Este artículo se publicó hace 5 años.
Encarnación Luna, la capitana del Ejército republicano que ametralló a los fascistas
Encarnación Hernández Luna estuvo al mando de una compañía de ametralladoras en la División Líster, donde destacó por su puntería y valentía. Durante el conflicto se casó con el revolucionario cubano Alberto Sánchez. El investigador Luis Ruiz Casero investiga si, tras la Guerra Civil, fue una espía de la Unión Soviética. Murió en Canadá en 2004 bajo identidad falsa.
Alejandro Torrús
Madrid--Actualizado a
Encarnación Hernández Luna representa a la perfección la doble desmemoria histórica en España. Por un lado, la que han sufrido las y los defensores de la democracia republicana. Por otro, el doble olvido que sufren las mujeres incluso en tiempos donde los medios predicamos las miserias del patriarcado. Encarnación Hernández Luna fue, como mínimo, capitana del Ejército republicano durante la Guerra Civil, donde estuvo al mando de una compañía de ametralladoras, e incluso hay testimonios que señalan que durante la Batalla del Ebro, al final del conflicto, fue nombrada Mayor de Milicias, el equivalente a comandante en el ejército regular.
Sin embargo, Hernández Luna hoy en día es una excelente desconocida en España y su vida, en gran medida, una incógnita. Solo una remota calle, prácticamente desierta, de la localidad de Getafe lleva su nombre y, además, en no pocas ocasiones aparece referenciada como la esposa del revolucionario cubano Alberto Sánchez, que murió en la Guerra Civil española y cuya muerte inspiró un poema de Pablo Neruda. Es la doble desmemoria histórica.
¿Pero quién fue Encarnación Hernández Luna? Responde el investigador y arqueólogo Luis Antonio Ruiz Casero, que prepara una biografía sobre la capitana: "Es una de las pocas mujeres que sobreviven a la militarización de las milicias republicanas. Tenemos documentados los casos de 50 de ellas y, de entre todas, es la que ocupa el puesto de más responsabilidad y dureza. Su sola presencia al mando de una compañía de ametralladoras rompe el mito de que las mujeres no estaban capacitadas para combatir en un conflicto tan duro como fue la Guerra Civil. Estuvo en la unidad de choque por excelencia del Ejército republicano, como fue la División Líster y hay muchos testimonios que hablan de su capacidad técnica y su dureza", explica Ruiz Casero a Público.
La historia de Luna y la guerra, no obstante, fue una casualidad. Ni estaba en el Ejército republicano ni su proyecto de vida pasaba por ahí. Ella solamente era una militante del PCE de la localidad alicantina de Beneixama(Alacant), que trabajaba en Madrid, en la sección textil de los Almacenes Rodríguez de Gran Vía, y que tras el golpe de Estado militar del 18 de julio se sumó a las milicias para defender a la II República y, posteriormente, se integró al Ejército Popular Republicano.
La historia de Luna y la guerra, no obstante, fue una casualidad. Ni estaba en el Ejército republicano ni su proyecto de vida pasaba por ahí
Las memorias del asesor soviético Aleksandr Rodímtsev señalan que Encarnación se instruyó bajo su mando en Albacete entre noviembre de 1936 y enero de 1937 en el manejo de las ametralladoras rusas Maxim importadas por la República y que destacó por su habilidad y valentía como tiradora. Según el ruso, la mujer luchó en la Batalla del Jarama bajo el mando del cubano Alberto Sánchez, su pareja desde que se conocieron en el inicio de la Guerra Civil. Este es un pasaje en el que hace referencia a su antigua alumna.
"Valiente entre los valientes. Junto al puente del Jarama, ella sola contuvo a varias decenas de franquistas. La escuadra de la ametralladora que guarnecía el puente quedó totalmente fuera de combate, y los sediciosos, al ver el campo libre, se lanzaron al ataque. Y, de pronto, la ametralladora 'muerta' empezó a sonar. La empuñaba Encarnación Luna. Había colocado una nueva cinta y por ráfagas cortas empezó a hacer fuego contra las filas de los atacantes".
El dos veces Héroe de la Unión Soviética también relata en su libro que Encarnación Hernández Luna y Alberto Sánchez contrajeron matrimonio tras la victoria del Ejército republicano en Guadalajara. El encargado de oficiar la ceremonia fue el propio Enrique Líster, jefe de la División. Así aparece documentado en el libro:
- "Encarnación Luna, ¿desea ser la esposa de Alberto Sánchez?
- Sí.
- Alberto Sánchez, ¿desea tomar por esposa a Encarnación Luna?
- Sí.
- Pues, así sea -dice Enrique asintiendo con la cabeza familiarmente-. En nombre de la República Española, les declaro marido y mujer.
Tomó el sello de la división y lo estampó en el singular certificado de casamiento preparado la víspera."
Cuatro meses después de la boda, sin embargo, el combatiente cubano cayó en el campo de batalla. Era el 25 de julio de 1937. El investigador Luis A. Ruiz ha rescatado del Museo de Pinar del Río (Cuba) la carta que la propia Encarnación Hernández Luna envió a su hermano Andreu para informarle del trágico suceso:
"Voy a decirte la verdad que yo no quiero creer. Alberto ha muerto el día 25 de julio a las cuatro de la tarde, esto es lo cierto. Lo enterramos el día 26 a las cuatro. Le acompañaban representaciones de diversas fábricas de Madrid y compañeros de la Brigada que él mandaba que lo portaron a hombros".
La muerte del revolucionario inspiró al poeta y Premio Nobel de Literatura Pablo Neruda que declamó un poema en honor al cubano caído. Así lo recogió Ángel Auguier, Premio Nacional de Literatura de Cuba en 1991, tras cubrir una charla de Pablo Neruda en la Academia Nacional de Artes y Letras de La Habana. La cita aparece también en el estudio Cubanos en la Guerra Civil española publicado en 1999 por la Revista Complutense de Historia de América y firmado por Fernando Vera Jiménez.
"Allí yace para siempre un hombre que entre todos destacé,
como una flor sangrienta, como una flor de violentos pétalos abrazadores.
Éste es Alberto Sánchez, cubano, taciturno, fornido y pequeño de estatura,
capitán de 20 años. Teruel, Garabitas, Sur del Tajo, Guadalajara,
vieron pasar su claro corazón silencioso.
Herido en Brunete, desangrándose, corre otra vez al frente de su brigada.
El humo y la sangre lo han cegado.
Ya allí cae, y allí su mujer, la comandante Luna
defiende al atardecer con su ametralladora el sitio donde reposa su amado,
defiende el nombre y la sangre del héroe desaparecido"
Del texto de Neruda, nuevamente, llama la atención que el poeta llama a Luna "comandante". El investigador Luis A. Ruiz señala que no hay documentación que atestigüe el ascenso de Luna de capitana a comandante, aunque sí hay testimonios orales que afirman que así sucedió durante la batalla del Ebro, donde resultó herida. Lo único seguro es que capitana o comandante, Hernández Luna jugó un papel crucial en el Ejército de la República alcanzando un rol importante al mando de su ametralladora.
La arqueóloga y doctora en Historia Antigua y Prehistoria Alicia Torija, coordinadora de la obra Mujeres en la Guerra Civil y en la posguerra, donde también participa Ruiz Casero, que verá la luz a principios de 2020, señala que "la figura de Encarnación Hernández Luna es un referente". "No es la única mujer que luchó en la Guerra Civil, hubo otras muchas, pero la comandante Luna, de la que hablaba Neruda, es una de esas mujeres que en un momento de encrucijada dieron un paso al frente para luchar por su compromiso. Esos deben ser nuestros referentes y nombrarnos como mujeres en todas las esferas de lo público es una deuda importante", señala a Público Torija.
La participación de las mujeres en la Guerra Civil no fue un hecho aislado. El doctor en Historia Gonzalo Berger, que lidera el proyecto Mujeres en Guerra junto con Tania Balló, ha recopilado los casos de más de 4.000 mujeres que decidieron lanzarse al campo de batalla para luchar contra el franquismo. "El número de mujeres que alcanzaron graduación militar en el Ejército Popular de la República es significativo, por excepcional, aunque residual respecto a los hombres. Las mujeres con graduación fueron 31", explica Berger, que señala que, según los datos de los que disponen, 15 mujeres alcanzaron el grado de suboficial, 12 el de oficial y cuatro ejercieron de comisario político. "Entre las combatientes documentadas se encuentran una cabo, catorce sargentos, dos alférez, siete tenientes, dos capitanes, cuatro comisarios políticos y una comandante", sentencia Berger.
El final de la Guerra Civil y una hipótesis de espionaje
Con todo perdido en el campo de batalla y en los estertores de la Guerra Civil, Encarnación Hernández Luna tuvo el privilegio de poder volver a su localidad natal para rescatar a su padre para, juntos, cruzar la frontera con Francia. "Después Encarnación se exilió en la URSS, donde dedicó todo el resto de su vida al servicio a la Komintern. No sabemos nada acerca de la actividad de Luna durante la Segunda Guerra Mundial ni después", asegura el investigador.
Sin embargo, Ruiz maneja una hipótesis que está investigando y que aún está por confirmar. Existe la posibilidad de que Hernández Luna actuara durante sus largos años de exilio en la URSS como espía soviética. El investigador ha obtenido un documento de la Komintern en el que se señala que, tras recibir clases en varios idiomas, Hernández Luna está lista para "realizar acciones ilegales". "Se puede interpretar ese documento como un indicio de que trabajó como espía para la URSS", señala.
De momento, la última noticia contrastada que conocemos de ella es la de su fallecimiento, en Québec (Canadá), donde vivió los últimos años de su vida bajo una identidad falsa. Era el año 2004 y Encarnación tenía 92 años.
La memoria de Encarnación Luna y Alberto Sánchez, no obstante, sigue viva en sus familiares. Ruiz ha conseguido poner en contacto a las dos familias, cuyo último contacto fue durante la Guerra Civil cuando la capitana del Ejército republicano informó por carta a la familia de su esposo que el muchacho, de 22 años, había muerto en el campo de batalla y que ella continuaba luchando con más fuerza si cabe en defensa de la II República. Ahora, gracias a los pasos dados por este investigador, las dos familias están en contacto, han compartido los datos que tienen de sus familiares y esperan poder encontrarse pronto.
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