Este artículo se publicó hace 2 años.
Hablan jueces y juezas que probaron la política: "Se paga un peaje, al regresar los compañeros te miran con recelo"
Una treintena de miembros de la carrera judicial y fiscal han ocupado escaños, ministerios y otros altos cargos en los diferentes gobiernos de la democracia. ¿Cómo es su relación con la disciplina de voto? ¿Quedan marcados cuando regresan a los tribunales? 'Público' ha hablado con varios magistrados que fueron parlamentarios. Esta es su experiencia.
Madrid--Actualizado a
Durante once años, el magistrado Arcadio Díaz Tejera fue senador del PSOE (2004-2015). En la actualidad está al frente del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria 3 de Gran Canaria. También fue Diputado del Común [Defensor del Pueblo de Canarias] entre 1991 y 1996. Pronto cumplirá 69 años y planea seguir ejerciendo como juez hasta los 72 [edad de la jubilación forzada en la carrera judicial]. "Doy las gracias por la experiencia que viví siendo senador. Creo que cuántas más fuentes de conocimiento tenga un juez, mejor, y la experiencia es una fuente de conocimiento. Pero entre senador y juez, me quedo con mi profesión de juez, es muy gratificante amparar a las víctimas", afirma Díaz Tejera a Público.
Como Díaz Tejera, otra treintena de jueces, juezas y fiscales han ocupado escaños y carteras ministeriales a lo largo de la democracia española. Incluso algunos de esos jueces han protagonizado continuos trasvases desde la judicatura a la política, como el magistrado Fernando de la Rosa, actual senador del PP, con carné de Alianza Popular (germen del Partido Popular) desde sus tiempos de estudiante de derecho. A partir de 2003 ocupó cargos en la Generalitat Valenciana hasta que el presidente Francisco Camps, su declarado amigo personal, le nombró conseller de Justicia. Fue vocal del CGPJ y alcanzó la presidencia de la Audiencia Provincia de València, un nombramiento muy polémico por sus vínculos con el PP.
Casos concretos aparte, el derecho de los jueces y juezas a participar en la vida pública, a ser cargos electos o a desempeñar puestos en la Administración parece ponerse en entredicho cada vez que surge una polémica por determinados nombramientos, como ocurre ahora a raíz de la elección del Gobierno de su exministro de Justicia, el juez Juan Carlos Campo, para ser magistrado del Tribunal Constitucional (TC). "Yo nunca me escandalicé de que un gobierno nombrara a Enrique López para el TC --indica Arcadio Díaz Tejera--. Le he conocido y me parece un magistrado cualificado. Lo mismo digo de Campo, con el que además he trabajado. ¿Dónde está el problema?"
Público ha hablado con varios juezas y jueces que pasaron por la política o que aún siguen en ella, con el objetivo de recabar sus experiencias en el Parlamento y conocer cómo fue el regreso a los juzgados. ¿Se puso en peligro su imparcialidad cuando volvieron a firmar sentencias por el hecho de haber ocupado un escaño por un determinado partido?
Lola Galovart: del juzgado de Familia al Congreso
Lola Galovart es una magistrada de Familia, que entre enero de 2016 y mayo de 2019 se convirtió en diputada del PSOE. En el Congreso destacó por su trabajo para la elaboración del Pacto de Estado en materia de Violencia de Género, aprobado el 28 de septiembre de 2017. "Mi experiencia ha sido estupenda, he visto cómo se hacen las leyes. Ha sido muy gratificante para mí, pero lo tuve que dejar por la enfermedad de mi marido [el también magistrado Ventura Pérez Mariño] ", dice Galovart a este diario.
Respecto al debate sobre si es beneficioso o no que los miembros de la carrera judicial y fiscal puedan ejercer como políticos, Lola Galovart lo tiene claro: "Yo creo que los jueces y juezas podemos trabajar muy bien en política, porque conocemos las leyes en profundidad y ya estamos acostumbrados a dar un servicio público desde nuestros juzgados". Para esta jueza, titular del Juzgado de Primera Instancia 12 de Vigo, especializado en Familia, "la democracia dentro de los partidos es limitada; los diputados votan al dictado de las sedes de los diferentes partidos. Eso ha sido un desencanto. El diputado es bastante dependiente de las direcciones de los partidos".
"La democracia dentro de los partidos en limitada", dice la jueza Galovart
Poca democracia interna
Una opinión que coincide con la del juez y exsenador Arcadio Díaz Tejera, que fue portavoz de Justicia del grupo socialista en el Senado: "Fue muy gratificante poder conocer el proceso de elaboración de una ley; una experiencia que me ha cualificado como jurista: ya no es sólo conocer la ley, sino contribuir a hacerla. No obstante, creo que hoy en día los parlamentarios podrían tener unas cuotas mayores de libertad y autonomía de las que tienen".
¿Qué pasa cuando los jueces convertidos en parlamentarios tienen que acatar la disciplina de partido? ¿Y si disienten? "Yo he tenido pocas veces disensiones con la postura del partido y he votado con la mayoría porque entendí en aquel momento que había que salvaguardar la unidad y además porque sucedió en cosas nimias, no en cuestiones importantes", reconoce Lola Galovart. "Nunca me repugnó ningún voto --asegura Díaz Tejera, en relación a su labor parlamentaria--. He votado a personas que no conocía y a otras que sí, cuando había que elegir a vocales del CGPJ o a magistrados del TC; desde la portavocía del grupo se me pedía que votara a este o a aquel y yo siempre preguntaba el motivo, intentaba razonar; y se me contestaba que era el acuerdo al que se había llegado".
El caso de Ventura Pérez Mariño
Pero no siempre las cosas son fáciles dentro de un partido para los miembros de la carrera judicial, acostumbrados a mostrar independencia e imparcialidad durante el ejercicio de su actividad. Ha habido casos en los que el juez convertido en diputado no ha soportado las consignas del partido y ha roto con la disciplina de voto. Esto ocurrió no una sino cuatro veces en el caso del juez gallego y exalcalde de Vigo Ventura Pérez Mariño, marido de Lola Galovart, que entre 1993 y 1995 fue diputado por el PSOE, en el cuarto y último gobierno de Felipe González.
Pérez Mariño fichó como independiente en las filas parlamentarias del PSOE, una apuesta del propio Felipe González que acabó convirtiéndose en su pesadilla justo cuando el partido estaba salpicado por escándalos mayúsculos como el terrorismo de Estado y la corrupción. En un alarde de coherencia, el juez de la Audiencia Nacional en excedencia votó en contra de cuatro iniciativas socialistas, entre ellas una que no descriminalizaba a los insumisos del Servicio Militar Obligatorio. En febrero de 1995, pidió la dimisión de González. Ventura Pérez Mariño acabó dimitiendo y solicitó su reingreso en la Audiencia Nacional.
El juez Yllanes: "Siempre he sido un verso libre"
El magistrado Juan Pedro Yllanes, en la actualidad vicepresidente del Gobierno Balear, asegura que en su caso no ha notado presiones ni por parte de Podemos, partido con el que se presentó a las elecciones de diciembre de 2015, ni por parte de la coalición de izquierdas que sustenta al Ejecutivo del archipiélago. "Yo mientras fui diputado o ahora en el Gobierno Balear nunca me he sentido presionado, he sido siempre un verso libre. No he sentido presiones ni para votar en un sentido o en otro, y eso lo demuestra mi posición al decir públicamente que no me parecían bien ciertas declaraciones desde Unidas Podemos en relación a la ley del 'solo sí es sí'". Yllanes criticó que la ministra Irene Montero aludiera a la condición machista de algunos jueces.
¿Cómo es el regreso a los juzgados?
"La imparcialidad está en el ADN de cada juez o jueza. Puede ser que la imagen de imparcialidad se vea afectada cuando se regresa a los juzgado, pero para eso está la capacidad de abstenerse y de ser recusado. No creo que sea un problema", indica Lola Galovart, que asegura que en su juzgado de Familia nunca ha tenido un conflicto de intereses debido a su pasada actividad parlamentaria. "Creo que Juan Carlos Campo tendrá problemas en el Constitucional y tendrá que abstenerse muchas veces", dice esta magistrada.
Para el magistrado Arcadio Díaz Tejera, que se presenta sin ambages como de izquierdas, "entre jueces no se ve con cariño que un juez deje la carrera judicial para desempeñar otro cargo, pero no es lo mismo irte para hacerte rico en un bufete de postín que ponerte al servicio de los intereses generales de los españoles. Yo con la toga puesta no he hecho propaganda política nunca, cuando he querido hacerlo me he quitado la toga".
Díaz Tejera indica que lo que se encontró a su regreso a los tribunales no fue "un mal tono de jueces o fiscales" sino "curiosidad": "Algunos jueces me preguntaban cómo es posible que una determinada ley tuviera párrafos confusos, liosos, y yo les explicaba que cada uno de los grupos parlamentarios quieren poner una parte, su huella, en la ley".
"Yo con la toga puesta no he hecho propaganda política, cuando he querido hacerlo me he quitado la toga"
Antes de su desembarco en la política, el magistrado Juan Pedro Yllanes se hizo conocido por algunas sentencias ejemplares, como la que condenó, en 2004, a quince meses de prisión al imán de la mezquita de Fuengirola por un delito de provocación a la violencia de género por el libro La mujer en el Islam, en el que aconsejaba cómo pegar a la mujer sin dejar huellas. En la Audiencia Provincial de Palma de Mallorca ha juzgado casos de corrupción y de pederastia. Iba a formar parte del tribunal que juzgó finalmente el caso Nóos, pero antes de comenzar el juicio contra Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina, Yllanes dejó la toga para ser el candidato de Podemos al Congreso por Baleares.
Dentro de unos meses Juan Pedro Yllanes, vicepresidente del Govern balear y conseller de Transición Energética, Sectores Productivos y Memoria Democrática, volverá a la carrera judicial, al Juzgado de lo Penal 7 de Palma. "Ya he anunciado que no volveré a presentarme y que regreso a mis labores jurisdiccionales", dice a este diario.
"Es positivo que los jueces den ese paso hacia la política, pero es muy duro darlo --dice Yllanes--. Se paga un peaje porque cuando regresamos el colectivo de jueces y juezas nos miran con cierto recelo y ponen la lupa en nuestra actividad. Esto ya me lo han llegado a verbalizar, antes de que me reincorpore al juzgado. Hay una responsabilidad personal, si ves que tu imparcialidad se va a poner en juego tienes que abstenerte".
Pedro Herrera: "No he estado nunca contaminado"
Otro juez que ocupó un cargo en un gobierno autonómico es Pedro Herrera, magistrado de lo Penal en la Audiencia Provincial de Las Palmas. Fue viceconsejero de Justicia del Gobierno canario entre junio de 2011 y septiembre de 2015. "Fue una experiencia positiva. Y creo que es conveniente que los jueces lo hagamos, porque se abre nuestra perspectiva, que es únicamente judicial. Es cierto que yo no me he presentado a un cargo electo y nunca hubiera aceptado un puesto que no estuviera relacionado con la Justicia", cuenta Herrera.
"Yo regresé al juzgado en octubre de 2015 y desde entonces desempeño mi función sin estar contaminado. No he tenido nunca una situación complicada y si me hubiera visto en algún momento contaminado me hubiera abstenido. Hubo una amago de recusarme pero fue rechazado de plano porque estaba fuera de lugar", explica Herrera a Público.
Belloch: juez, ministro, diputado, senador y alcalde
En la legislatura actual hay cuatro magistradas y magistrados en las filas del Gobierno: Pilar Llop, ministra de Justicia; Margarita Robles, de Defensa; Fernando Grande-Marlaska, titular de Interior; y Victoria Rosell, delegada del Gobierno contra la Violencia de Género.
Uno de los casos más paradigmático de un juez convertido en político es el de Juan Alberto Belloch, que ha pasado más tiempo como cargo público y electo que dictando sentencias. Entre 1990 y 2015 ocupó diferentes cargos: vocal del CGPJ, ministro de Justicia y de Interior en el Gobierno de Felipe González, diputado, senador y alcalde Zaragoza. Antes de afiliarse al PSOE, Belloch ejerció 14 años como juez y magistrado. En 2015 se incorporó a la Audiencia Provincial de Zaragoza, donde permaneció hasta su jubilación, en febrero de este año.
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