Este artículo se publicó hace 5 años.
RubalcabaLa capilla ardiente de Rubalcaba concita un clima político de concordia inédito en años
José Luis Rodríguez Zapatero, que calificó la figura de su exvicepresidente como “irremplazable”, dio las gracias a Rajoy por el artículo que escribió sobre el exlíder del PSOE. La cola de ciudadanos que quisieron dar su adiós rodeó el Congreso.
Manuel Sánchez
Madrid--Actualizado a
Le llegó el “día de las alabanzas” a Alfredo Pérez Rubalcaba. Y el reconocimiento a su labor política que no tuvo en vida lo recibió este viernes hasta límites que llegaban a la exageración. Pero más allá de esta circunstancia, la capilla ardiente de Rubalcaba en el salón de los pasos perdidos del Congreso concitó un clima de concordia inédito en la vida política de este país desde hace años.
La reapertura del salón de los pasos perdidos en el Congreso se vio marcada por la presencia de los reyes eméritos y, especialmente, por la llegada del expresidente del Gobierno Felipe González, cuando quedaba poco para el mediodía, informa Europa Press.
González destacó que Rubalcaba era el político "con más capacidad y más inteligencia". "Lo echo de menos ya", ha dicho. Asimismo, el expresidente del Ejecutivo ha lamentado "ese sentimiento de perder a un amigo" y que "de pronto se interrumpa una conversación que merecía la pena continuar como los últimos 40 años".
Sobre todas las valoraciones que ha recibido Rubalcaba, González ha afirmado que "se las merecía" y ha destacado que "era capaz de trabajar 16 o 17 horas al día". "Voy a echar de menos esa conversación interrumpida", ha apuntado.
El ex jefe del Ejecutivo ya visitó a la familia en el hospital Puerta de Hierro, tras el ingreso de Rubalcaba tras sufrir un ictus en su domicilio.
El primer ministro portugués, António Costa, llegó al Congreso de los Diputados poco antes de las 13.00 horas para dar el pésame a la familia y allegados. En una breve declaración antes de terminar su visita, Costa, que tuvo oportunidad de trabajar con Rubalcaba en su etapa como ministro de Interior, ha destacado la "inteligencia brillante" del político socialista, así como el "coraje" que demostró en la lucha frente a ETA.
La anécdota de la mañana la ha protagonizado un hombre que se acercó al féretro y lanzó una serie de folios, a la vez que exigía hablar con la ministra de Defensa en funciones, Margarita Robles. El presidente en funciones, Pedro Sánchez, se acercó a él para hablar, mientras le sacaba del salón.
A las 14:00, a hombros de personal de la Cámara, el féretro salió por la misma puerta de los leones por la que entró el viernes. Alrededor de 8.000 personas, según estimaciones policiales, han visitado entre el viernes y las 14.00 horas de este sábado la capilla ardiente. Sus restos fueron después incinerados en una ceremonia íntima.
Más condolencias
Durante la mañana presentaron sus condolencias a los representantes del PSOE y del Gobierno presentes en el velatorio, entre ellos la 'número dos' del partido, Adriana Lastra, y los ministros de Interior, Fernando Grande Masrlaska; Economía, Nadia Calviño; Sanidad, María Luisa Carcedo, y Cultura, José Guirao.
Como si fuera su último servicio al Estado, Rubalcaba consiguió que el ex ministro del Interior del PP, Fernández Díaz reconociera que éste logró acabar con ETA sin ceder en nada. O que José Blanco, con lágrimas en los ojos, fuese detrás de Mariano Rajoy para agradecerle el artículo que había escrito sobre el exlíder del PSOE.
A quien también se vio afectado en la capilla ardiente fue al expresidente José Luis Rodríguez Zapatero. No quiso hacer declaraciones públicas, pero en los corrillos admitía su admiración por Rubalcaba y llegaba a asegurar que su figura era irremplazable. También agradeció el artículo de Rajoy y llegó a comentar que “era un gesto muy importante para España”.
Y no faltaron dirigentes de todas las formaciones políticas. Estuvo Pablo Iglesias, Pablo Echenique, Iñigo Errejón, Alberto Garzón, Pablo Casado, Rafael Hernando o José Manuel Villegas, entre otros muchos dirigentes de Unidas Podemos, PP y Ciudadanos.
Las lágrimas corrieron por los rostros de socialistas de todas las épocas que se acercaron al Congreso a dar el último adiós al ex vicepresidente del Gobierno. Susana Díaz entró llorando desconsoladamente, y recordaba también el fallecimiento de Carme Chacón. Junto a ello, el ex presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, se hacía ver en público después de mucho tiempo fuera de foco.
Muy consternados se pudo ver a Jaime Lissavetzky —el “tronco” de Rubalcaba— y a un Javier Solana con la mirada perdida. Y a todos los ministros. Y a viejos socialistas como Antonio García Santesmases. Y su equipo más cercanos en su Ejecutiva: Elena Valenciano, Purificación Causapié, Antonio Hernado.
Estuvieron los Reyes, y el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, estuvo más de dos horas recibiendo condolencias hasta de personas ajenas a la política, como la actriz Marisa Paredes, con la que se fundió en un emotivo abrazo.
Fuera del hemiciclo, ciento de personas guardaban cola para acudir a la capilla ardiente, y otra numeroso grupo de ciudadanos se congregaban ante las dos puertas del patio del Congreso.
Rubalcaba, que siempre fue un vanidoso reprimido, a buen seguro hubiera sonreido.
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