Este artículo se publicó hace 3 años.
Las excusas de Almeida para recuperar los nombres franquistas en el callejero de Madrid
El Ayuntamiento de Madrid se escuda en que no hace más que cumplir con lo que ordenan los tribunales, pero podría recurrir y renuncia a ello. Además, el pleno del Consistorio tiene capacidad normativa para decidir sobre los nombres de las calles.
Jorge Otero Maldonado
Madrid--Actualizado a
La memoria democrática en el Ayuntamiento de Madrid hace aguas desde que José Luis Martínez-Almeida se convirtió en el alcalde de la capital de España. En otra controvertida decisión, Almeida y su equipo de Gobierno han decidido cambiar el nombre de la calle Barco Sinaia, un buque que en 1939 trasladó a 1.600 refugiados españoles a México, y recuperar el antiguo, el de Crucero Baleares, cuyos cañones bombardearon sin piedad a la población civil que huía de Málaga a Almería en 1937, en lo que posteriormente se conoció como la Desbandá, una de las mayores masacres de la Guerra Civil: casi 5.000 personas que huían de las tropas franquistas murieron bajo los proyectiles lanzados por aquel barco de infausto recuerdo.
La decisión ha sido muy criticada por la izquierda y por diferentes colectivos de memoria, sobre todo porque en este caso las comparaciones son más odiosas que nunca. El legado de una y otra embarcación no puede ser más contrapuesto: mientras un barco, cuyo nombre se recupera ahora para el callejero de Madrid, se utilizó para matar, el otro sirvió para salvar vidas.
La decisión de cambiar el nombre de la calle ha sentado especialmente mal en Málaga, ciudad de la que provenían la mayoría de las víctimas. PSOE, Unidas Podemos o Más País Andalucía han rechazado la medida. Lo califican de "atentado a la memoria histórica de los malagueños" y a los derechos humanos. Mientras tanto, el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, del PP, se ha limitado a decir que la Desbandá "fue un acontecimiento trágico" y que respeta la decisión de Almeida pues ésta viene "motivada por una sentencia judicial".
El Ayuntamiento de Madrid se escuda precisamente en eso, en que no hace más que cumplir con lo que ordenan los tribunales. Es cierto que recientemente el Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha emitido sentencias en favor de ese cambio de nombres tras el recurso de asociaciones como la Fundación Francisco Franco e incluso de la Plataforma Millán Astray, pero no lo es menos que el Ayuntamiento de Madrid ha evitado recurrir esas sentencias, renunciando a seguir avanzando por la vía judicial cuando podía hacerlo perfectamente.
Además, hay otra cuestión que no es menor: desde un punto de vista legal, es el pleno del Ayuntamiento de Madrid el que tiene la última palabra sobre el nombre de las calles de la ciudad. Tiene potestad para hacerlo. Desde 2013, son las Juntas de Distrito las que pueden proponer el nombre o el cambio de nombre de una calle, que luego necesitaría de una mayoría absoluta en el pleno.
Lo cierto es que a Almeida siempre se le ha visto a gusto adoptando un discurso tibio y equidistante sobre la Guerra Civil y el franquismo. No fueron los tribunales los que le obligaron a poner reparos cuando su predecesora, Manuela Carmena, decidió en 2017 cumplir con la Ley de Memoria Histórica y cambiar los nombres franquistas del callejero de Madrid; tampoco cuando, al poco de llegar a la Alcaldía, cerró la Oficina de Derechos Humanos y Memoria puesta en marcha por el anterior equipo municipal o cuando decidió la destrucción a finales de 2019 del Memorial del cementerio de la Almudena y posteriormente de las placas en memoria de los históricos socialistas Indalecio Prieto y Francisco Largo Caballero.
Esta nueva polémica pone de nuevo en cuestión la actitud del alcalde de Madrid hacia la memoria democrática. Llueve sobre mojado: hace apenas unos días, Almeida recuperó en el callejero de la capital el nombre del general Millán Astray, el fundador de la Legión, reconocido golpista, en detrimento de la maestra Justa Freire.
Ahora le ha tocado el turno al buque Sinaia, pero en próximos días otras calles de Madrid, algunas muy importantes, también están llamadas a recuperar el nombre que les otorgó la dictadura franquista: el Ayuntamiento restituirá, salvo novedad en el último momento, los nombres a las calles Caídos de la División Azul (llamada ahora Memorial 11 de marzo de 2004), Hermanos García Noblejas (hasta ahora Avenida de la Institución Libre de Enseñanza), El Algabeño (José Rizal) y la glorieta de Cirilo Martín (Ramón Gaya).
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