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Los Gobiernos de coalición de izquierdas se confirman como más estables que los del PP con Cs o Vox

El Gobierno de coalición entre el PSOE y el espacio a su izquierda se mantiene desde 2020, con tensiones pero sin rupturas. Los populares rompieron varios Gobiernos con Cs en su momento y ahora la extrema derecha ha salido de las autonomías. 

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, el pasado 26 de junio en el Congreso.
Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, el pasado 26 de junio en el Congreso. Eduardo Parra / Europa Press

El 7 de enero de 2020 Pedro Sánchez se convirtió en el presidente del primer Gobierno de coalición de la historia reciente, junto a Unidas Podemos, la estructura que aglutinaba a la mayor parte de las formaciones que se situaban a su izquierda. Ese Ejecutivo fue bautizado por sus detractores como el Gobierno Frankenstein.

Al igual que el personaje de Mary Shelley, estaba conformado por distintas partes que, unidas, hacían un único cuerpo. Por un lado, el Consejo de Ministros se repartía entre los de Sánchez y los de Pablo Iglesias; por otro, en el Parlamento ese Gobierno era sostenido por varias formaciones soberanistas, con una mayoría de izquierdas.

El vaticinio de la derecha fue que la legislatura que comenzaba en 2020 duraría poco, apenas unos meses o quizá, como mucho, un año; y que no podría aprobar medidas de calado debido a la inestabilidad política y a la necesidad de concitar los intereses de tantos partidos distintos.

El primer Ejecutivo de Sánchez acabó siendo uno de los más productivos de la historia reciente en materia legislativa, tuvo Presupuestos todos los años y sacó (no sin esfuerzo) medidas de calado en mitad de una pandemia histórica y de una crisis económica agravada por la guerra de Ucrania.

Tanto es así que la fórmula se repitió tras las elecciones generales de julio de 2023, esta vez con Sumar como socio de Gobierno. Sánchez y Yolanda Díaz se lanzaron a esa campaña avanzando sin ambages que gobernarían juntos si daban los números, y estableciendo la coalición como una fórmula de éxito incluso desde el punto de vista electoral, entendiendo de esta manera que la sociedad lo podía ver como una fortaleza y no como ese Frankenstein del que se burlaba la derecha.

La experiencia previa de los territorios

Pero la del Gobierno estatal no fue la primera experiencia de coalición en el Estado para la izquierda. Antes, desde las elecciones autonómicas y municipales de 2019 se dieron varias experiencias locales y regionales de ejecutivos del PSOE junto a los socios situados a su izquierda.

Los socialistas gobernaron con Unidas Podemos en Balears, Canarias y La Rioja; con Podemos y Compromís en el País Valencià (una de las primeras y más exitosas experiencias de gobierno de izquierdas con el famoso Pacto del Botànic); y con Podemos y Geroa Bai en Navarra.

Destaca el caso de Aragón, donde el socialista Javier Lambán gobernó desde 2019 hasta 2023 con Unidas Podemos, el PAR y CHA en un Ejecutivo cuatripartito que no estuvo exento de tensiones entre las fuerzas políticas pero que agotó su legislatura.

Tampoco llegó a romper la coalición de PSOE y Podemos en Castilla-La Mancha. Este territorio fue el pionero en formar una coalición directamente con Podemos. No lo hicieron al principio, tras las elecciones de 2015.

Fue en 2017 cuando se integró en el Gobierno de Emiliano García Page a Podemos, llegando a ser José Molina el vicepresidente. Se salvaba así el bloqueo presupuestario que había a mitad de legislatura y la ruptura que hizo el partido morado del acuerdo de investidura. Los dos años de experiencia no estuvieron exentos de tensiones, también internas en Podemos, pero se agotó la legislatura. 

Los precedentes de Cs antes que Vox

Las experiencias de coalición en la derecha, en cambio, se han demostrado menos exitosas y desde luego menos duraderas. El PP pactó con Ciudadanos (Cs) una serie de Gobiernos autonómicos a partir del año 2018. El primero de ellos llegó en Andalucía y fue el que más duró en el tiempo. El presidente andaluz Juanma Moreno Bonilla y Juan Marín (Cs), como vicepresidente, mostraron buena sintonía. 

Los números, en todo caso, no les daban a ambos partidos y necesitaban a Vox para aprobar, entre otros asuntos, los Presupuestos.
La extrema derecha rompió en 2021 su apoyo, Andalucía se quedó sin cuentas públicas y provocó que Moreno Bonilla adelantara las elecciones unos meses. Se celebraron en junio de 2022 y el PP obtuvo mayoría absoluta ante la desaparición parlamentaria de sus antiguos socios de Cs.

En 2019, tras las elecciones autonómicas del mes de mayo de ese año, PP y Cs formaron otros Gobiernos de coalición relevantes. Fueron los casos de la Región de Murcia, la Comunidad de Madrid y Castilla y León. Los tres terminaron en ruptura. La situación de Murcia fue la que provocó el resto, y además cierto terremoto a nivel nacional. 

En marzo de 2021, ante la situación que vivía la relación entre PP y Cs en el territorio murciano, el partido naranja que lideraba Inés Arrimadas pactó con el PSOE dos mociones de censura para sacar a los populares del Gobierno autonómico y del Ayuntamiento de la capital. La jugada salió bien a medias, solo a nivel municipal. Las maniobras tránsfugas, dirigidas por Génova, de varios diputados de Cs salvaron a Fernando López Miras, que siguió gobernando ya sin la formación naranja. 

En ese contexto, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que tenía a Ignacio Aguado de Cs como vicepresidente, decidió expulsar a sus socios. Convocó elecciones anticipadas para mayo de 2021 y terminó gobernando con mayoría absoluta. Las tensiones entre ambos partidos a cuenta de la gestión de la pandemia fueron notables. Ayuso había llegado a cesar incluso al consejero de Políticas Sociales, Alberto Reyero, que denunció la gestión autonómica con las residencias de mayores. 

Meses más tarde, en el mes de diciembre de 2021, el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, decidió expulsar a sus socios de Cs, con Francisco Igea a la cabeza. Convocó también elecciones anticipadas y pasó de gobernar con el partido naranja a hacerlo con Vox, siendo la primera institución autonómica con presencia de la extrema derecha en el Ejecutivo. 

Precisamente el de Mañueco ha sido también uno de los Gobiernos que Vox ha roto ahora. El resto han sido, tras la decisión de la extrema derecha, en País Valencià, Aragón, Región de Murcia y Extremadura. Aunque en este último caso el consejero de Vox ha decidido quedarse en su puesto y darse de baja del partido que lidera Santiago Abascal. También se ha retirado el apoyo en Illes Balears, aunque aquí no se contaba con consellerías de Vox y sí con un president del Parlament. 

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