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Ana Pontón, portavozdel BNG“El discurso contra la discriminación de la mujer todavía es revolucionario”
Ana Pontón es la portavoz nacional del Bloque Nacionalista Gallego, lo que la hace la única líder de un partido a nivel nacional junto a Mónica Oltra, de Compromís.
Santiago De Compostela--Actualizado a
Ana Pontón (Sarria, Lugo, 1977) no siente un orgullo especial por ser la primera portavoz nacional al frente del Bloque Nacionalista Galego (BNG) en cerca de cuarenta años, ni por ser, con Mónica Oltra, de Compromís, la única mujer al frente de partidos con relevancia estatal en toda la historia de la democracia española. No lo siente, asegura, porque eso sólo prueba que ser mujer sigue siendo un obstáculo para desarrollar una carrera política. Ella afirma que nunca pensó que la suya la llevaría a liderar el BNG, a cuya cabeza cumplió dos años este miércoles. Aunque se podría decir que la empezó casi de niña, cuando empezó cuestionarle en público al cura de su pueblo a santo de qué las mujeres no podían ordenarse.
La entrevista se celebra un día antes de que Pontón viaje a Bruselas para asistir a la toma de posesión del euroescaño de su compañera de partido, Ana Miranda, y poco después de presentar la campaña de su partido para apoyar la huelga de mujeres del 8-M. En su Telexornal de mediodía, la Televisión de Galicia cubrió el acto cortando por la mitad sus declaraciones: “Estamos hasta la cona [el coño, en gallego]”, le escucharon decir los y las televidentes a los que el canal público autonómico ocultó las subordinadas de esa afirmación: “...Hasta la cona de cobrar menos por el mismo trabajo, de ver cómo las mujeres son maltratadas y asesinadas por la violencia machista, de que la conciliación de la vida familiar y laboral sea una carrera de obstáculos que recae sobre nuestras espaldas y de que nos toque siempre la peor parte por el simple hecho de ser mujeres”.
¿Cuál es su primer recuerdo político?
Tiene que ver con el idioma de este país, cuando un grupo de jóvenes de Sarria no entendíamos por qué había esa presión tan fuerte contra los gallegoparlantes en un entorno donde la mayoría social lo es. Esa discriminación nos hizo empezar a tener inquietudes políticas, sensaciones que fueron madurando hasta que pasaron a ser un pensamiento organizado y que hizo que nosotros también nos organizáramos. Montamos una asamblea de Galiza Nova [las juventudes del BNG], empezamos a hacer activismo contra el trazado de la AP-6 que destrozaba una zona del río, contra la caravana de mujeres de Samos.... Hasta fuimos a un concurso de belenes vivientes montando un Belén nacionalista, que era una parodia del país, de las gaiteradas de Fraga en el Obradoiro, de las figuras políticas de entonces.... Creo que no nos dieron el primer premio porque pusimos una bandera da patria.
Una bandera gallega.
Sí, da patria, con estrella.
¿Y cómo pasó de los sentimientos a la acción política?
Siempre pensé que era importante defender nuestras ideas para cambiar lo que no nos gusta, y yo lo hice en todos los entornos en los que estuve. Eso te hace ir asumiendo responsabilidades.
"Si las mujeres no aprovechamos las oportunidades que tenemos, estamos desaprovechando la oportunidad de contribuir a que las cosas cambien"
Eso sucede con el BNG en plena caída, recién escindida la Anova de Beiras [el histórico líder del partido en los ochenta y los noventa] y tras perder su representación en el Congreso de los Diputados.
Era un momento difícil, pero también un reto. Tenía una parte política y otra personal. Pero si las mujeres no aprovechamos las oportunidades que tenemos, estamos desaprovechando la oportunidad de contribuir a que las cosas cambien. Otra componente de esa decisión era la confianza en que este país necesitaba al BNG y que no podíamos tirar la toalla.
¿Tiene algún dato sobre las perspectivas del Bloque que hagan pensar que se recuperarán tras haberse quedado con sólo seis en el Parlamento de Galicia?
Hay una participación mucho mayor en los actos del partido y un incremento de militancia joven. El último 25 de julio [el Día da Partia del nacionalismo gallego] fue uno de los más numerosos de los últimos años. Y en la calle hay una corriente de simpatía que crece. No hemos hecho ninguna encuesta, pero el BNG está al alza y la recuperación se va a notar en las municipales, que miden tu nivel de apoyo y cómo está tu estructura territorial..
Las diferencias internas de las Mareas les benefician.
Parece que estamos en un marco de disputa entre el Bloque y las Mareas y yo quiero romper con esa idea.
Lo digo porque hay Mareas, como la de A Coruña, que ya han anunciado que no irán a las municipales con Podemos. Y en el voto de izquierda siempre han funcionado muy mal las formaciones que dan imagen de división.
El éxito electoral va a depender más de nuestro buen estado de salud que de lo que les pase a otras formaciones
Para que una fuerza política atraiga votantes la clave no es que los demás estén mal, sino que esa fuerza tenga capacidad de ser referencia para un sector social que se identifique con su discurso. El éxito electoral del BNG y el avance social del nacionalismo va a depender más de nuestro buen estado de salud que de lo que les pase a otras formaciones. El Bloque es una garantía para las personas que quieren un cambio transformador, como estamos demostrando en los municipios donde gobernamos. Y no quiero limitarme a Allariz o Pontevedra, pero tenemos una marca de calidad que son los Ayuntamientos BNG: Carballo, Tomiño, Rianxo, Bueu, Moaña y tantos otros, se ve una pulsión por no estar en las instituciones no para calentar un sillón sino para utilizar esa confianza del pueblo para transformar los municipios, mejorar las condiciones de vida de las personas y recuperar nuestro patrimonio y nuestra identidad.
Perdone que insista, no quiero desmerecer ni a su formación ni a las otras, pero a lo de las Mareas se une también que el líder del PSOE, Gonzalo Caballero, acaba de hacerse con el partido y no es diputado, lo que facilita que, con menos de la mitad de escaños que él, usted tenga más visibilidad en el Parlamento.
Ya vivimos etapas en las que el PSOE no tenía buenos resultados y nosotros no recogíamos eso. Lo que refuerza mi idea de que para referenciarnos ante quienes piensan que Galicia necesita fuerzas propias, la clave no es que los demás estén mal, sino que nosotros estemos en plena fuerza. Somos una organización fuerte, sólida e unida que ofrece un proyecto en el que la gente puede confiar.
El hecho de que Feijóo esté enfrentando una fuerte contestación social también corre a favor de la oposición: manifestaciones contra la reforma de la sanidad, huelga en los juzgados, protestas de los pensionistas, huelga de mujeres...
Llevamos año y medio de mayoría absoluta del PP que han sido año y medio de bofetadas en la cara de los gallegos y de las gallegas
Hay un malestar social creciente. Muchos sectores sociales se preguntan por qué si la crisis ha terminado, vivimos peor que en el 2008. Este país necesita una agenda gallega, una agenda propia. Y lo que tenemos es a aun presidente encastillado en Monte Pío [la residencia del presidente de la Xunta construida en tiempos de Fraga] en su mayoría absoluta, que utiliza para ejecutar una agenda contra Galicia. Permite una subida abusiva de los peajes de la AP-9 , acepta sumisamente nuevos retrasos en el AVE, acepta que en Galicia no exista una red de trenes de cercanías, justifica que nos quedemos al margen del corredor Atlántico de mercancías... Llevamos año y medio de mayoría absoluta del PP que han sido año y medio de bofetadas en la cara de los gallegos y de las gallegas. Él ni se despeina, pero su estrategia de sumisión, que responde a una aspiración personal, conduce a Galicia a la irrelevancia política más grave de los últimos 20 años. No ha habido semejante desprecio a este país desde el Prestige.
¿Cree que en esa estrategia de Feijóo puede entenderse insumisiones como encabezar a las comunidades que rechazan los planes fiscales de Montoro para Catalunya, o recurrir en la justicia la orden del Ministerio de Energía que permite a las eléctricas trasladar a los consumidores la tasa ambiental? Lo digo porque se producen justo cuando Rajoy se encuentra en un momento de debilidad.
El PP siempre ha negado aquí que se fuera a producir ese incremento del precio de la luz. Feijóo pudo haber recurrido la ley que la habilitaba esa tasa y no lo hizo, y ahora, después de que el BNG lo denunciara, toma una medida cosmética recurriendo la orden ministerial. Pero a esta situación se llegó con su complicidad, Frente a nuestra defensa de una tarifa eléctrica gallega que nos compense por ser productores de energía, la gran aportación de Feijóo ha sido responder que en Madrid no lo entenderían. Ese es el prisma con el que gobierna este país.
¿Y el “lobby” con los presidentes de Asturias, Aragón y Castilla y León por la financiación autonómica?
Llevamos cuatro años de incumplimiento de la ley que preveía el cambio del modelo de financiación, y en toda esta legislatura por este Parlamento ni un sólo documento oficial en el que conste cuál es la posición de la Xunta. Feijóo no defiende los intereses de Galicia, sino una concepción centralista de la financiación. Una estrategia que diluye nuestro debate con el de Castilla y León, por ejemplo. Respeto mucho a Castilla y León, pero no creo sus problemas tengan que ver con los de Galicia. Feijóo huye del hecho de este es un debate político. Como nación queremos mantener una relación de igualdad con el Estado, no de subordinación. Pero su campaña incide en un elemento central del discurso del PP en el Estado, que es al anticatalanismo, y que diluye a Galicia en una especie de frente del Noroeste que recuerda a aquella concepción regional del franquismo. Este va a ser uno de los grandes debates de esta legislatura, que está esperando a que Catalunya tenga gobierno y que no se va a abordar hasta que lo tenga. Quien va a marcar el debate va a ser Catalunya, y no descarto que haya una oferta para darle un estatus fiscal diferente dentro del Estado. Euskadi tiene el concierto, a Catalunya, estoy convencida, se le va a ofrecer ese nuevo estatus. Y Galicia no puede quedar excluida porque significaría nuestra anulación política como nación. Es un debate político, y cuando nosotros lo planteamos, el PSOE y el PP siempre responden que, si Galicia tiene más poder financiero, el Estado tiene menos. Y yo les digo: ¿Que nos interesa? ¿Fortalecer el centralismo o fortalecer a Galicia? Lo de Feijóo es una campaña de márketing para presentarse como sustituto de Rajoy, pero no para defender los intereses de Galicia.
Perdone que siga hablando de debilidades de otros, pero Feijóo también puede presumir ante el PP de que su gran rival, Ciudadanos, en Galicia no existe.
Es muy complicado dibujar escenarios a medio plazo, pero me da la impresión de que Rajoy va a volver a ser el candidato del PP en las próximas elecciones.
¿Por qué?
Siempre se ha movido bien en escenarios complicados. Recuerde cuando Esperanza Aguirre le hizo la cama. Es un superviviente. Quedan dos años y medio y eso es mucho tiempo, pero yo creo que su intención es repetir. Por lo que él mismo expresa, por su actitud... Pero crea que eso no forma parte de mis preocupaciones, lo son las políticas que se hacen con respecto a Galicia, y esas, sea Rajoy candidato o no, van a ser las mismas: bofetada tras bofetada, agravio tras agravio.
Entre las complicaciones que enfrentan Rajoy y Feijóo también está el 8 de marzo. ¿Cree que se les está complicando el discurso contra la huelga?
Las gallegas sufrimos una doble discriminación porque padecemos un gasto social menor que la media del Estado
Las mujeres lo tenemos más complicado que Rajoy y que Feijóo. La huelga está poniendo el foco en las desigualdades y en cómo los recortes han afectado más a las mujeres, que, en el caso de las gallegas, sufrimos una doble discriminación porque padecemos un gasto social menor que la media del Estado. Tenemos las pensiones más bajas, con una brecha del 37%. En los salarios está en torno a los 4.500 euros al año menos por el mismo trabajo. Han crecido la desigualdad y la pobreza, y aquí no hay servicios públicos. A pesar de la propaganda de la Xunta, en los últimos años en Galicia no ha aumentado el número de escuelas infantiles públicas, centros de día, residencias, servicios de conciliación... La crisis hizo que muchas personas que estaban en centros de día o en residencias tuvieran que volver a sus hogares, con la sobrecarga que eso supone para las mujeres, que son quienes mayoritariamente se hacen cargo de cuidarlas. Todo eso explica que haya una explosión frente a ese discurso casposo, neomachista y carca del Partido Popular. Por eso quisimos parodiar esa actitud paternalista del PP con las mujeres que encarnó su campaña “Lo más grande de Galicia no se maltrata”. Aquí lo que le decimos es que lo más grande de Galicia lo que está es hasta la cona de cobrar menos por el mismo trabajo, de convivir con violencias machistas y de comprobar que el discurso de la conciliación familiar es un discurso vacío.
¿Erradicar el machismo es una cuestión de educación en el ámbito escolar y familiar o de adoptar medidas proactivas en favor de la igualdad?
No es sólo educación, que también. Pero para luchar contra la desigualdad se necesita luchar contra el machismo, o si lo prefiere contra ese modelo patriarcal, para decirlo con una construcción lingüística un poco más intelectualizada. La educación está también en los programas de televisión, en el tipo de discurso del poder, en que las mujeres no ocupen siempre segundos puestos... Las expectativas con las que te formas en la infancia tienen que ver con dónde ves a las mujeres y qué roles ves que ocupan. Hay que ir cambiando los elementos que se utilizan como norma social y las leyes tienen ese papel, ese elemento ideológico que marca cuáles son los valores de una sociedad. No es indiferente que haya leyes contra la violencia machista o no, y no es indiferente que digamos que el reparto de tareas en el hogar no es un tema personal, sino político, porque condiciona un modelo de sociedad. Para que se produzcan esos cambios necesitamos leyes que ayuden a erradicar las discriminaciones. Si hay una brecha salarial es porque hay un modelo laboral que la permite. Y se puede actuar sobre eso.
¿Cómo?
Por ejemplo, si se detecta que hay una brecha salarial superior al 20%, obligando a que se analicen las causas, la distribución de las categorías laborales, las formas de discriminación indirecta contra las mujeres que se puedan estar utilizando... O que haya sanciones para las empresas en las que se detecte discriminación salarial para que se les impida contratar con la Administración pública. Pero para Rajoy lo mejor es no meterse en eso, cuando para resolverlo, precisamente, lo que hace falta es voluntad política.
¿Usted cree que el empresariado gallego la tiene?
El problema es el discurso de lo políticamente correcto. Cuando se lo preguntas, todo el mundo suscribe que hay que acabar con la desigualdad. Pero la conciliación no es la norma, sino la excepción.
¿Se ha sentido discriminada como mujer?
Claro, muchísimo, y es algo que siempre me llamó la atención y que cuestioné desde que era una niña.
¿Tan pronto?
En mi pueblo, en Sarria, era habitual que niños y niñas hiciéramos la primera comunión. Era una costumbre que nadie se cuestionaba, aunque no fueras creyente, y yo tampoco lo hice. Pero sí cuestionaba al sacerdote en la catequesis porque no entendía que las mujeres no pudieran ser cura. También lo noté muchísimo en la Universidad, tanto por el tipo de enseñanza que recibíamos en una titulación como Ciencias Políticas, sin ninguna perspectiva de género, que no sé si ahora ha cambiado, como en la conformación de los círculos de poder universitarios. Y en la política también, creo que a veces nos ven como intrusas. Pero eso nunca me intimidó.
En los ochenta y en los noventa su partido, el BNG tenía un carácter no digo machista, pero sí patriarcal.
Las mujeres del BNG dieron debates muy importantes sobre el feminismo dentro de la organización
Hay una imagen del BNG muy vinculada con figuras masculinas, pero entonces ya había mujeres con mucho peso, como Pilar García Negro, Elvira Souto, María do Carmo García Negro, Encarna Otero... Es cierto, y no creo que sea algo que debamos ocultar, que en aquella época había una participación masculina en la militancia muy importante y unos liderazgos masculinos muy marcados, que ayudaron a crear esa distancia. En parte creo que es una imagen injusta porque las mujeres del BNG dieron debates muy importantes sobre el feminismo dentro de la organización. Desde la asamblea de Ferrol en la que se incorporó el feminismo como uno de los principios del BNG, hasta la instauración de cuotas, en las que fuimos pioneros. Y lamentablemente al ser la primera organización con representación en el Parlamento de Galicia que puso a una mujer al frente. Y digo lamentablemente porque fue en el año 2016, para subrayar cuánto camino nos queda por recorrer y lo difícil que resulta para las mujeres abrirse paso en la política.
Sigue siendo usted la única mujer a la cabeza de un partido con relevancia estatal.
No, también está Mónica Oltra, de Compromís.
¡Ay! Tiene razón. Me ha desmontado el argumento.
No tengo ningún afán por ser la primera, eso sólo me habla de una biografía de exclusión de las mujeres que dura siglos. Es un orgullo ser la portavoz nacional del BNG y contribuir a la normalización de la presencia de mujeres en cargos de responsabilidad, me motiva y lo tengo muy presente, pero también demuestra que esta no es una sociedad igualitaria. Durante la campaña recuerdo que en algunos mítines veía a niñas emocionadas por el simple hecho de ver a una candidata, como pensando, inconscientemente, “nosotras también podemos estar ahí”. En la justicia, en la ciencia, en la cultura, en la política... La presencia de mujeres con un discurso que quiere acompañar un cambio político y social frente a la discriminación tiene un efecto positivo y, por desgracia, todavía revolucionario.
¿Qué le parece la candidatura de Jordi Sánchez para presidir la Generalitat?
¿Por qué no? No está condenado, es diputado y mantiene intactos todos sus derechos. Lo que es impresentable es que a una persona a la que se le permite ir en una lista electoral, el Estado le diga que no puede ser investido presidente. Eso no lo puede decir un Gobierno y creo que tampoco un juez.
No sólo los derechos de Jordi Sánchez, también los de quienes le han votado, ¿no?
Es una auténtica barbaridad. Y un síntoma de que vivimos en un estado autoritario con unos déficits democráticos que empiezan a parecer oceánicos. ¡Si hasta se secuestran libros que vinculan al PP con el narcotráfico por petición de un alcalde condenado por narcotráfico! La justicia española es la más politizada de todo el entorno europeo. Es normal que hablemos de neofranquismo.
Hablando de neofranquismo, ¿qué opina de la polémica sobre los Franco y el Pazo de Meirás?
La alternativa que ha ofrecido el grupo de expertos de la Diputación de A Coruña para emprender una reclamación judicial sobe la ilegalidad de la propiedad del Pazo es sólida, pero hace falta voluntad política y el PP aún mantiene una tolerancia con el franquismo que me resulta intolerable. Las estatuas de la Catedral, el Pazo de Meirás, la Casa Cornide... Son bienes de los gallegos que deben volver al patrimonio de los gallegos.
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