Opinión
Pedir ayuda ante la violencia de género
Por Ana Bernal Triviño
Este artículo puede parecer innecesario por ser de una cuestión tan básica, pero no lo es. Lo compruebo cada día. Me llegan centenares de mensajes a diario donde mujeres que sufren malos tratos preguntan qué hacer. Damos por hecho no solo que la gente sabe qué es la violencia de género, sino que también pensamos que las mujeres que dan el paso saben cómo reaccionar.
No es así. Por mucho que aparezca en pantalla el teléfono 016, algunas mujeres no saben cómo salir de ahí. Y no es porque sean torpes, como a veces he tenido que escuchar. Ni de lejos. Es sencillamente una de las tantas consecuencias del maltrato. A veces es únicamente por la parálisis del miedo. Porque no asumes que eso del 016 tiene que ver contigo, porque crees que la situación es pasajera, porque no te quedan fuerzas, porque estás más pendiente de protegerte si viene un ataque que de defenderte, porque no quieres reconocer que ese “a mí esto no me va a pasar nunca” te está ocurriendo. Dar el paso de pedir ayuda es muy complicado para muchas mujeres.
Por eso es tan importante que el entorno más cercano esté alerta, y que frenen este tipo de ideas que frenan la denuncia:
- "Ya nos zarandea a mí y a los niños, pero quiero saber si se puede quedar ahí porque hasta ahora nunca lo había hecho”. No, irá a peor, nunca retrocederá. La violencia psicológica ya era un tope para haber huído. Pero cuando da paso a la violencia física, ese ya es el culmen de la violencia de género. No hay vuelta atrás. Estáis en riesgo urgente.
- "Él me culpa de todo, quizás soy el problema”. No. Nunca eres el problema. Te hace sentir culpable para justificar su conducta. Solo por eso.
- ¿Cómo le puedo ayudar para volver a ser el de antes?” Ni lo intentes. No somos terapeutas si nuestra pareja es un maltratador. No somos especialistas y aunque lo fuéramos no se dejaría “tratar” por su mujer. No va a volver a ser el de antes. No volverá aquel hombre que conociste al comienzo. Lo suyo no es una enfermedad con cura. No te quedes en esta idea porque entonces te costará mucho pedir ayuda y salir de este ciclo mientras él te va desgastando poco a poco.
- "Son peleas de pareja normales solo que un poco más fuerte”. No, en las peleas de pareja normales hay argumentos o puntos de vista diferentes que se confrontan y se intenta una negociación hasta un punto de acuerdo. Con un machista nunca, jamás, habrá opción a negociar. Sus imposiciones con amenazas y manipulaciones o agresiones físicas son una forma de violencia.
Cuanto antes asumas esto, antes podrás situarte como prioridad y pedir ayuda. Pide ayuda a tu entorno más próximo y te conocen bien, desde un familiar a una amiga o compañera de trabajo. Otra opción es acudir a la policía a denunciar o ir a consulta médica y explicar qué te ocurre. Deberían en este último caso actuar de oficio.
Recuerda que el 016 siempre está ahí. No deja rastro en la factura (pero sí debes borrarlo del móvil). No tengas miedo porque pienses que si haces esa llamada ya estás denunciando. NO, no estás denunciando. Ahí te darán asesoramiento sobre la violencia de género, atención psicosocial o recursos de ayuda. A veces me decís que el 016 no os ha atendido bien. Haced otra llamada, os atenderá otra persona y quizás os puede dar otras facilidades.
En cualquier caso, nunca os olvidéis de vuestro recurso más cercano: las asociaciones feministas. Son muy importantes porque son organizaciones locales de primera mano, las más cercanas a tu casa, las que conocen más tu entorno y tu día a día. Visita esta web, conocida como WRAP Aquí están todos los recursos de apoyo y prevención. Realiza la búsqueda según donde vivas. Si no te gusta una asociación, prueba otra, recurre a varias opciones. Por una mala experiencia que tengas, no te paralices. Recurre a personal especializado que pueda ayudarte de verdad, a trabajadoras sociales, abogadas, psicólogas especialistas en violencia de género. No pidas ayuda a personas no profesionales porque un mal asesoramiento puede suponer un peligro.
Cuando os comento esto siempre me decís que no os quedan fuerzas, que no es tan fácil, que os da miedo enfrentarse a la justicia y que no queréis hablar con profesionales a los que desconocéis sobre vuestra vida privada. Lo sé.
Sé que es muy complicado pero si seguís con él, en esa relación, las pocas fuerzas que quedan desaparecerán, los días será cada día aún más difíciles, te dará miedo enfrentarte ya no a la justicia sino a él cada hora y cada segundo. Y, poco a poco, arriesgarás tanto tu vida y la de tus hijos que dejarás de vivir.
Aunque creas que el camino que vas a empezar es duro, es aún más duro quedarse donde estás. Porque en una gran mayoría de las ocasiones se trata de vivir o de malvivir. Y en otra gran mayoría se trata de vivir o morir. Da el paso siempre.
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