La Ertzaintza ha detenido este jueves a un ex policía nacional de 74 años como presunto autor del disparo efectuado el pasado domingo, día de Reyes, contra un caserío de la localidad alavesa de Amurrio, propiedad de una familia de la izquierda abertzale sin causar heridos, al encontrar la pistola utilizada en este ataque.

Fuentes del Departamento vasco de Seguridad han confirmado que el detenido sigue en dependencias judiciales a la espera de ser puesto a disposición judicial y que la investigación continúa. Se le imputa el disparo a la casa y tenencia ilícita de armas ya que, con su colaboración, la Policía vasca ha encontrado el arma corta presuntamente utilizada.

Fuentes de la investigación indicaron cuando se conocieron los hechos que este hombre es un policía nacional jubilado, familiar del exlehendakari Juan José Ibarretxe. Tras ser identificado como posible autor, la Ertzaintza registró su vivienda donde encontró munición, pero no la pistola con la que supuestamente efectuó el disparo de una bala de 9 milímetros contra ese caserío del barrio de Lezama de Amurrio.

Las mismas fuentes señalaron que este hombre, al jubilarse, entregó su pistola reglamentaria, aunque los miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad pueden tener otro arma durante el ejercicio de su profesión y conservarla al dejar su actividad si solicitan permiso para ello con algún tipo de justificación. Finalmente los agentes, con la colaboración del sospechoso, han localizado la pistola, por lo que con estas evidencias lo han arrestado.

El disparo se produjo el pasado domingo contra este caserío perteneciente a la familia Azkarraga Isasi, vinculada a la izquierda abertzale, y de cuya fachada colgaba un cartel para reclamar el acercamiento de los presos de ETA a Euskadi. La vivienda está situada en un barrio rural de Amurrio, de unos 10.000 habitantes, a unos 35 kilómetros de Vitoria. El disparo rompió el cristal de la cocina, ubicada en el primer piso, pero nadie resultó herido pese a que había una pareja en la vivienda.

El incidente provocó las críticas de la izquierda abertzale, que denunció el carácter político de los hechos, así como la condena de todos los partidos representados en el Ayuntamiento de Amurrio, gobernado por el PNV, que confió en que se esclareciese la autoría de estos hechos.