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Iglesias y Montero relatan en el juicio que sintieron miedo ante su acosador: "Podía llegar a hacer cualquier cosa"

El ultra Miguel Ángel Frontera se enfrenta a una petición de la Fiscalía de tres años de cárcel por acosar e injuriar durante meses en su casa de Galapagar al entonces vicepresidente del Gobierno y a la ministra de Igualdad.

Pablo Iglesias e Irene Montero
El exvicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias, y la candidata de Podemos a las elecciones europeas, Irene Montero, a su llegada para declarar en el Juzgado de lo Penal nº 14 de Madrid. Alberto Ortega / EUROPA PRESS

El exvicepresidente Pablo Iglesias y la exministra Irene Montero han relatado este lunes en el juicio que se celebra contra Miguel Ángel Frontera, juzgado por acosarles e injuriarles en su casa de Galapagar (Madrid) durante meses en 2020, que se sintieron acosados y tuvieron miedo. Frontera se presentó en la vivienda de Iglesias y Montero en varias ocasiones, grabó la vivienda y les insultó, por lo que llegaron a creer que "podía llegar a hacer cualquier cosa" e incluso atentar contra ellos.

El acusado ha sostenido que no tenía intención de amenazarles ni acosarles, sino que acudió en varias ocasiones a la vivienda en 2020, junto a otras personas, en lo que era "una protesta política en plan mofa, en plan burla por las contradicciones del señor Iglesias", ya que éste había defendido que se hicieran caceroladas y escraches a personas como el rey.

Frontera se enfrenta a una petición de la Fiscalía de tres años de cárcel por dos delitos continuados de injurias graves con publicidad, un delito de acoso y un delito de descubrimiento de secretos, y dos multas por valor total de 13.800 euros.

La Fiscalía también solicita que no se acerque a los afectados durante dos años.

El juicio comenzó este lunes por la mañana tras un breve altercado en la puertas de los juzgados en Madrid: varias personas han increpado e insultado a Montero e Iglesias, llamándoles "miserables" o "asquerosos", mientras la exministra y candidata a las elecciones europeas los ha tachado de "acosadores fascistas".

Ya en el juicio, Pablo Iglesias, que al igual que Irene Montero, ha contestado a las preguntas de todas las partes, ha explicado que el acusado es una persona destacada de la extrema derecha que acudió en numerosas ocasiones a su vivienda durante siete meses de 2020, en plena pandemia, cuando tanto él como su pareja tenían responsabilidades de Gobierno y no podían coger una baja laboral.

Ha explicado que la actitud del acusado les causó estrés, miedo, y les obligó a cambiar sus hábitos.

Según Iglesias, su familia vivió "una situación angustiosa y desagradable" porque muchas personas se concentraban frente a su casa por las tardes. Iglesias también ha relatado cómo el acusado instigaba esas protestas y llegó a subirse a una piedra y grabó el interior del recinto, y de hecho él le grabó porque le vio.

Ha relatado que el día de su cumpleaños Frontera logró acercarse y llamarle "hijo de puta" delante de sus hijos.

Iglesias ha precisado que al hablar con el jefe de sus escoltas, un servicio que tenían por ser miembros del Gobierno, les explicó que no tenían que temer que se tratara de un grupo organizado, pero sí de "un loco" que, dada su conducta y su "pasión", podría llegar a perpetrar una agresión física contra ellos, incluso un "atentado".

Esta actitud les obligó a cambiar sus rutinas personales y también laborales y les causó miedo, como también ha explicado Irene Montero, quien ha relatado que sufrieron "un estado de estrés y nervios permanente" ya que cada día el acusado "daba un paso más" o "cruzaba una línea roja más". "Era evidente que podía llegar a hacer cualquier cosa", ha aseverado Montero.

Por su parte, Frontera ha sostenido que no organizó las caceroladas ni era su instigador, ya que él se incorporó cuando se hacían frente a la casa de los políticos desde hacía dos meses, y que el motivo de las mismas fue que Pablo Iglesias "había pedido que se hiciera una cacerolada contra el rey" y por lo tanto querían poner de relieve su "hipocresía".

El acusado también ha negado que llamara "hijo de puta" a Iglesias, y ha destacado que, a la vez que él y otras personas se manifestaban en contra de Iglesias y Montero, también había muchas personas que lo hacían a favor de los políticos, que también ponían música muy alta y les insultaban a ellos. "El que ha recibido un acoso mediático he sido yo", ha sostenido el acusado.

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