Este artículo se publicó hace 3 años.
Díaz se planta ante Sánchez y Calviño por la reforma laboral y exhibe su fuerza en el Gobierno de coalición
La vicepresidenta segunda interviene este sábado en la clausura del congreso de CCOO, y está previsto que haga un discurso contundente sobre la derogación de la reforma laboral. La convocatoria de la mesa de coordinación del acuerdo de coalición manda un mensaje claro al PSOE: no cumplir este compromiso tendrá consecuencias.
Madrid-
Los enfrentamientos entre Nadia Calviño y Yolanda Díaz en el seno del Gobierno de coalición son batallas entre dos formas de entender la economía y las relaciones laborales; dos visiones que chocan desde su raíz conceptual y que llegan hasta el último punto y la última coma de la legislación que emana del Ejecutivo.
Se podría decir, incluso, que sus diferencias están en el origen de la conformación del Gobierno. Cuando Díaz tenía claro que iba a ser la ministra de Trabajo, puso como condición que su cartera tuviera autonomía con respecto al Ministerio de Economía, ya que Trabajo en otras legislaturas tuvo cierto rol de "apéndice" del departamento que dirige en la actualidad Calviño.
Hay mucha literatura sobre las batallas que han librado las dos ministras (que ahora son nada más y nada menos que vicepresidentas). Las dos son gallegas (Calviño de A Coruña y Díaz de Ferrol); son dos mujeres que trasladan una imagen de fortaleza y liderazgo... Sin embargo, las diferencias son, fundamentalmente, ideológicas.
Desde el comienzo de la legislatura se han producido muchos choques entre ambos departamentos; los más sonados son los que tienen que ver con las sucesivas subidas del salario mínimo interprofesional, pero ha habido otros. Sin embargo, el de la reforma laboral podría tener unas consecuencias impredecibles y se puede considerar, sin duda alguna, la "madre de todas las batallas" entre Calviño y Díaz.
Lo es porque la derogación de la reforma laboral es uno de los compromisos clave del acuerdo de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos (negociada hasta la última coma por la vicepresidenta de Trabajo). También, porque hace ya muchos meses que Díaz logró el aval de Bruselas al nudo gordiano de la denominada derogación de la reforma laboral: simplificación contractual, revisión de la subcontratación y, sobre todo, reequilibrio de fuerzas en la negociación colectiva y revisión de la relación entre los convenios sectoriales y los de empresa.
Y, por último, es la batalla más importante porque el movimiento de Calviño amenaza a esa autonomía del Ministerio de Trabajo que ha permitido a Díaz desarrollar sus políticas en materia laboral. Sin ninguna reserva, Unidas Podemos ha acusado directamente a la vicepresidenta económica de cometer una "injerencia" en el departamento dirigido por Díaz, algo que ha sido calificado desde el espacio confederal como "muy grave".
Un mensaje ante el "músculo sindical"
Calviño habría pedido coordinar la derogación de la reforma laboral (el conflicto lleva varios días gestándose, pero ha explotado este viernes), una petición que, además, cuenta con el respaldo del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que ha asegurado que esta es "una reforma de todo el Gobierno" y que lo que pretende la titular de Economía no es una "intromisión", sino "aportar y coordinar"; "esta reforma incumbe, al menos, a cuatro ministerios", ha dicho el líder del Ejecutivo. El movimiento de Calviño llega en un momento que ha descolocado absolutamente a la Vicepresidencia de Trabajo y a Unidas Podemos.
En primer lugar, porque la derogación de la reforma laboral lleva negociándose muchos meses en el seno del diálogo social, y de hecho, la negociación está en su recta final, ya que el Gobierno se comprometió con la Unión Europea a aprobar los cambios legislativos en esta materia antes de acabar el año. En segundo lugar, el movimiento de la vicepresidenta económica llega apenas unos días después de que Pedro Sánchez reconociera públicamente, tras la celebración del Congreso del PSOE en el que la formación marcó su hoja de ruta, que la reforma laboral es "lo más importante" que "queda por hacer".
Esto es lo que explica que Díaz haya ido 'con todo' a esta batalla, y que vaya a desplegar una exhibición de fuerza en un momento en el que todo lo que se relaciona con ella adquiere una magnitud que tiene pocos precedentes. El paso de Calviño (sea esto premeditado o no) se ha dado a conocer 24 horas antes de que la vicepresidenta de Trabajo intervenga en la clausura del 12º Congreso Confederal de Comisiones Obreras, que se celebra desde el jueves.
Allí, este sábado Yolanda Díaz intervendrá ante cientos de delegados sindicales y con los secretarios generales de las dos principales organizaciones (Pepe Álvarez por UGT, y Unai Sordo, que se espera que resulte reelegido en el congreso, por CCOO) presentes. Está previsto que la vicepresidenta mande un mensaje claro, y también contundente, sobre la derogación de la reforma laboral.
La titular de Trabajo ha hecho del diálogo social su fortín, y de los 12 acuerdos que ha logrado con los agentes sociales en menos de dos años, su tesoro. Los sindicatos han advertido en más de una ocasión que si no se lleva a cabo la derogación de la reforma laboral en los términos planteados en el acuerdo de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos, no les temblará la mano a la hora de movilizarse contra el Gobierno. "Si no decae la reforma laboral antes de final de año, la movilización está servida", avisó Pepe Álvarez en una entrevista en Público.
Álvarez y Sordo advirtieron que se movilizarían contra el Gobierno si no se deroga este año la reforma laboral
Si no se deroga, "habrá con toda seguridad un proceso de movilizaciones. Estamos planteándolo ya, estamos hablando con la UGT", señaló Unai Sordo en otra entrevista en este mismo medio. Por eso, un mensaje rotundo de la titular de Trabajo en este sentido, en todo un congreso de CCOO y ante cientos de delegados sindicales es, más que un discurso, una exhibición de fuerza en toda regla.
Pero esa no es la única baza de la vicepresidenta. La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, y secretaria general de Podemos, Ione Belarra, avanzó este viernes que Unidas Podemos ha pedido convocar la mesa de coordinación del acuerdo de coalición entre el PSOE y el espacio confederal con el objetivo de abordar "la gestión y ejecución de los compromisos". La vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, ya ha anunciado que la reunión tendrá lugar la próxima semana, y ha defendido que "la coalición está más fuerte que nunca" y "no corre ningún peligro".
Este asunto no es baladí, y el hecho de sacar de los cauces habituales del Gobierno el conflicto de la derogación de la reforma laboral y llevarlo a los órganos de coordinación de la coalición, nada más y nada menos que para revisar los acuerdos, es un mensaje político en toda regla: poner en duda este compromiso (y también la autonomía de Trabajo) podría traer importantes consecuencias.
Este foro no se reunía desde junio de 2020; no lo hizo ni con las batallas por la subida del SMI, ni tampoco con la ley de Vivienda, uno de los conflictos que más tiempo permaneció enquistado en el Ejecutivo y que más fricciones ha causado entre ambos socios.
El acuerdo presupuestario entre el PSOE y Unidas Podemos (que incluye la ley de Vivienda) pareció encauzar un final de año tranquilo para la convivencia en el Gobierno. Sin embargo, la de la reforma laboral va camino de convertirse en la "madre de todas las batallas".
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