madrid
El mapa de las alianzas de la izquierda de cara a las elecciones municipales y autonómicas, lejos de ser uniforme, es un mosaico en el que cada pieza se distingue de las otras en casi todas sus características; eso sí, todas las piezas conforman una composición única. Podemos e Izquierda Unida llevan varios meses inmersos en negociaciones para lograr candidaturas unitarias que aspiren a tener buenos resultados en los comicios de mayo.
Cada comunidad sigue su propio ritmo, pero las conversaciones formales en la mayor parte de los territorios (a excepción de Navarra, que protagonizó un temprano acuerdo) comenzaron entre noviembre y diciembre, cuando ambos partidos habían concluido casi todos los procesos de primarias internas convocados.
Primero fue la formación morada, en su Universidad de Otoño a principios de noviembre, y luego IU, que durante todo el mes de diciembre celebró primarias en la mayoría de sus federaciones territoriales. En este tiempo, las dos fuerzas han mantenido negociaciones y han protagonizado cambios importantes respecto al mapa de alianzas que había en noviembre, antes de entrar en la recta final de un proceso de confluencias que debería terminar, según se fijaron ambas partes, antes de que concluya enero. Aunque, de nuevo, cada territorio seguirá su propio ritmo.
El hito más importante ha sido el cierre de un preacuerdo en Madrid para que Podemos e Izquierda Unida concurran juntos tanto en la ciudad como en la autonomía. Después de varios meses de negociaciones, los dos partidos consensuaron que los cabezas de lista en ambos escenarios sean los propuestos por la formación morada: Alejandra Jacinto a la Comunidad y Roberto Sotomayor al Ayuntamiento.
El pacto de Madrid se unió de esta manera al de Navarra (entre Podemos, IU y Batzarre, de corte soberanista, bajo el nombre de Zurekin Nafarroa). En otros territorios, según ha podido saber Público, el acuerdo también parece inminente: este es el caso de Cantabria o de La Rioja. En el primer territorio, la principal discrepancia que impedía cerrar un pacto residía en las diferencias que había en torno a la candidatura de Santander (ambos partidos querían liderarla), por lo que finalmente se ha optado por sacar esta ciudad de la ecuación con el objetivo de alcanzar un acuerdo en el resto de municipios y en la autonomía. El escenario apunta a una división de candidaturas en Santander y a un pacto en el resto de ciudades y a nivel regional.
En La Rioja el pacto también está prácticamente apuntalado y, a falta del anuncio, IU va a liderar la candidatura autonómica y Podemos tendrá el cabeza de lista de Logroño. También en Galicia, Catalunya y Castilla y León (donde no se celebran autonómicas) los acuerdos están muy avanzados o no parecen correr riesgos en las plazas más importantes, mientras que en Andalucía la reciente mala experiencia para la izquierda de las elecciones de junio del pasado año lastra la unidad en algunas de las ciudades más importantes, como Málaga.
El efecto Madrid y algunos cambios de escenario
Donde no se ha cerrado todavía un acuerdo pero ninguno de los dos partidos prevé problemas es en Extremadura y en Balears. En el primer caso hay bastante aceptación con el hecho de que la líder de la confluencia sea la secretaria general de Podemos Extremadura y candidata del partido morado, Irene de Miguel, que también cuenta con la simpatía de Yolanda Díaz. En Balears la voluntad de las dos organizaciones es repetir su alianza para poder revalidar el gobierno progresista en las islas.
En los últimos meses han cambiado ciertas cosas en algunos de los escenarios en los que recientemente la unidad se daba por imposible. No significa que haya habido un giro radical y que el acuerdo esté más cerca, pero la percepción sí que es otra. Este es el caso del País Valencià. El territorio parece haberse imbuido de un efecto Madrid en el que la alianza entre Podemos e Izquierda Unida es empujada por el rechazo de otra fuerza de izquierdas mayoritaria a confluir en una coalición que pueda afectar a sus siglas o sus cabezas de lista.
En Madrid, Podemos e IU cerraron su acuerdo tras los numerosos portazos del Más Madrid de Mónica García (partido mayoritario en la izquierda madrileña) a una confluencia que pusiera en duda la configuración de su candidatura. En País Valencià es Compromís el que solo contempla la posibilidad de que Podemos e Izquierda Unida se integren en sus listas (tanto en el territorio como en Valencia ciudad), una condición que ninguna de las dos formaciones está dispuesta a aceptar.
Esto podría empujar hacia una coalición de ambas fuerzas, habida cuenta de que también se da una buena relación entre sus candidatos, Héctor Illueca (Podem) y Rosa Pérez (Esquerra Unida). En Asturias la unidad sigue siendo complicada a nivel autonómico, aunque el pasado 16 de diciembre IU convocó un encuentro sobre candidaturas de confluencia al que asistió Podemos y otras fuerzas extraparlamentarias.
En los municipios hay negociaciones en marcha y es probable que haya más candidaturas conjuntas que la última vez (como las que se dieron en Avilés o Langreo). En Oviedo, por ejemplo, se está planteando una plataforma ciudadana que aspira a aglutinar a toda la izquierda.
En Castilla-La Mancha también se ha producido recientemente una foto de unidad de la izquierda, y en la actualidad Podemos e IU, junto a otras fuerzas, negocian una posible confluencia, pero este escenario sigue estando bastante alejado en la actualidad.
Las alianzas más difíciles
En el resto de territorios las alianzas parecen bastante difíciles. En Aragón prácticamente se da por sentado la concurrencia de tres candidaturas de izquierdas a las autonómicas (Podemos, IU y la Chunta Aragonesista), y tampoco en Zaragoza se espera un acuerdo entre el grupo municipalista de Zaragoza en Común (en el que se encuentra Izquierda Unida) y la formación morada.
En Murcia se han producido reuniones entre Podemos e IU, pero parece difícil que los de Javier Sánchez Serna y Más Región confluyan juntos, lo que a su vez complica cualquier tipo de acuerdo. A día de hoy, a Izquierda Unida no le convence la propuesta de los morados para las autonómicas, ya que no les garantizaría representación parlamentaria, y tampoco están dispuestos a ceder a Podemos posiciones en municipios donde son fuertes, como Totana (tienen la alcaldía) o Lorca.
El caso de Canarias también parece, de momento, enquistado. La irrupción de Drago y la decisión de Alberto Rodríguez de postularse como candidato a las autonómicas, lejos de consagrar la unidad, ha puesto en guardia a un Podemos que confía plenamente en las posibilidades de obtener un buen resultado electoral de su candidata, Noemí Santana, que en la actualidad es consejera de Derechos Sociales en las islas.
En IU consideran que Rodríguez sería un buen candidato y estarían dispuestos a avalar la opción ofrecida por el líder de Drago para encabezar una fórmula en la que se buscaría no restar espacio a las candidaturas insulares de Podemos e IU en su arrastre de voto para las autonómicas. En este territorio se dan varios procesos electorales a la vez, ya que se elige al Parlamento canario (autonómicas donde la circunscripción es la isla), a los concejales de los ayuntamientos (municipales) y a los cabildos de las siete islas, por lo que en la elección de las candidaturas es importante que no haya confusiones que puedan restar opciones en ninguno de estos procesos.
Algunas voces de la izquierda canaria defienden que Rodríguez tendría un perfil idóneo para este cometido, ya que el grado de conocimiento de su persona por parte de la sociedad canaria es amplio y permitiría arrastrar votos para su candidatura al Parlamento canario (un voto casi personal) sin restar opciones en otros procesos.
Podemos apuesta, a su vez, por la integración de Rodríguez en sus listas bajo el liderazgo de Santana, de la que destacan su gestión en el gobierno autonómico y el despliegue de políticas sociales que ha logrado. De momento, todo apunta a un escenario donde habría dos candidaturas (Rodríguez y Santana), e Izquierda Unida podría tener que decidir entre ambas, pero las negociaciones continúan.
Los de Ione Belarra consideran que en algunas comunidades IU está exigiendo cuestiones que se salen del marco de acuerdos cerrados anteriormente y que no se corresponden con los datos demoscópicos que manejan (los datos de las encuestas para medir qué partido sería el mayoritario en la actualidad en un determinado territorio). Sin embargo, confían en poder llevar a buen puerto todas las negociaciones (o al menos la mayoría de ellas) antes de que finalice enero.
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