Laia Estrada, la CUP de la honda y el abrazo
La candidata de la izquierda independentista, surgida del activismo social y el sindicalismo, representa un retorno a los orígenes más firmes y orgánicos en un momento de redefinición de la línea política de la organización.
David Marín
Barcelona-Actualizado a
Con Laia Estrada al frente, los militantes de la CUP han apostado por un cartel que remarca su línea ideológica más dura y contundente en tiempos electoralmente difíciles. Ante el mal tiempo, retorno a la esencia y a la propia identidad.
La CUP nació como un movimiento municipalista con unos cimientos ideológicos firmes que tenía como objetivo sublevar la política catalana desde bajo. Unos Davids venidos a parar los pies a los todopoderosos Goliats. El procés hizo mover posiciones y alianzas a todo el mundo, y a la CUP la llevó a abrazar, pactar, investir e incluso enviar a la papelera de la historia a unos cuántos Goliats. Laia Estrada representa volver al marco anterior. La honda y la piedra. La ruptura y la desobediencia. El desvalido, de nuevo, haciendo frente al poderoso.
La CUP nació como un movimiento municipalista con unos cimientos ideológicos firmes
Laia Estrada, por lo tanto, es toda una declaración de intenciones para unas elecciones dónde, presumiblemente, gane quien gane tendrá que ir a buscar múltiples apoyos y la CUP podría ser tentada para repetir acuerdo de investidura de una coalición independentista o bien apoyar a una coalición de izquierdas: según como funcionen las matemáticas postelectorales, el concurso de los cuperos podría ser necesario.
Parece difícil que esta vez la CUP vuelva a dar un primer empujoncito a un gobierno de Junts y ERC si no hay un programa real de ruptura sobre la mesa; ni que lo haga tampoco para investir un tripartito de socialistas y republicanos, por muy de izquierdas que este hipotético artefacto gubernamental lleve escrito en la etiqueta.
En 2015, la CUP inauguró el concepto "cobrar por avanzado" con la cabeza de Artur Mas, de quien no olvidaban su orgullo recortador en épocas de austeridad presupuestaria. Aquello podría ser un juego de niños con el que se pueden encontrar los otros partidos independentistas en una nueva negociación de investidura.
Laia Estrada representa volver al marco anterior. La honda y la piedra. La ruptura y la desobediencia
Nació en Tarragona en 1982 y fue ella quien reclamó a la Oficina Antifrau de Catalunya investigar posibles irregularidades en los contratos de compraventa de los terrenos del Hard Rock y quien defendió en el Parlament la moción para parar este macrocomplejo de ocio.
Y el Hard Rock, como un artefacto con temporizador, ha estado finalmente la excusa que ha hecho estallar la legislatura en un momento en que la CUP se encuentra a medio debate sobre cómo orientar su futuro. Quizás por eso esta vez no se han buscado figuras independientes al frente, sino que se ha ido al núcleo de la militancia con una integrante de Endavant como Estrada.
Movilización contra los recortes
De las dos almas que mueven la organización cupera, siempre en un péndulo entre la más izquierdista y la más independentista, Estrada proviene de la primera. Sus padres son sindicalistas de la vía más firme y contundente. José Estrada Cruz, trabajador del metal, militó en el PSUC y en el Partit dels Comunistes de Catalunya (PCC) y fue uno de los dirigentes históricos de CCOO en Tarragona, de donde marchó para buscar más compromiso revolucionario y marxista en la CGT y, finalmente, afiliarse y colaborar en Comisiones de Base (Co.bas). Marisa Cañón su madre, es enfermera y miembro del colectivo Sanitàries en Lluita, uno de los grupos más reivindicativos del sector de la sanidad.
Los padres de Laia Estrada son sindicalistas de la vía más firme y contundente
Fue precisamente en las protestas contra los recortes de Artur Mas en el sector público y, especialmente, el de la sanidad, donde una joven Laia Estrada empezó el activismo político y social. Se licenció en Ciencias Ambientales en la Universitat de Girona, y trabajó durante ocho años en Tarragona en un centro dedicado a adolescentes en riesgo de exclusión social.
Hasta que en 2015 entró como concejal en Tarragona. Allá, el grupo municipal de la CUP hizo una tarea clave de oposición ingente. El Goliat era entonces el alcalde socialista, Josep Fèlix Ballesteros, que acabó investigado por el caso Inipro, destapado por el grupo de Estrada.
Y, de nuevo, de la honda al abrazo. En las elecciones del 2021 la CUP de Tarragona pactó la investidura y entró en el gobierno de la ciudad con un acuerdo con ERC y Junts. La firme y dura Laia Estrada también se remangó para dialogar con el rival, intercambiar posiciones y lograr un acuerdo de gobierno.
Esta vez, en el Parlament, la CUP tendrá al frente una capitana de la línea más dura y estricta. Pero, justamente por eso, los otros grupos pueden verlo con optimismo: tal como se encuentra la CUP, el sector duro no seguiría un acuerdo planteado por el sector más posibilista.
En cambio, si es el sector duro el que negocia y llega a compromisos es posible que toda la organización los pueda seguir. Como en el mundo sindical, un mundo que Laia Estrada conoce muy bien, es desde las posiciones de partida más duras y firmes cuando se construyen los mejores acuerdos.
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