Este artículo se publicó hace 5 años.
OPUS DEIEl colegio del Opus que visitó Urkullu enseña que las relaciones homosexuales son "aberrantes"
Los materiales de religión utilizados en Munabe y otros centros ultracatólicos vascos califican la homosexualidad como un "trastorno" y advierten que las mujeres no deben ser "provocativas". Les recomienda además "cuidar su aspecto".
Bilbao--Actualizado a
Las preguntas aparecen claras y directas sobre el papel. “¿Es la homosexualidad simplemente una ‘tendencia’ tan natural como la heterosexualidad? ¿Qué es en realidad? ¿Es algo que ‘se encuentra’ o se adquiere? ¿Qué juicio moral merece?”. Estas cuestiones forman parte de uno de los materiales de religión que manejan en el colegio Munabe, ubicado en Loiu (Bizkaia) y perteneciente al Opus Dei. Hace un par de semanas, el lehendakari Iñigo Urkullu visitó sus instalaciones, aunque evitó incluirlo en su agenda pública.
Munabe segrega por sexos. Es, según la definición que aparece en su cuenta de Twitter, un “colegio de chicos”. Para las chicas está Ayalde, también del Opus y también en Loiu. El pasado 4 de diciembre, Urkullu ofreció una tertulia al alumnado de ambos centros, respondiendo a una invitación formulada por un estudiante de segundo de Bachillerato de Munabe. Fue, según señalaron a Público desde Presidencia del Gobierno Vasco, un “acto privado, sin cobertura pública”.
Los alumnos de ese centro educativo concertado –cobra subvenciones públicas– reciben una educación religiosa guiada por los principios ultraconservadores del Opus Dei. Así consta en los materiales de catequesis del Grupo Educativo COAS, integrado por “once centros de iniciativa social, seis de Educación Primaria, Secundaria y Bachillerato y cinco de Educación Infantil, con una sólida implantación en el País Vasco y La Rioja”. Munabe y Ayalde son dos de ellos.
Según consta en un apartado de su página web, el Departamento de Religión de COAS dispone de un amplio número de textos para las clases en sus centros, tanto para el alumnado como para el profesorado. Allí se señala que la última revisión fue realizada en noviembre pasado, y se hace referencia explícita al curso 2019-2020.
Entre esos materiales hay una serie de “casos prácticos” que fueron revisados en julio pasado y que abarcan los diez mandamientos. De hecho, se especifica que este apartado está especialmente recomendado para los alumnos de Bachillerato.
En el punto dedicado al sexto mandamiento (“no cometerás actos impuros”), el grupo educativo del Opus Dei en Euskadi ofrece la historia inventada de Sofía, una chica de 16 que se apunta a unos días de reflexión religiosa que organizan en su clase. El relato gira en torno a lo ocurrido en una charla sobre castidad, en la que Sofía escucha cosas como “ponerse una minifalda es ir provocando”; “comprarse un bikini es una indecencia”; “un cristiano decente no puede ir a la playa”; “entrar en una discoteca es anunciar que se pueden pasar contigo o “hay que tener mucho cuidado si se sale con chicos, y procurar no quedarse a solas”.
“Sofía, aunque intentaba aparentar serenidad, se iba poniendo nerviosa e indignando progresivamente. Todo eso le parecía una exageración. Pensaba que había mucha gente normal que hacía cosas de esas”, continúa el relato. Posteriormente, la protagonista se junta con otras chicas que valoran esos comentarios de forma negativa. Nada de eso le convencía. “Si lo que había oído por la mañana le había parecido una exageración, tampoco quedaba satisfecha con lo oído por la noche. Algunos argumentos le parecían más fruto del enfado que otra cosa”, describe.
Tras exponer una serie de preguntas dirigidas a los alumnos sobre la homosexualidad, el pudor o “por qué hay que procurar evitar lo que pueda suponer una ‘provocación’”, el material educativo ofrece una serie de comentarios contundentes. Señala que la sexualidad, al igual que el ser humano, es algo “complejo”. “Esta es la razón por la que pueden darse trastornos con cierta facilidad. Pueden ser constitutivos, de desarrollo, motivados por vivencias negativas –‘traumáticas’–, etc. Uno de los más conocidos es la homosexualidad”, sostiene.
Sobre este punto, sostiene que “no puede señalarse una causa única que explique el fenómeno, pero lo que sí puede decirse es que es un trastorno de la sexualidad, y, por eso, de la personalidad”. “Un trastorno en sí mismo no es algo culpable, y en su génesis puede serlo o puede no serlo, o a medias. Por eso es necesario distinguir entre el estado y el ejercicio. Éste último no sólo es un pecado, sino también algo aberrante, por ser una sexualidad ejercida de modo antinatural”, apunta. Destaca además que “lo mismo sucede, en menor grado, con la masturbación: el sexo no está hecho para ejercerlo en solitario”.
"Haciéndose provocativas"
Asimismo, el grupo educativo del Opus entiende que “provocar” es algo que “pueden hacer tanto los chicos como las chicas”. Sin embargo, subraya que “lo hacen de modo diferente”. “Ellos, ‘provocando’ directamente; ellas, ‘haciéndose provocativas’. Son diferencias de matiz, pero que deben ser tenidas en cuenta. No se trata aquí de explicar los rasgos psicológicos predominantes de cada uno, sino más bien de dejar constancia de que existen”.
Por esas razones, afirma que “ellos deben tener más cuidado con su conducta, y ellas con su aspecto”. “No se trata de disminuir la elegancia; al contrario, lo digno de la persona es cuidar su estética –y es un favor que hacemos al prójimo–, pero cuidarla de forma que se sea contemplado como persona, no como objeto. Diciéndolo de modo expresivo, hay que procurar que se nos mire como personas, dirigiendo la mirada a lo más personal y significativo que tenemos: el rostro”.
Añade además que “el amor, bien entendido, es entrega”, por lo que “el único amor que se ajusta a la sexualidad y que alcanza lo que requiere es el amor conyugal”. “Por eso el sexo, en los hombres, está hecho para el matrimonio y sólo para él. Ni siquiera el noviazgo llega a la altura requerida. Puede que sea un noviazgo comprometido..., pero no con el suficiente compromiso: éste no se alcanza hasta el matrimonio”, sentencia.
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