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Crisis Cs Rivera quiere diseñar una Ejecutiva a su medida para limitar el peso de los críticos

El principal detonante de la corriente crítica ha sido la estrategia política iniciada por Rivera al tratar de disputarle la hegemonía de la derecha a Partido Popular y el veto a un posible pacto con el presidente en funciones, Pedro Sánchez.

El presidente del Cs, Albert Rivera. - EFE

Ciudadanos va a reformar sus estatutos el próximo 29 de julio en un Comité Ejecutivo Federal, anunciado formalmente este lunes por el secretario general del partido, José Manuel Villegas, donde prevé ampliar el límite de miembros de su Ejecutiva de 40 a 50. Esta decisión forma parte de la estrategia de Albert Rivera de rodearse de cargos afines, que comenzó con la incorporación de Marcos de Quinto al máximo órgano de dirección del partido tras la dimisión del que fuera responsable de programas y portavoz económico del partido, Toni Roldán.

Roldán era uno de los colaboradores más estrechos de Rivera y sus palabras todavía resuenan en la sede del partido. El economista acusó al dirigente de Cs de mirar solo a la derecha y justificó su abandono por la deriva de los 'naranjas' hacia las alianzas con los 'populares' y, especialmente, con la ultraderecha. 

Otros de los nombres que suenan para incorporarse a la Ejecutiva de la formación son el exabogado del Estado Edmundo Bal o el diputado Joan Mesquida, dos de los principales fichajes de Cs para las elecciones generales del pasado 28 de abril junto con de Quinto. Los tres ratifican la línea dura del partido con el PSOE y el Gobierno de Pedro Sánchez, precisamente el refuerzo que Rivera necesita ante las críticas internas en el seno de la formación el pasado mes.

La salida de Roldán provocó una serie de dimisiones en masa que se saldaron con la mayor crisis que ha tenido el partido desde que su salto a nacional. Uno de los fundadores del partido, Xavier Pericay, también anunció su salida entre dardos al hermetismo de los de Rivera: "Este es un partido muy jerarquizado, hay un cierto, no digo antiintelectualismo, pero sí miedo a que pueda haber alguien que disienta, no que haya disentido, que es mucho peor", reveló el exlider del partido en Baleares en una entrevista al diario El País.

El principal detonante de la corriente crítica ha sido la estrategia política iniciada por Rivera al tratar de disputarle la hegemonía de la derecha a Partido Popular y el veto a Pedro Sánchez

Sin embargo, el principal detonante de la corriente crítica ha sido la estrategia política iniciada por Rivera al tratar de disputarle la hegemonía de la derecha a Partido Popular —perdiendo esa imagen de 'líder centrista'—y el veto a un posible pacto con el presidente en funciones, Pedro Sánchez, que sumaría 180 apoyos —cinco más de los necesarios para la mayoría absoluta—.

El vicepresidente económico de Renovar Europa, Luis Garicano, el vicepresidente de Castilla y León, Francisco Igea, o el expresidente de la Comisión de Presupuestos del Congreso Francisco de la Torre, forman parte de esas voces críticas que continúan en la Ejecutiva y cuyo cargo podría peligrar. Sin embargo, Villegas ha asegurado que en el consejo "se va a aprobar la ampliación" y ha recordado que, como mandan los estatutos "los ceses no se votan y no son objeto del organismo". La potestad para decidir quien se va es exclusiva de Albert Rivera.

El secretario general de Cs, inquirido por las posibles sanciones a estas voces discordantes ha asegurado no tener constancia de que vayan a tener lugar reformas en este sentido: "Esa va a ser la única reforma de calado de los estatutos, no sé si va a haber algún retoque formal pero no me consta ninguno", ha señalado Villegas. La reforma de los estatutos implicará también, previsiblemente, la reducción del tiempo mínimo para convocar un Comité Ejecutivo Federal de 15 a 7 días.

El objetivo de Rivera: sorpassar al PP

El líder de Ciudadanos ha querido escenificar —ya desde la noche electoral— una oposición "firme" al gobierno en funciones. El acuerdo al que llegó con Sánchez en 2016 queda ya muy lejos, a pesar de  es uno de los argumentos más recurrentes del líder del PP, Pablo Casado, para arremeter contra Rivera. El catalán se ha comprometido a "liderar la oposición" de la Cámara y cree que "liderar no es titulitis, es una forma de comportarse, de entender distinta la política como hasta ahora ha hecho el bipartidismo".

La lógica parlamentaria, no obstante, contradice al catalán. El PP de Pablo Casado —que pasó de 123 a 66 escaños— obtuvo la segunda plaza en la lucha por conquistar la Moncloa tras el 28 de abril, mientras que Ciudadanos experimentó una importante subida —de 32 a 57— insuficiente para 'sorpassar' al 'popular', por lo que Casado ejercerá formalmente como líder de la oposición. 

El firme voto en contra la investidura de Sánchez también pasa por esta estrategia. De hecho, Rivera se ha distanciado del presidente del gobierno y ni tan solo acude a las reuniones que este le solicita, a diferencia de Casado. Los 'naranjas' tatarán de compensar con una gran cantidad de propuestas su tercera plaza en el Congreso, que también utilizarán para distanciarse de los 'populares'.  

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