Este artículo se publicó hace 2 años.
El debate territorial supera a un Feijóo que no logra unificar la postura del PP
"Tiene que explicar este asunto mejor", coinciden varios dirigentes del PP, que reconocen que el partido puede estar dando una imagen de "confusión" y bandazos.
Madrid--Actualizado a
El primer fuego interno que Alberto Núñez Feijóo tuvo que apagar como presidente del Partido Popular lo encendieron unas declaraciones de su 'número tres' en Génova, Elías Bendodo, en las que reconocía a España como un "Estado plurinacional". Bendodo se explicaba así durante en una entrevista en el diario El Mundo: "Esto que quede claro: Cataluña sí es una nacionalidad del Estado español, como cualquier otra comunidad autónoma". Una semana antes de esa entrevista había sido el propio Feijóo quien, durante un acto con empresarios catalanes, se refirió a la "nacionalidad catalana". Era mayo de 2022 y el político gallego llevaba un mes y algunos días más en el cargo.
Ese guiño de un Feijóo recién llegado confundió y molestó a la derecha (y a la extrema derecha), que le acusaba de asumir el lenguaje independentista, y las declaraciones de Bendodo terminaron de romper todas las costuras. Tanto, que la rectificación de Génova fue absoluta y Feijóo se vio obligado a enmendar el "error": "España no es un Estado plurinacional. Ni lo es ni lo será".
El ruido se aplacó, pero en falso. Casi un año y dos campañas electorales —la de las autonómicas y municipales y la de las generales— después, Feijóo enfrenta el mismo problema: un debate político sin resolver, críticas internas y enmiendas a su propia estrategia.
La encrucijada para la gobernabilidad tras el 23 de julio, y la necesidad de pactos con los partidos nacionalistas, pone al PP frente a su espejo más incómodo. Así, mientras Feijóo intentaba convertir al PNV en un socio principal y hacía guiños a Junts en un intento de sacar al PP del aislamiento parlamentario, las voces más críticas de la formación conservadora se rebelaron.
"Tiene que explicar este asunto mejor", coinciden varios dirigentes territoriales del PP, que reconocen que el partido puede estar dando una imagen de "confusión" y bandazos. Fuentes populares aseguran que el partido estaba en "plena fase de pedagogía" con respecto a Junts, pero que el viaje de Yolanda Díaz para reunirse con Carles Puigdemont y la explicitación pública de sus condiciones para negociar dinamitaron su estrategia.
La sensación es de que el retorno del independentismo catalán al epicentro del debate político, con Junts como actor fundamental, ha pillado al PP de Feijóo sin los deberes hechos y sin una posición firme con respecto a la diversidad y complejidad territorial del país. Del mismo modo en el que Feijóo reconoció que su partido había cometido errores en Catalunya — "bastantes", asumió—, en más de un año y medio como presidente del PP sigue sin clarificar la hoja de ruta popular y virando por días su posición.
Cuando intentó un acercamiento a la formación de Carles Puigdemont y le reconoció como un interlocutor válido en su ronda de contactos para la investidura —"Es un partido cuya tradición y legalidad no están en duda", defendió Esteban González Pons, vicesecretario de Acción Institucional del PP—, el ruido aplacado en falso volvió a sonar.
Choque con la dirección del PP de Catalunya
Esta postura de Génova sorprendió a un sector del partido —que la asumió sin hacer públicas sus dudas—, pero, sobre todo, causó un profundo malestar en el PP catalán que evidenció el choque existente entre la dirección nacional del partido y la de Catalunya, en manos de Alejandro Fernández, en el punto de mira de la cúpula de Feijóo desde el inicio de su mandato. "Que alguien me diga de qué hay que "hablar" con ellos…", criticaba públicamente.
Fernández ha contado para este enfrentamiento con Génova con Cayetana Álvarez de Toledo como aliada. La diputada — a la que Feijóo colocó en los primeros puestos de la lista por Madrid junto a Borja Sémper para escenificar la buena convivencia política dentro del partido— cargó con dureza contra cualquier acercamiento del PP tanto a Junts como al PNV. Un "suicidio" y un "crimen" para el partido, escribió en una tribuna de El Mundo.
¿Y cómo reaccionó Feijóo? Dio marcha atrás y suspendió la reunión con Junts aprovechando una comparecencia de Puigdemont en la que, como ya se sabía, condicionó a su apoyo a un gobierno nacional a una ley de amnistía. "Feijóo no podía seguir adelante", reflexiona un barón del partido.
El presidente del PP enmendó así su estrategia a principios de esta semana, el martes, y consiguió —como hiciera hace un año— contentar a los críticos, que se felicitaban por el giro.
Pero, poco más de 24 horas después volvió a enredarse al proponer al PSOE un pacto de Estado para buscar juntos un nuevo "encaje territorial" para Catalunya. La dirección del PP catalán y una parte de la derecha se revolvieron de inmediato contra el uso de los términos independentistas. Entonces Génova dio otro paso atrás, esta vez más pequeño, y matizó sus palabras para tranquilizar a sus filas. Según ha explicado el líder del PP este jueves, lo hizo "a propósito" para dar respuesta al independentismo con su mismo vocabulario.
Miembros del comité de dirección de Génova coinciden en que tampoco en este punto el presidente del PP se explicó con claridad y apuntan que deben definir mejor una cuestión que reconocen compleja y para que la formación conservador no encuentra propuestas de calado ni un encaje compartido entre sus filas.
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