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Elecciones autonómicas y municipales 2023

Las alcaldías de Vox, un año después del 28M: ¿Qué ha pasado en los municipios en los que gobierna la extrema derecha?

Tras las municipales de 2023, 33 candidatos del partido de Abascal fueron investidos alcaldes, bien por haber sumado la mayoría de los votos o por haber contado con el apoyo del PP. 'Público' repasa qué queda de esos gobiernos un año después.

Cartel Vox
Carteles electorales de Vox para las elecciones generales del 23 de julio en San Lorenzo del Escorial (Madrid). Eduardo Parra / Europa Press

Los resultados de los últimos comicios municipales, celebrados el 28 de mayo de 2023, otorgaron el bastón de mando de 33 ayuntamientos a candidatos de Vox. La mayoría de estos municipios son pequeños pueblos de la España vaciada que se extienden por el interior del país, en especial por las áreas rurales de Castilla y León y Castilla-La Mancha. El de mayor tamaño, Nàquera (Valencia), tiene 7.728 habitantes, aunque, por norma general, se trata de localidades que no llegan a los 200, según el Padrón Continuo del INE de 2022.

Un año después de las elecciones, sólo uno de estos dirigentes ha perdido la alcaldía. Se trata de Gustavo Adolfo Díaz exalcalde de Domingo Pérez (Toledo), quien fue investido gracias al apoyo del único concejal del PSOE, Francisco Araque Martín, posteriormente expulsado del partido por esta razón. El pasado 17 de abril, el mismo concejal, ya como no adscrito, apoyó una moción de censura que le arrebató a Vox el gobierno de la pequeña localidad.

Actualmente, son 32 los municipios españoles que tienen a un alcalde de Vox al frente del consistorio. En estos, apenas se han llevado a cabo cambios relevantes, en parte, por la limitada cuota de poder que ostentan los mandatarios de este tipo de localidades. Al menos 16 de ellos son concejos abiertos, en los que el alcalde tiene un papel prácticamente simbólico, ya que las decisiones son tomadas por los vecinos por participación directa en la asamblea vecinal.

Muchos de los municipios en los que Vox se hizo con la alcaldía eran antiguos feudos del PP. De hecho, al menos ocho de los alcaldes surgidos tras el 28M ya habían sido concejales en el mismo consistorio bajo las siglas de los populares e, incluso, del PSOE. Era el caso de Crescencio Martín, alcalde de Valdelageve (Salamanca), con quien Público habló en julio de 2023, tras conseguir el gobierno de la mano de los de Abascal. Anteriormente, tras las municipales de 2007 y 2015 lo había hecho como candidato del partido socialista, y en 2019 del PP.

Tras el 28M argumentó que se había decantado por Vox movido por el rechazo a la política de "despachos" y el desprecio institucional que había percibido hacia el mundo rural mientras gobernaba bajo las siglas de las dos grandes formaciones del bipartidismo. El partido de extrema derecha había basado su campaña electoral de las municipales en la defensa del "campo español", ensalzando junto a él el nacionalismo y la propiedad. Hoy, el entusiasmo de Martín por el partido de Abascal se ha reducido.

"A día de hoy no puedo decir que Vox haya metido un proyecto ejemplar en mi pueblo, y como no puedo decirlo, yo no miento", explica. Aunque también intenta despojarse de las etiquetas partidistas y afirma que "es cierto que hay gente que se deja la piel en todos los partidos. Pero hay otra gente, sobre todo en los despachos, que son de los que dependemos, que les resulta muy difícil dar el ok para cosas que son muy necesarias". Pone como ejemplo las penurias sanitarias que sufren los habitantes de su comarca, donde pasan los días "y no viene ningún médico."

Para Fidel Oliván, autor de El toro por los cuernos: Vox, la extrema derecha europea y el voto obrero, cree que es posible que a nivel local, Vox se desinfle. "Es complicado pensar que vayan a mejorar sus resultados", reflexiona. "A nivel estatal están muy desgastados para ser un partido tan joven, ya no son atractivos para los medios ni para las personas de a pie". Según Olivan, el mundo rural podría haber sido un caladero de votos de Vox, ya que, como pasa en otros países, "es mucho más conservador" que las zonas urbanas. Sobre todo, teniendo en cuenta que los de Abascal se concentraron "discursivamente, que no materialmente, en los valores rurales". Sin embargo, las expectativas de voto de la extrema derecha no se llegaron a cumplir.

La llegada de los de Abascal a los 33 municipios –después 32– se produjo en un contexto de derechización de los votantes que no es nuevo. El 28M tiñó el país del azul característico del PP, que se tornó verdoso en no pocos territorios conforme los populares fueron cerrando acuerdos de gobierno con la extrema derecha. Estos no sólo se dieron en pueblos y ciudades, sino también en las comunidades autónomas de Aragón, Comunitat Valenciana, Región de Murcia y Extremadura, que siguieron el ejemplo de Castilla y León y formaron equipos de gobierno compuestos por políticos de ambos partidos.

Aunque esta alianza es bastante común, tiene sus excepciones. Así fue en Santa María de Ordás, un municipio rural de menos de 300 habitantes situado en León. Allí, su único concejal del PP, José Manuel González Quintela, apoyó la investidura del socialista Luis José García Fernández, quien terminó gobernando la localidad a pesar de que Vox había ganado las elecciones.

Influencia limitada

"Los pueblos pequeños cada día lo tenemos más difícil", se queja Crescencio Marín, "para cualquier proyecto hay que esperar y ya me estoy cansando de esperar". El municipio que gobierna apenas cuenta con 67 habitantes, una cifra que hace años que mengua. "Yo siento como esto se muere, que el campo se muere. No sé si será culpa del Gobierno, de los que están alrededor o si será el sistema, pero como el campo se muera, España va de culo”.

Una característica de los pueblos cuya alcaldía está en manos de Vox es que, debido a su reducido tamaño, la capacidad de gestión de sus dirigentes es mucho menor que la de otros más grandes. En España, las competencias asignadas al gobierno de un municipio son directamente proporcionales al número de habitantes censados en él, lo cual, por ende, afecta también a sus presupuestos.

Así, si en las localidades de más de 50.000 habitantes los equipos de gobierno tienen capacidad para administrar la seguridad local, gestionar los residuos y servicios especializados de salud, desarrollar el planeamiento urbano o parte de la red de transporte público, en los pueblos por debajo de 20.000 estas competencias disminuyen considerablemente. Incluso, se reducen a su mínima expresión en los pueblos de menos de 5.000 habitantes, característica que comparten 30 de los 32 municipios dirigidos actualmente por Vox. En estos casos, los alcaldes se convierten, principalmente, en interlocutores entre sus vecinos y el resto de las administraciones.

"Nosotros somos alcaldes 24 horas", explica Crescencio Martín. "Nosotros tenemos que arreglar nuestros problemas y los de nuestros vecinos: si hay una avería de agua me toca a mi, si hay que hacer cualquier cosa me toca a mi con mi coche". Y, aclara, "todo esto es gratis, nosotros no cobramos un duro".

Muchos de estos pueblos ni siquiera cuentan con policía local, sino que es la Guardia Civil quien se encarga de las funciones de vigilancia, seguridad y protección. Tampoco gestionan recursos sanitarios de ningún tipo, si bien son las autonomías quienes se encargan principalmente de esta gestión, y el planeamiento urbano en muchas ocasiones se limita a la concesión de licencias de construcción privadas u obras menores para el mantenimiento de espacios públicos. De todas estas tareas se encargan las diputaciones provinciales, que pueden o no ser del mismo color político que la alcaldía.

Es el caso de Valdelageve, el pueblo gobernado por Crescencio Martín, alcalde de Vox. Situado en la provincia de Salamanca, una parte importante de la gestión del pueblo depende de la diputación provincial, en manos del PP. Martín explica a Público que lleva meses tratando de arreglar unas humedades que salieron en el ayuntamiento, pero que el dinero que tenía que haber llegado desde la diputación no lo hace. Su partido, Vox, medió para que saliera adelante el proyecto de reforma, que sin embargo aún no ha comenzado. "No sé si para la diputación ir a pedir algo si tienes una sigla política u otra es importante".

Gestos políticos

A pesar de la escasa capacidad de gestión, algunos los alcaldes de Vox no han escatimado en gestos que les permitiera posicionarse ideológicamente lejos de lo que consideran los símbolos de la progresía política. Así, unas de las primeras medidas llevadas a cabo por los alcaldes del partido de ultraderecha fue descolgar de los edificios públicos las banderas LGTBI+. Esta medida fue especialmente polémica en Nàquera (Valencia), donde menos de un mes después de la celebración de las elecciones, el recién investido alcalde y candidato de Vox, Iván Expósito, firmó un acuerdo junto su socio de, el líder local del PP, Vicente José Estellés, en el que se recogían esta y otras medidas

Además de vetar la bandera arcoíris, retiraron la condena oficial a "la violencia de género", y sustituyeron la concejalía de igualdad por la de Familia y Vida, a cuyas competencias se sumó Tercera Edad, Urbanismo y Nuevas Tecnologías. La postura fue replicada por María Luisa López, alcaldesa de Puebla de Don Rodrigo (Ciudad Real). La edil de Vox se negó a poner en el balcón del ayuntamiento la bandera LGTBI+, como venía siendo costumbre durante la celebración del Orgullo desde hacía varios años.

Sólo tres mujeres

La alcaldesa de Puebla de Don Rodrigo es una de las tres candidatas de Vox que logró la vara de mando en las pasadas municipales. En la legislatura anterior, Puebla de Don Rodrigo había estado gobernada por el PSOE. El 28 de mayo del año pasado los socialistas volvieron a ganar con el 46,92% de los votos, aunque perdieron dos escaños, los mismos que consiguió Vox. López llegó a un acuerdo de gobierno con el PP, que a pesar de tener un concejal más que el partido de extrema derecha, le cedió el sillón de la alcaldía durante los dos primeros años de la legislatura bajo la condición de que en los dos últimos (2026-2027) sería alcaldesa Eva Gutiérrez, cabeza de lista popular.

Las otras dos alcaldesas de Vox son María Belén Manzano, quien se encuentra al frente de Torrejón del Rey (Guadalajara) y María Lourdes García Montes, alcaldesa de Becedillas, un pequeño pueblo avilés de apenas 78 habitantes próximo a Extremadura.

El partido de extrema derecha es, de todos los que cuentan con representación en alguna administración pública, el que más abajo posiciona a las mujeres en sus listas. Así lo certificó Público tras analizar la lista de los candidatos a las generales del 23J, si bien es preciso aclarar que, independientemente del color político, en España sólo uno de cada cuatro municipios están dirigidos por una mujer. En el caso de las alcaldías de Vox, esta proporción se reduce a 0,4 de cada cuatro.

Los feminismos y la igualdad de género son unos de los principales enemigos esbozados por Vox. Esta aversión es también su principal línea discursiva, lo que le permite aglutinar el voto antifeminista. Dado el reducido tamaño de los municipios en los gobierna un alcalde o alcaldesa de Vox, los consistorios no cuentan con competencias que incluyen la gestión de recursos para materia de igualdad. Es por ello que son los gestos, declaraciones y condenas públicas el único espacio en el que pueden mostrar su rechazo a los avances en este ámbito. En este viaje, los de Abascal encuentran a menudo apoyo en el PP.

Alianzas con el PP: restricciones a la igualdad y a la cultura

Es en las ciudades grandes y en las comunidades autónomas en donde más se evidencia la marca Vox. Los acuerdos entre derecha y ultraderecha permitieron a los de Abascal conseguir parcelas de poder en seis capitales de provincia: Burgos, Valladolid, Toledo, Huelva, Guadalajara y Ciudad Real. En todos ellos, a excepción de las dos últimas ciudades, PP y Vox han eliminado las concejalías de Igualdad.

También acabaron con esta área en otras municipios importantes en los que son socios de gobierno: Ponferrada (León), Talavera de la Reina (Toledo), Orihuela (Murcia), Gijón, Molina del Segura (Murcia). En otros, como Elche (Alicante), Móstoles (Madrid), Níjar (Almería) o Aranjuez (Madrid), estas concejalías han sido integradas en otras.

A principios de abril trascendió que el gobierno del municipio granadino de Maracena, en el que está integrado Vox, había eliminado el criterio de víctima de violencia de género para acceder a las bolsas de empleo de la localidad. Tras las críticas, los partidos gobernantes aseguraron que pondrían una ayuda específica para estos casos. Pero no ha dado tiempo. El pasado 16 de abril, el concejal socialista Carlos Porcel desplazó al alcalde popular, Julio Álvarez tras una moción de censura.

La polémica ha acompañado igualmente a VOX en la gestión cultural de aquellos municipios donde tiene presencia institucional. Así, en julio de 2023, el Ayuntamiento de la ciudad de Toledo, gobernado, vetó el estreno de "La infamia", obra teatral de la periodista mexicana Lydia Cacho que estaba programada para diciembre del pasado año. El Consistorio justificó esta decisión por cuestiones de presupuesto.

En verano de 2023, el partido de ultraderecha protagonizó otra controversia en Gijón, donde ostenta la Concejalía de Festejos, al negarse su titular, Sara Álvarez Rouco, a apoyar la música en asturiano.  En esta ocasión, tanto el PP como Foro Asturiano -el partido de la alcaldesa, Carmen Moriyón- rechazaron públicamente alinearse con el partido de la extrema derecha con el que gobiernan en la ciudad más poblada de Asturias.

Rupturas con los populares

En Villabrágima (Valladolid) el PP no llegó a necesitar a Vox para obtener el bastón de mando. El apoyo de sus habitantes les dio cuatro concejales con los que gobernaron en mayoría simple. Pero en un sorpresivo giro de los acontecimientos, en febrero de este año, los tres concejales socialistas en la oposición se aliaron con los dos de Vox para arrebatarle a los populares el Ayuntamiento. Según explicaba el PSOE de este pequeño municipio, el objetivo era evitar una alianza entre derecha y ultraderecha. El pasado 21 de febrero se consolidó la moción de censura, con la que el PSOE le daba el bastón de mando a Víctor Arce, concejal de Vox que anteriormente había sido alcalde bajo las siglas del PSOE.

El movimiento supuso el cese de los tres concejales socialistas y la salida de los dos de Vox del partido de Abascal. Los cinco llevan desde entonces gobernando como concejales no adscritos.

En Puente de Génave (Jaén), el alcalde de Vox, Francisco García Avilés, continúa gobernando, pero ha perdido a una concejala, que se ha pasado a no adscrita. Ahora, el partido de ultraderecha gobierna en minoría. El dirigente de Vox saltó a la palestra mediática en diciembre del año pasado, cuando repartió calendarios con el rostro de Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera.

*Esta información se ha actualizado para incluir las declaraciones de Crescencio Martín

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