Este artículo se publicó hace 6 años.
SiriaRusia obliga a Israel a dejar de bombardear Siria
Desde hace más de un mes la aviación israelí no ha atacado Siria. Los rusos han puesto fin a esos ataques, que han sido cotidianos durante años, y están enviando más armas avanzadas a ese país, una situación para la que Israel busca una solución.
Eugenio García Gascón
Jerusalén--Actualizado a
A mediados de octubre, desde el podio de la Kneset, el primer ministro Benjamín Netanyahu dijo que Israel continuaba con normalidad sus operaciones militares en Siria, “como en el pasado”, y que lo hacía en “coordinación completa” con Rusia. Sin embargo, nada estaba más lejos de la verdad que esa afirmación.
Desde que un mes antes, a mediados de septiembre, las defensas antiaéreas sirias derribaron por error un avión de reconocimiento ruso con quince tripulantes a bordo, las reglas del juego han cambiado. Los rusos han dejado claro a Netanyahu que los aviones israelíes ya no tienen libertad de acción en Siria, y esto ha conducido a un cese completo de operaciones aéreas en ese país, aunque el primer ministro israelí diga lo contrario en la Kneset.
Los rusos responsabilizan del trágico error a Israel. Varios aviones israelíes operaban en el momento del incidente en esa zona y los misiles sirios disparados contra esos aviones derribaron al avión ruso. En Moscú, piensan que el incidente fue posible gracias a una argucia de Israel y han dicho basta a las operaciones de ese país en Siria.
Pero Netanyahu no fue el único líder israelí en decir una mentira. Solo unos días antes, el titular de Defensa, Avigdor Lieberman, afirmó lo mismo a sabiendas de que no era cierto. Esto ha hecho que numerosos analistas se pregunten por el sentido de las palabras de esos dos dirigentes, que sabían mejor que nadie que no era cierto lo que decían públicamente.
El 19 de octubre, el diario Yediot Ahronot calificó las manifestaciones de Netanyahu de “imprecisas”, pero el periódico no dio ninguna explicación. De hecho, nadie ha explicado todavía por qué el primer ministro y Lieberman dijeron lo que dijeron mientras todo el mundo podía comprobar que no era cierto.
El diario de Tel Aviv daba una pista clara cuando afirmaba que unos días antes, tras el derribo del avión ruso, Moscú había informado a Tel Aviv de manera clara que “las reglas del juego habían cambiado” en lo tocante a Siria, y que los ataques de la aviación israelí no se debían repetir. “Lo que ha ocurrido no volverá a ocurrir”, dijeron los rusos a Israel, tanto en referencia al derribo de su avión como en referencia a los bombardeos sistemáticos en Siria.
El objetivo de Moscú, según el rotativo, es que Israel deje de atacar Siria cuando se le antoja, de ahí que haya comunicado a Tel Aviv que hay “reglas nuevas”. Está claro que esas reglas a las que ahora debe atenerse Israel no gustan en este país, pero no hay otra salida que aceptarlas puesto que la potencia militar de Rusia es mayor que la de Israel, y puede seguir creciendo si sigue enviando armas a Siria.
El cese de las operaciones aéreas en Siria tiene una mala incidencia en el prestigio de Israel en Oriente Próximo puesto que países como Arabia Saudí y sus aliados ven con preocupación que los ataques contra el ejército de Bashar al Asad hayan dejado de hacerse por la presión de Moscú, lo que da una cierta mala imagen del poderoso Israel.
Los rusos además han adoptado otras medidas que en Israel se consideran hostiles. A finales de septiembre, el día 28, solo diez días después del derribo del avión ruso, el ministro de Exteriores Serguei Lavrov anunció que Moscú había entregado a Siria sistemas de misiles avanzados S-300. Netanyahu respondió que la entrega de esos sistemas era “irresponsable”.
Expertos militares rusos explicaron que los nuevos sistemas de guerra electrónica que ya han sido instalados en Siria son capaces de detectar los aviones israelíes incluso antes de que inicien el vuelo y cuando todavía se encuentran en sus bases. Moscú además está a punto de llevar a Siria más armamento, incluido el sistema antimisiles Pechora M2 para defender Damasco de vuelos de baja altura.
Todas estas medidas podrían estar detrás de la decisión de Netanyahu de suspender los bombardeos sobre Siria, y algunos analistas se preguntan si ciertas medidas adoptadas por Washington en los últimos días en Siria tienen que ver con la crisis entre Moscú y Tel Aviv.
Estados Unidos podría estar tomando represalias para defender la posición de Israel si se atiende a dos recientes hechos, uno relacionado con la decisión de Washington de poner punto y final a un acuerdo nuclear con Moscú, y otro relacionado con la insólita denuncia que este jueves ha realizado el viceministro de Defensa ruso, Aleksandr Fomin, desde Pequín.
Fomin ha acusado a la flota estadounidense en el Mediterráneo oriental de controlar una escuadrilla de 13 drones que intentaron atacar la base aérea rusa que se encuentra en Khmeimim, cerca de la ciudad de Lataquia, al oeste de Siria. Siete de los drones fueron derribados mientras que otros seis fueron “controlados” por los rusos sin necesidad de derribarlos.
Los drones “se desplazaban conforme a un despliegue de combate corriente, operado por un solo equipo”, según un funcionario ruso citado por la agencia TASS. Moscú añadió que solamente Estados Unidos tiene capacidad para realizar una operación semejante.
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