El mamotreto de Añaza: la demolición con dinero público de un símbolo de la especulación en Canarias
El coste del derribo asciende a 2,5 millones de euros. Las asociaciones han denunciado durante años la inacción del Ayuntamiento ante un edificio que supone un "atentado ambiental y paisajístico".

Madrid-
Los vecinos de Acorán (barrio de Santa Cruz de Tenerife) llevan viendo una estructura inacabada, de 2.350 metros cuadrados en planta, durante 50 años. El pasado mes de enero, el Gobierno de Canarias anunciaba la concesión de 2,5 millones de euros para llevar a cabo su demolición. Este hotel, perteneciente a los planes de un proyecto privado cuyos promotores se esfumaron, ha generado numerosos problemas que ahora la ciudadanía tendrá que pagar.
El mamotreto de Añaza, compuesto de 22 plantas en forma de “Y”, se empezó a edificar cuando la comunidad de propietarios Santa María de la Cruz, una entidad empresarial constituida por dos sociedades alemanas, obtuvo la licencia en 1974. La idea inicial era la construcción de 741 apartamentos que gozaran de vistas privilegiadas al Atlántico. Esa es la razón por la que el edificio se encuentra tan próximo al mar. Su ubicación tiene relación con la cercanía al Aeropuerto de Tenerife Norte, el único existente en la isla en aquella época. Eustaquio Villalba, portavoz de ATAN (Asociación Tinerfeña de Amigos por la Naturaleza), declaraba a Público que “no tenía sentido un hotel de esas características después de la construcción del Aeropuerto de Tenerife Sur, y eso explica el posterior abandono de los promotores alemanes”. No obstante, la razón por la que estos se desentendieron del aparthotel sigue siendo un misterio.
La construcción del edificio se realizó de acuerdo a las leyes vigentes de la etapa franquista. En ellas, no se estableció un plazo para la finalización de las obras, quedando paralizadas en 1975. Villalba destaca la dejadez de las administraciones públicas respecto al mamotreto: “Durante la etapa democrática, el Ayuntamiento no se interesó en lo que ocurría con este hotel hasta que la licencia dejó de tener validez administrativa. Fue entonces cuando se preocuparon en buscar a sus antiguos propietarios para que lo derribaran”. La concejala de Gobierno del Área de Planificación del Territorio, Zaida González, explicó a este medio que “ninguna de las empresas resultan localizables, siendo infructuosas las notificaciones enviadas por correo electrónico”. El Ayuntamiento ha decidido demoler la estructura por su degradación. Los riesgos tienen que ver con la caída de cascotes (bloques de hormigón destruidos), roturas en las bovedillas de los techos, y la ausencia de peldaños y barandillas en las escaleras. Se trata de un punto en el que se acumulan escombros y basura. Además, los tubos de fibrocemento disgregados representan un peligro porque contienen fibras de amianto.
El esqueleto de Acorán ha sido protagonista de múltiples incidentes. En 2017 los vecinos reclamaban un vallado que impidiese el libre acceso al hotel, que fue instalado con posterioridad. La petición tenía que ver con episodios de peligro en el inmueble. Durante el 2020, un grupo de personas accedió al edificio para hacer volar un dron y lanzar bengalas. En 2021 aparecieron ocho chabolas junto a la estructura. Al año siguiente, la Policía tuvo que hacer una intervención porque una mujer amenazaba con tirarse desde la decimotercera planta. El historial del hotel refleja la inseguridad del mismo. Miriam Machado, doctora en Ingeniería de Minas cuya empresa fue la adjudicataria en el concurso de la GMU de Santa Cruz de la redacción y valoración del proyecto de demolición con material explosivo, contaba a Público que “el sitio está muy en ruinas y que tiene un deterioro enorme de los pisos”. De hecho, expresa que la verdadera complejidad del proceso de demolición está en la preparación del edificio para introducir los explosivos. Para ello, “se necesitan empresas cualificadas que trabajen en alturas donde el suelo no sirve”. Desde el mes de enero, la Gerencia Municipal de Urbanismo cuenta con un plazo de 36 meses para demolerlo.
Un modelo perjudicial para los canarios
Jorge Hernández, vecino de Acorán, declaraba con indignación que “en Canarias siempre pagan los mismos”. “Ahora se va a tener que emplear dinero público para subsanar el error de unos particulares. Un dinero que se podría utilizar para llevar a cabo políticas sociales”. A día de hoy, el estado decadente del inmueble requiere la intervención de unas administraciones que en su momento no actuaron. Eustaquio Villalba, miembro de la Asociación Tinerfeña de Amigos por la Naturaleza, sostiene que “se trata de una situación de peligro, aparte de un atentado ambiental y paisajístico”. Insiste en que el derribo del edificio tendrá un efecto positivo. “Si se lleva a cabo un proyecto de renaturalización, por lo menos se podrían recuperar las características de la zona baja de la isla, que hoy prácticamente han desaparecido por la urbanización masiva del litoral”. Zaida González (PP) asegura que los planes que el Ayuntamiento tiene para la parcela son de recuperación paisajística y ambiental de la zona. Asimismo, la experta Miriam Machado dice que “los materiales de la construcción serán reutilizados”.
El mamotreto de Añaza simboliza el modelo de desarrollo turístico por el que apostó Franco: sol, playa, construcción descontrolada y atracción de inversión extranjera. No obstante, este no ha desaparecido con la muerte del dictador, sino que continúa siendo la línea a seguir en la actualidad. El portavoz de ATAN insiste en que hay que cambiar de modelo económico: “Basta un cambio de coyuntura para que los promotores privados de repente desaparezcan y nos dejen con montones de edificios inacabados, como ya ocurrió en la crisis de 2008. En la manifestación del 20A quedó muy claro que Canarias tiene un límite. No podemos seguir urbanizando nuestros espacios naturales, ni utilizarlos para el recreo de los visitantes”. Jorge Hernández explica que no se están sentando las bases para que este modelo cambie y pone como ejemplo reciente el proyecto de Cuna del Alma. “Hay unos yacimientos importantes aborígenes en toda esta costa. Podrían haber hecho cualquier parque para que vinieran a visitar grabados, pero no les interesa mostrar nuestra historia y cultura. El pueblo canario cada vez tiene menos identidad”.
El hotel abandonado de Añaza representa la falta de planificación y control en el desarrollo urbanístico de Canarias, la priorización de los intereses privados frente a los de la ciudadanía. Este, junto con el proyecto de Cuna del Alma y el hotel de la Tejita, muestran cómo las autoridades locales se han desentendido históricamente de zonas de alto valor natural y científico. Ni en la etapa franquista, ni en la democrática, se han establecido límites. Se va a llevar a cabo la demolición del mamotreto de Añaza, pero el sistema de deterioro ambiental y especulativo sigue vigente.
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