Opinión
Pellegrini regresa al banquillo del Bernabéu
Por Jorge Yusta
Portadista y redactor de última hora.
-Actualizado a
Casualidades del destino, este jueves el Santiago Bernabéu verá al chileno Manuel Pellegrini volver a sentarse en su banquillo. Pero esta vez en el del equipo visitante, el del Málaga. Regresa el 'ingeniero' al campo donde no pudo triunfar. Ahora con un objetivo completamente distinto pero con la misma filosofía de fútbol.
Parece que queda lejos aquel verano de 2010 en el que Florentino Pérez encomendó al chileno manejar el timón de su segunda etapa en la presidencia blanca. Puso a su servicio cientos de millones personificados en megaestrellas de la talla de Cristiano Ronaldo, Kaká o Benzema. Pero también le privó de dos jugadores, Robben y Sneijder, que acabarían siendo fundamentales en las grandes campañas de Bayern e Inter.
El objetivo era sencillo de definir: reinvertir en títulos los euros gastados. Otra cosa era lograr que funcionase como equipo ese elenco de estrellas recién aterrizadas, recuperar la hegemonía perdida en Europa, revalorizar la Copa y, por si fuera poco, competir en Liga contra el mejor equipo del mundo, el Barça de Guardiola.
A final de campaña, Florentino tuvo un amargo 'dejà vu'. Primero el 'alcorconazo' y después la enésima eliminación en los octavos de Champions (ante el Lyon) colocaron a Pellegrini al borde del precipicio. Aún así, el chileno, sin alzar nunca la voz, se aferró a la tremenda campaña liguera que estaba cuajando su equipo. Frente a las críticas, números. Hasta que el Barça los hizo saltar por los aires. De nada sirvieron 31 victorias y 96 puntos.
Mucho antes de acabar la Liga, la directiva blanca ya había puesto la diana en la víctima más inofensiva, el calmado Pellegrini. Nada de reproches, por ejemplo, al infame curso de futbolistas como Kaká o Benzema. El sustituto ya estaba a la espera para quitar la silla al chileno. Un triplete con el Inter como carta de presentación.
En lo que va de temporada pocos se acuerdan de Pellegrini en la casa blanca. Mourinho se ha hecho dueño de todo el Real Madrid. Del perfil bajo de Pellegrini se ha pasado al perfil acaparador. De la diplomacia al arte de la excusa. Pero lo que siguen sin cambiar son los números y el juego.
A estas alturas tan solo la Copa diferencian a uno y otro. Este Madrid ya ha alcanzado una final, otro cantar es que la gane. En Champions la cosa se estrecha al margen de un gol, el de Benzema en Lyon. En 2010 el Madrid esperaba la vuelta en el Bernabéu con el tanto en contra de Makoun. Y en Liga aquel Madrid de Pellegrini acumulaba 62 puntos -los mismos que tenía el Barça-, uno más que el de ahora, con 22 goles más a favor y tan solo uno más en contra. Y en el Camp Nou perdió con la cabeza alta (1-0).
Pellegrini vuelve el jueves al Bernabéu con otro 'marrón' entre manos. Salvar del descenso al Málaga. Agarrando el timón del barco de un jeque que también quiere transformar sus millones en resultados. Es improbable que los andaluces saquen algo positivo de Chamartín. Pero pudiera ser que, paradojas del destino, ganasen y dando un pasito más hacia la permanencia terminaran de enterrar las ya escasas opciones ligueras del Madrid.
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