València
Actualizado:Este pasado jueves fue una jornada clave de cara a las elecciones del País Valencià el próximo 28M, donde las encuestas prevén una batalla muy reñida entre los dos bloques. A tres días para los comicios, se celebró el debate electoral en À Punt, la televisión autonómica valenciana, entre los cinco partidos con representación en Les Corts.
Ximo Puig, el president de la Generalitat y candidato a la relección, mantuvo un papel puramente institucional durante el debate. El candidato por el PP, Carlos Mazón, cargó duramente contra el pacto del Botànic y repitió varias veces su propuesta estrella: la bajada de impuestos. Joan Baldoví, el candidato de Compromís, combinó la defensa del Botànic con la reivindicación de una voz valenciana sin servidumbres a Madrid. El vicepresidente de Les Corts, Héctor Illueca, de Unides Podem, centró sus propuestas en la creación de una red de empresas públicas en sectores como la energía, los supermercados y la banca.
También participó la candidata de Ciudadanos, Mamen Perís, quien se movió entre dos aguas al recordar a Mazón que los mayores recortes en educación los hizo en su día el PP y reprochar al resto de candidatos que se permitiera la presencia del de Vox, Carlos Flores, con una condena por malos tratos. Precisamente, Flores acusó a los partidos del Botànic de recortar las libertades.
Los candidatos pusieron sobre la mesa sus propuestas divididas en cuatro bloques, con cinco minutos para cada uno. Ese tiempo se podía usar de manera libre, sin un orden previsto, lo que dio cierta agilidad a la discusión.
El debate evidenció los diferentes modelos ideológicos de cada formación y estuvo marcado por la confrontación entre Puig y Mazón, los dos candidatos con más posibilidades de gobernar, según las encuestas. Hubo otros duelos paralelos, como el de Mamen Perís con los candidatos de PP y Vox, a quienes reprochó sus contradicciones.
Sin embargo, fueron Puig y Mazón los que acapararon la atención. Los dos candidatos principales se afanaron en atacarse el uno al otro, condicionados por un resultado que a tres días de las elecciones es muy incierto.
El primer bloque del debate versó sobre economía, hacienda y sectores productivos; el segundo, sobre el estado de Bienestar y políticas sociales; el tercero, sobre sostenibilidad y emergencia climática; y, por último, hubo uno más abierto que abordó los retos de futuro.
Los candidatos aprovecharon su primera intervención para adelantar ideas y meter alguna que otra pulla a sus rivales políticos. Carlos Mazón no dudó en criticar el exceso de deuda de la Generalitat –cifrada en 55.000 millones de euros–, la triplicación del número de asesores o el "infierno fiscal del Botànic".
A continuación, el president Ximo Puig, en su papel institucional, hizo balance de su acción de Gobierno y recordó algunas de las medidas más importantes impulsadas por su Ejecutivo como, por ejemplo, las más de 450.000 personas que han encontrado empleo desde 2015.
Puig también destacó el "cambio reputacional" del País Valencià y le dijo a Mazón: "Con su mentor [en referencia a Eduardo Zaplana] éramos lideres en corrupción y ahora lideremos la llegada de empresas". El president aprovechó el debate para anunciar que precisamente este jueves "se ha cerrado la llegada de otra multinacional americana a Ribarroja y creará 1.400 empleos".
Héctor Illueca, representante de Unides Podem y vicepresidente segundo de la Generalitat, destacó la importancia del sector público "para hacer la vida más fácil a la gente" y anunció la creación de una red de empresas que abarque los supermercados, la energía y la banca, entre otros.
"La música suena bien, pero la realidad siempre ha demostrado la dificultad de ponerlo en práctica", replicó Carlos Flores, candidato de Vox. Por su parte, Mamen Perís, única mujer participante en el debate, reivindicó la opción liberal de Ciudadanos "frente al radicalismo del PP-Vox y de la izquierda". Su objetivo es acercarse a la deseada barrera del 5% de lo votos que le daría representación en Les Corts.
Progresividad frente al populismo fiscal
El primer bloque mostró con claridad las diferencias ideológicas entre la derecha y la izquierda. Mazón se sintió a gusto al hablar de su rebaja fiscal frente al "excesivo infierno fiscal actual". Su objetivo, dijo, "es hacer la vida más fácil a las familias que no pueden pagar ni hipotecas ni tener una dieta saludable". Puig le recordó los recortes practicados en el pasado por el PP. La respuesta de Mazón a este reproche fue el silencio.
Frente a la rebaja fiscal por parte de la derecha, los tres partidos de la izquierda se opusieron casi al unísono. Ximo Puig abogó por la "redistribución". Illueca apostó por la "progresividad y por que paguen los más poderosos". Baldoví, en cambio, reclamó "la participación de todos" y se reivindicó como el único candidato libre de ataduras frente a Madrid.
Por su parte, el bloque de derecha insistió en bajar impuestos o, como dijo Mazón, "devolver el dinero a los bolsillos de los ciudadanos y hacerles la vida más fácil". Carlos Flores, de Vox, definió la rebaja fiscal como "dejar que los ciudadanos sean libres", mientras que Mamen Peris, candidata de Ciudadanos, apostó por ser el partido de los autónomos, "de los que levantan todos los días la persiana".
La defensa del estado de Bienestar
En este bloque, Mamen Perís reclamó una política de vivienda seria lejos de las grandes promesas de PP y PSOE, al igual que sanidad y educación. Peris aprovechó para reprochar al PP la imposición lingüística "que luego ha reforzado Compromís". Mazón rehúso replicar.
Peris también prometió reducciones fiscales por dentista, deporte y servicios varios. A continuación, Carlos Flores defendió la creación de una Conselleria de la Familia para poner las políticas de Familia en el centro de la gestión, "porque es el primer foco de convivencia e igualdad", dijo.
Ximo Puig destacó los grandes logros de estos años, como el final de los copagos sanitarios, de las clases impartidas en barracones y de las reversiones sanitarias, así como ayudas nuevas como la consideración de familia numerosa a partir de de dos hijos.
Mazón presentó una lista de incumplimientos por parte del Botànic: dijo que no se habían reducido las listas de espera en sanidad y también destacó las promesas fallidas de la izquierda en materia de vivienda. La respuesta de Puis fue rotunda: "Usted cuando estaba en el IVAJ [Institut Valencià de la Joventut] de la mano de su mentor prometió 200.000 viviendas para jóvenes de las que nunca se supo".
Héctor Illueca resaltó las diferencias de dos modelos sanitarios: "La defensa del modelo público del Botànic frente a las privatizaciones en manos de tres apellidos conocidos por todos: Concepción, Gallardo y De Rosa". Ilueca también apostó por que la próxima legislatura sea la de la Atención Primaria.
Por su parte, Baldoví se centró en destacar la gestión educativa del Consell, con un incremento de más de 15.000 profesores en ocho años y destacó el nuevo acuerdo que prevé otro aumento de las plantillas de docentes.
La lucha contra la crisis climática se opone al negacionismo
Otro de los puntos de choque fue el medio ambiente y la lucha contra la crisis climática. En este bloque, Vox desplegó un amplio abanico de teorías negacionistas y se enfrentó al resto de partidos al acusarles de "fanatismo climático" y de querer implantar una "dictadura ecológica".
Mazón acusó a Puig de "dejar vendidos a los agricultores" por no ser más tajante en defensa del trasvase Tajo-Segura, mientras que el socialista apostó por buscar un acuerdo definitivo "para que haya agua para siempre", al tiempo que reprochaba a Vox su negacionismo con la emergencia climática. Peris reprochó a PP y PSOE su "falta para alcanzar un acuerdo definitivo alrededor del Plan Hidrológico Nacional".
Baldoví, por su parte, defendió un modelo de energías renovables no basado en las grandes multinacionales sino en fomentar las comunidades energéticas locales o cooperativas energéticas para facilitar el acceso de energía a todos. Illueca defendió la creación de una empresa energética pública.
En cuanto a los retos del futuro, los partidos del Botànic y Ciudadanos, que en buena parte del debate estuvo más cerca de ellos que de Vox y del PP, se comprometieron a mantener abierta la televisión pública y reprocharon al PP el cierre de Canal 9 en la época de Carles Fabra.
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