Sànchez, se despide y deja paso a Laura Borràs y Jordi Turull, que asumirán los respectivos cargos esta tarde.
El Congreso tiene lugar este sábado en Argelers, en la Catalunya Nord, para facilitar la asistencia del propio Puigdemont y también de los exconsellers Toni Comín y Lluís Puig, todos exiliados en Bélgica. Se trata de una localización simbólica por ser el lugar en el que miles de exiliados republicanos catalanes malvivieron durante y después de la Guerra Civil, una conexión no obviada durante los discursos de ambos dirigentes.
Puigdemont: "El Estado nos castiga porque mantuvimos la mayoría independentista"
El principal tema que ha centrado las intervenciones del presidente y el secretario general saliente han sido las duras críticas al Estado, que consideran que "castiga" a Catalunya por el independentismo y lo hace en forma de ataques a la lengua, con la represión, la falta de diálogo y también el déficit de inversión. También ha habido crítica subliminal a las relaciones que mantiene ERC con el Gobierno. Sànchez ha tildado el intento de dialogar con el Estado de "humillación continuada y permanente" y ha afirmado que, como ya había advertido la formación, "no hay ninguna posibilidad de diálogo".
Las relaciones con el Gobierno, muy deterioradas a raíz del escándalo del espionaje con Pegasus, es uno de los grandes temas que tendrá que afrontar la nueva dirección. Puigdemont ha hecho un discurso muy duro y ha dicho que "cualquier gobierno español miente e incumple" y considera a los catalanes "ciudadanos de segunda o de tercera". "Nos castiga a los catalanes porque mantuvimos la mayoría independentista", remachó, y dijo que lo hace para ayudar a sus adversarios políticos y "hacer campaña de forma sucia" para el PSC.
Sànchez también ha apuntado a la idea del castigo y ha dicho que lo hace para impedir la autodeterminación de Catalunya. En cuanto a la lengua y en plena carrera contrarreloj del Govern para cerrar la respuesta política a la sentencia del 25% de castellano, Puigdemont ha señalado que hay un "acoso" hacia los catalanohablantes como "en los peores tiempos". "Quieren reducir el catalán a un habla doméstica para que no sea lo que es, una lengua de Estado", ha señalado Puigdemont.
Diferentes visiones sobre el papel en las instituciones
El nuevo tándem afronta otro gran tema, que es el papel del partido en el govern de la Generalitat y donde ha habido discordancia entre Puigdemont y Sànchez en la definición de los caminos a seguir. "El partido no puede abandonar el trabajo institucional", ha sostenido Sànchez, quien ha remarcado que esto debe combinarse con el impulso de las movilizaciones en la calle para volver a "tener a tocar" a la independencia. Asimismo, ha dicho, hay que trabajar desde todas las instituciones, empezando por los ayuntamientos, para "comprometer al conjunto del país" en el proyecto independentista. Las municipales del próximo año serán una prueba de fuego para la consolidación del partido.
El partido está llevando a cabo una auditoría del acuerdo de gobierno con ERC
Puigdemont, por el contrario, ha pedido a los nuevos dirigentes que se aseguren que Junts sigue siendo "el mismo proyecto" por el que fue fundado hace apenas dos años, y que "en medio de tantas confusiones y renuncias" no pierda la identidad: "En JxCat hay que poder reconocernos, estemos en el Govern o en la oposición como herramienta política", ha afirmado.
La presencia o no de JxCat en el Govern es una de las cuestiones que divide a los diferentes sectores del partido, que finalmente consiguieron una candidatura unitaria por la nueva dirección con el acuerdo entre la presidenta del Parlament, Laura Borràs, y el exconseller Jordi Turull. Ambos representan a sectores diferentes del partido, con el de Turull claramente apostando por mantener presencia en las instituciones mientras que el de Borràs flirtea con ejercer una oposición con mensajes incendiarios.
Precisamente, para suscribir el acuerdo de la candidatura conjunta, Borràs quiso asegurarse de que se sometería a una auditoría a los acuerdos de gobierno en la Generalitat -con ERC-, así como en la Diputació -con el PSC.
Estos dos años del partido han estado marcados por la pandemia y también por la represión, con los dos principales dirigentes en prisión y en el exilio. En pocas semanas se cumplirá un año de los indultos, momento en el que Sánchez pudo adoptar un rol más destacado al frente del partido. El secretario general ha dicho que en este tiempo JxCat ha conseguido situarse entre las tres primeras fuerzas políticas en Catalunya y ha apuntado que se disputa la hegemonía independentista, aunque de facto la perdió en las pasadas elecciones del 14F frente a ERC a pesar de unos resultados muy ajustados.
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