"Mi palabra no es tan importante como el futuro de los extremeños". La candidata del PP en Extremadura, María Guardiola, ha protagonizado uno de los giros políticos más destacados tras las elecciones autonómicas y municipales. De vetar la entrada de Vox en su Gobierno y asegurar que iría a nuevas elecciones si era preciso, ha pasado a defender la importancia de los acuerdos con la extrema derecha, incluso si el precio es gobernar junto a Vox.

Al final ha acabado aceptando la creación de una nueva Consejería para contentar a su socio, la de Gestión Forestal y Mundo Rural, que sale de la de Agricultura y Ganadería, que se quedará en manos del PP.

Guardiola es muy consciente de que este acuerdo, anunciado y sellado este mismo viernes, no solo debilita su confianza, sino también su autoridad e independencia respecto a Génova. "Comprendo que ahora seguro que hay mucha gente decepcionada. Lo entiendo y lo asumo. Pero quiero que se me juzgue como presidenta", aseguraba pasadas las 13.00 horas en rueda de prensa conjunta con el portavoz de Vox en Extremadura, Ángel Pelayo Gordillo.

60 medidas

El pacto con Vox incluye 60 medidas "centradas en garantizar un gobierno del cambio que reviertan las consecuencias de la inercia política del PSOE en los últimos años". En palabras de Guardiola: "Hemos apartado todo aquello que nos separa y hemos buscado lo que nos une", ha dicho Guardiola.

Quizás por eso no aparece en el documento ninguna referencia a la violencia machista ni tampoco a la intrafamiliar, el término que la ultraderecha trata de introducir allí donde es llave de Gobierno. "Trabajaremos para erradicar de nuestra comunidad los discursos machistas, ya sean en el ámbito civil o religioso, que promuevan o
justifiquen la violencia contra la mujer", dice el punto 46 del acuerdo, casi calcado del pacto sellado en Balears, donde Vox no entrará en el Gobierno pero se abstendrá para que la popular Marga Prohens gobierne en solitario.

Además, el PP cederá a Vox el senador autonómico que les correspondería designar a los populares y Guardiola ha anunciado que se modificará el Reglamento de la Asamblea de Extremadura para que sus socios puedan estar también en la Mesa de la Cámara, lo que no fue posible cuando se constituyó por la falta de acuerdo entre los partidos de la derecha.

Un "paso doloroso"

"Yo no puedo dejar entrar en mi Gobierno a aquellos que niegan la violencia machista, a quienes usan el trazo gordo, a quienes están deshumanizando a los inmigrantes y a quienes despliegan una lona y tiran a una papelera la bandera LGTBI", decía con firmeza la líder del PP extremeño hace menos de una semana.

Este viernes, el líder de Vox en la comunidad aseguraba junto a la futura presidenta que "se ha impuesto la sensatez y la cordura". Guardiola ha reconocido que se trata de un "paso doloroso" pero necesario para el cambio político en la región. "Es preferible que me frustre yo a que se frustre el futuro de los extremeños", ha asegurado durante sus explicaciones.

La líder del PP en Extremadura ha reconocido que se planteó la posibilidad de abandonar, pero desistió: era "una salida muy fácil para quienes quieren que todo siga igual", ha dejado caer. El pacto, según la futura presidenta, "no retrocede en los derechos conseguidos por los extremeños y las extremeñas".

Mientras Guardiola se tragaba sus propias palabras, el líder del PP nacional, Alberto Núñez Feijóo, presentaba en Madrid las propuestas del partido en materia de Cultura, informa Amanda García. "En tiempos en los que la palabra de un político no vale nada, yo reivindico la política de la palabra. Sin palabra no hay política", decía el gallego, quizás sin ser consciente del trago de su líder en Extremadura.

No obstante, Guardiola ha pedido que se reconozca "el machaque personal y político" que ha recibido. A su juicio, "excede de cualquier razonabilidad".