El efecto Ayuso que irrumpió en las encuestas electorales después de las elecciones de la Comunidad de Madrid del pasado mes de mayo parece difuminarse gradualmente. Si el PP logró, después de casi un año de estar a rebufo del PSOE, superar a los de Pedro Sánchez en los barómetros tras esos comicios autonómicos, son ahora los socialistas los que, encuesta tras encuesta, le recortan distancias a un Pablo Casado que ha perdido fuelle en los últimos meses.

Según el último estudio de Key Data para Público, el PP se sigue manteniendo como la primera fuerza en las encuestas, aunque pierde buena parte de la estimación de voto que había conseguido tras la victoria electoral de Isabel Díaz Ayuso en Madrid.

Si hace apenas tres meses (al final del verano), los conservadores rozaban casi el 30% en estimación de voto y pasaban con holgura de los 120 escaños, en este último estudio obtienen un 27,3% y una proyección de 116 diputados. Este es el tercer barómetro consecutivo en el que el PP pierde puntos, lo que empieza a apuntar hacia una tendencia a la baja que podría consolidarse en próximos estudios.

La directora técnica de Key Data, Paz Álvarez, apunta al conflicto interno entre Casado y Ayuso como uno de los factores fundamentales que está lastrando a los conservadores en las encuestas.

"El Partido Popular continúa metiéndose goles en su propia puerta. Las peleas internas se han vuelto a evidenciar tras la breve tregua de la convención nacional y casi de forma automática retrocede en intención de voto. En noviembre pierde casi un punto porcentual y cinco escaños. El electorado no tolera bien las disputas internas de los partidos, que ni entiende ni comparte; perciben que los problemas son otros y se alejan de los partidos que se dedican a pelearse", asegura Álvarez.

El PSOE sigue situándose como segunda fuerza en las encuestas y recorta distancias con los de Pablo Casado. De esta manera, los socialistas pierden dos décimas respecto al estudio de octubre y con una estimación de voto del 25,6% tienen una proyección de 102 escaños. Lo normal, explica la directora técnica de Key Data, es que la formación en el Gobierno pierda fuelle en las encuestas por el desgaste que supone estar en el Ejecutivo.

Además, en estos meses el PSOE ha protagonizado decisiones que tienden a tener su impacto en las encuestas que están fuera de periodo electoral (el pacto con el PP y Unidas Podemos para renovar los órganos constitucionales, los acuerdos presupuestarios...) y, aún así, explica Álvarez, "aguantan bien". 

En un contexto en el que la mayor parte de los trasvases de voto se da dentro de bloques ideológicos, la caída del PP favorece a Vox, que sigue consolidándose como la tercera fuerza en las encuestas. La ultraderecha gana casi un punto (el que pierden los de Casado) y con una estimación de voto del 16,4% tendría una proyección de 56 escaños.

Unidas Podemos, que es la cuarta fuerza en el estudio de noviembre, vuelve a crecer por tercer mes consecutivo y se sitúa por encima del 11% (11,1%) en estimación de voto, lo que le da una proyección de alrededor de 29 escaños. El espacio confederal sufría una lenta pero constante caída en las encuestas prácticamente desde las elecciones de noviembre de 2019, y solo había experimentado subidas muy puntuales que lograban transformarse en tendencia.

Sin embargo, en los últimos meses parece consolidar un crecimiento (ligero, al menos de momento) que Álvarez atribuye al papel de la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz: "Últimamente ha estado muy activa y ha tenido mucha exposición política y mediática, con el asunto de la reforma laboral y otras materias de Trabajo, pero también con su proyecto político".

Ciudadanos sigue sin levantar cabeza y con un 2,8% en estimación de voto obtendría tan solo un escaño por Madrid. Por bloques, la derecha sigue aventajando al Gobierno de coalición, incluso aunque el PSOE y Unidas Podemos obtuvieran los apoyos del denominado bloque de la investidura. PP, Vox y Ciudadanos sumarían más de 170 escaños (aunque no llegarían a la mayoría absoluta, por lo que tendrían más que difícil la gobernabilidad al no poder contar con ningún otro apoyo en el Congreso), mientras que el Ejecutivo actual y sus actuales aliados parlamentarios estarían alrededor de 160 escaños.