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La bronca en el Congreso vista por televisión: "Es vergonzoso y me pregunto si es así de verdad"

El Congreso de los Diputados abrió este viernes sus puertas, permitiendo la visita abierta al público. Los visitantes, de diversos perfiles, señalan su preocupación por la escala verbal de las últimas semanas.

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Los visitantes se fotografían en el hemiciclo con la portavoz del PP, Cuca Gamarra. EFE/ Zipi Aragon

Son las once de la mañana en el Congreso y el diputado Alberto Casero le explica a una pareja que ha venido desde San Sebastián como funciona el sistema de votación. Ninguno de los dos le ponen cara a Casero pero escuchan que alguien detrás de ellos dice esto: "Es el que se equivocó votando". Entonces le piden una foto. "Claro, ahora sí, es muy simpático eh", comentan. Quieren saber donde se sienta Odón Elorza, diputado del PSOE por Euskadi y es Casero quien les dice por dónde ir. A escasos metros Inés Arrimadas le explica a otra mujer que "tampoco es que la gente se lleve tan mal aquí". 

El Congreso de los Diputados abrió este viernes sus puertas -permitiendo la visita abierta al público- y aireó, aunque fuese por unas horas, la tensión que inunda el hemiciclo.

Teófila, de 76 años, y Vicente, de 79, -"vivimos la posguerra, apúntalo ahí"- están "preocupados y tristes" por lo que han visto las últimas semanas por televisión. "Este no es el sitio para perder las formas", dice Vicente cabreado. El clima de crispación, alimentado especialmente por la ultraderecha, sale de la burbuja política que es el Congreso y llega así a los hogares: "Es deplorable y vergonzoso. Y no lo digo solo yo, es el sentir general de la gente con la que hablamos. Me lo dicen hasta mis nietos", cuenta Teófila.

Quieren que conste que emigraron a Alemania, que "pasaron apuros pero que siempre nos trataron bien" y que "por favor, que no se ataque aquí a los inmigrantes".

Otra mujer de 40 años (que prefiere no dar su nombre "por como está todo") es más escéptica. "La verdad es que lo que se ve fuera parece peor de lo que he visto hoy aquí. Es una percepción personal, pero me ha dado la sensación de que se llevan mejor", asegura. 

No es la única incrédula. Hay quien, como Francisco (25 años), lo achaca a "los tres minutos de vídeo que nos llegan". "Yo intento informarme a través de la cuenta del Congreso o directamente de los diputados, porque me gusta la política, y siempre me pregunto si esos tres minutos de bronca que veo en Instagram son reales. Quiero decir, ¿luego cuando hacen las leyes están así?", pregunta este opositor a diplomático. El hemiciclo estaba lleno de diputados, perfectamente ubicados, que se lo explicasen. 

Nadie de los miles de personas que pasan este viernes por el Parlamento es ajeno a un clima de tensión al que la Mesa del Congreso ha tardado en reaccionar. "Yo creo que esto ha sido gradual y que no hemos sido conscientes hasta ahora con lo que hemos visto últimamente", cree María, una cordobesa de 52 años. Su marido la escucha y asiente: "Lo hemos normalizado todos". "Vosotros también", dicen sobre la prensa. 

El matrimonio de San Sebastián que quiso la foto con Casero después de descubrir que fue él quien decidió el destino de la reforma laboral, y que sabe también de todo lo que vino después, coincide con el de Córdoba. "Sí, sí, si ya parece que no debaten ideas aquí", asegura ella. 

Mientras tanto, el PP repartía constituciones en formado de bolsillo a los visitantes y Vox regalaba pulseras a quienes se acercaban a fotografiarse con Javier Ortega Smith. Poca gente se fue sin foto del hemiciclo. Teófila se va diciendo que "muy mal, muy mal". Para ella, "pierden la credibilidad". Y lo que viene cuando no se cree en la política siempre es peor. 

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