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Los acercamientos 'sottovoce' de PP y Junts dibujan en el horizonte una pinza contra Sánchez

En el PP confían el factor desestabilizador de Junts para sostener su ofensiva contra la coalición progresista. El partido ha entendido en este año que Feijóo tiene una estrategia clara con respecto a Junts: "Hay que ir normalizándolo", apunta un barón de peso del PP.

Alberto Núñez Feijóo
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. Juanma Serrano / Europa Press

Ha pasado un año desde la victoria-fracaso del Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo en las elecciones generales del 23 de julio. La imposibilidad de articular una mayoría parlamentaria con la extrema derecha —escenario que siempre fue una opción para el líder nacional del PP aunque eso se aclararía tiempo después— provocó un shock en la dirección nacional del que tardaron todo el verano en recuperarse. A esa "desesperación" por gobernar de un Feijóo que se veía en La Moncloa atribuyeron en el partido lo que pasó en esos meses: la intención de reunirse con Junts en el marco de la ronda de contactos para su investidura y las informaciones sobre reuniones secretas entre miembros de la cúpula del PP y dirigentes de Junts per Catalunya.

Pero el análisis ahora es distinto. El partido ha entendido en este año que Feijóo tiene una estrategia clara con respecto a Junts: "Hay que ir normalizándolo", apunta un barón de peso del PP. Como ya contó este medio, los populares han tratado de atraer al partido independentista a un bloque conservador en el Congreso de los Diputados con la intención de, primero, ahondar en la debilidad parlamentaria de la coalición y, segundo, sacar adelante sus propias iniciativas legislativas.

Ni el PNV ni Vox, las otras formaciones —además de Coalición Canaria—a las que miran en el PP generan tensiones internas. En el caso de los nacionalistas vascos, aunque en el partido sigue escociendo su apoyo a la moción de censura contra Mariano Rajoy, es un aliado que querrían recuperar; y en cuanto a Vox, esa alianza está más que asumida una vez les han puesto alfombra roja en los gobiernos autonómicos. Junts es el más incómodo, pero "votos son votos", zanja un miembro de la dirección nacional del PP. Génova da por buenos los votos de Junts a sus propuestas en el Parlamento, aunque niegan negociaciones para ellos. "Presentamos cosas y las votan", dicen fuentes de la cúpula popular.

"Siempre que nos parezca que la propuesta es razonable, nosotros no tenemos precauciones dentro del cumplimiento del Estado de Derecho en nuestro país", reconoció también Feijóo la semana pasada en una entrevista en la cadena COPE al ser preguntado por si la salida de Vox de sus gobiernos autonómicos allanaba posibles pactos con el PNV y Junts.

En el PP no solo no rechazan sino que hacen gala de que durante estos primeros meses de legislatura han mantenido un diálogo casi constante con la formación independentista en el marco de la actividad parlamentaria. "Hablamos con todos", apuntan desde la dirección del grupo popular. "Con todos menos con Bildu", matizan.

A nadie se le escapa la contradicción que supone para Feijóo, y para todo el partido, un acercamiento con los de Carles Puigdemont. En los últimos años el PP ha construido todo un relato de demonización del independentismo y de ataques contra el expresidente de la Generalitat que hace difícil entender, y así lo sostienen fuentes internas a distintos niveles, que ahora pase a ser un interlocutor válido para ellos. Pero al mismo tiempo dan por hecho que en ello está su presidente nacional.

Críticas al cuándo, no al cómo

En el mes de febrero, en el ecuador de la campaña de las elecciones gallegas, fuentes de la dirección nacional del PP provocaron un terremoto político al afirmar que se podrían abrir a indultar a Puigdemont si este se sometía a la justicia española. Además, también reconocieron que la amnistía había estado sobre la mesa de Génova en las negociaciones para la investidura fallida de Feijóo durante 24 horas. Así lo dijo después el líder de la oposición. El PP se sumió en una perplejidad que todavía arrastran meses después, pero no tanto por la revelación sino por el momento elegido: en plena campaña electoral.

Lo mismo sucedió cuando en el arranque de la campaña para las elecciones europeas Feijóo abrió la puerta a una moción de censura al Gobierno con el apoyo de Junts. "No se puede decir eso a dos semanas de votar", apunta un presidente del PP. No es el qué, sino el cuándo. Porque los populares han aprendido del 23J que necesitan salir del aislamiento parlamentario, pero sin hacer ruido.

Por su parte, los de Puigdemont se resisten a sellar su integración en el bloque de investidura de Sánchez y este martes le han asestado un duro golpe al Gobierno tumbando en el Congreso la senda de déficit, primer paso para sacar adelante los presupuestos, y la toma en consideración de la ley de extranjería. En esta última votación unieron sus votos a los del PP y Vox. Una "humillación total", dijo Feijóo. "La más reciente, pero no la última", añadió. En el PP confían el factor desestabilizador de Junts para sostener su ofensiva contra la coalición progresista.

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