Eduardo Zaplana, de los años dorados de Benidorm a hombre clave de Aznar
Diez años de cárcel por el caso Erial para un hombre que lo fue casi todo en el PP y propulsó una manera de hacer política vinculada a grandes proyectos, regados con millones de euros de dinero público y gestión repleta de escándalos.
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Fue en abril de 2008 cuando Eduardo Zaplana, que ha sido condenado esta semana a penas que suman diez años de cárcel por el caso Erial, en una sentencia recurriese ante el Supremo, abandonó la primera línea de la política, tras cuatro años en la oposición. Pasó entonces a trabajar como directivo de Telefónica, con un sueldo de 700.000 euros, según recordó el fiscal en el juicio, en lo que hoy se identifica como una puerta giratoria.
Unos meses después cayó Lehmann Brothers y el mundo cambió. Zaplana, siempre de punta en blanco, aparece hoy como uno de los emblemas de aquella época, previa a la gran recesión, la de una manera de hacer política vinculada a proyectos faraónicos, regados con millones de euros de dinero público y una gestión repleta de escándalos. Sus sucesores en el Gobierno de Valencia promovieron también esas políticas que manifestaban, podría decirse, un cierto punto de megalomanía.
Ahora, 16 años después de haber dejado la política, de haber sido casi todo en el PP, sobre todo en los años fuertes del expresidente José María Aznar, ha sido condenado por uno de aquellos escándalos, el cobro de comisiones derivadas de las concesiones de las ITV.
La trayectoria política de Zaplana comienza en Benidorm. Su llegada a la alcaldía de la localidad ya viene acompañada de un escándalo: una tránsfuga que había dejado el PSOE, Maruja Sánchez, decantó una moción de censura a su favor. Era el año 1991. En la Generalitat, gobernaba aún el PSOE-PSPV de Joan Lerma y en España, Felipe González.
En esos años se produjo un punto de inflexión en la política española. El PP comenzó a estrechar el cerco al PSOE de González, a lomos de diversos casos de corrupción, y Zaplana supo manejarse y lanzar su carrera hasta controlar el PP valenciano y ser el candidato a la presidencia de la Generalitat, un puesto al que accedió en 1995. Fue el primer president del PP en esa Comunidad. Con él comenzó una manera de hacer política con desenfreno bajo la sombra del escándalo y la sospecha de la corrupción.
Antes, durante la instrucción del llamado caso Naseiro, cuando en los años 90 se investigó la financiación del PP, un asunto que quedó finalmente judicialmente en nada, archivado por el Supremo, Zaplana fue grabado en una famosa escucha. En ella, dice: "Tengo que ganar mucho dinero, me hace falta mucho dinero para vivir. Ahora me tengo que comprar un coche. ¿Te gusta el Vectra 16 válvulas?".
En una entrevista en La Sexta, concedida en enero de 2023, Zaplana manifestó al respecto que no sabía con seguridad si llegó a proferir esas palabras o no: "Pero si lo dije no creo que sea ningún delito, porque dinero para vivir le hace falta a casi todo el mundo".
Su paso por la Generalitat duró siete años —en 1999 obtuvo incluso una mayoría absoluta—. Hasta que en 2002 José María Aznar lo reclamó para el Gobierno de España, donde accedió a la cartera de Trabajo y fue también portavoz, un hombre clave de aquel Ejecutivo.
Sus años en la Generalitat estuvieron también trufados de escándalos y de actuaciones de sus gabinetes que años después pasaron por los juzgados. "Iba sobrado", afirma a Público un político de otro partido que coincidió con él en alguna ocasión en sus años dorados.
Así, por ejemplo, sucedió con el caso Terra Mítica, por el que fueron condenados dos directivos, los contratos con Julio Iglesias que fueron archivados por prescripción y las mordidas por las que ha sido condenado ahora por la Audiencia Provincial de Valencia.
De todo se libró hasta que en 2018 fue detenido. Ese mismo día, el PP suspendió su militancia en el partido y Telefónica puso fin a su relación laboral, según recoge Efe. Zaplana pasó por la prisión de manera provisional y salió de ella, debido a una leucemia.
En efecto, mucho dinero
La confesión de sus allegados fue clave para la condena, que se produce seis años después de su detención y que supone un epitafio, a falta de que el Supremo revise el asunto, de una meteórica carrera política, en la que, en efecto, llegó a ganar mucho dinero. Las multas del caso ascienden a 25 millones de euros y el tribunal ha ordenado el decomiso de más de seis millones de euros.
La Audiencia provincial de Valencia consideró probado, según un comunicado del Poder Judicial, que Zaplana cobró "comisiones por las adjudicaciones de estaciones de ITV entre finales de los años 90 y principios de los 2000 merced a los pactos que había suscrito con el empresario ya fallecido y también político Juan Cotino".
El expresidente de la Generalitat "diseñó con la ayuda de varios colaboradores o se aprovechó de una compleja estructura societaria para canalizar los fondos recibidos, tanto en España como en países como Panamá o Luxemburgo, al igual que utilizó para ello cuentas bancarias abiertas en Andorra".
Según se recoge en la sentencia, existió en cuatro sociedades "una unidad de acción y dirección" merced a la cual estas empresas fueron utilizadas por Zaplana y otros dos acusados "de una manera coordinada" con el "propósito finalista de permitir de repatriación y uso de fondos". El expresidente de la Generalitat era el "titular real o último beneficiario" de esos fondos con los que, utilizando otras sociedades, efectuó disposiciones en efectivo e inversiones inmobiliarias.
Para Zaplana, su condena está fundamentada en "pruebas basadas en pactos y acuerdos opacos y sin ninguna evidencia objetiva" sobre su participación. La ha recurrido al Supremo.
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