Opinión
Y Goebbels encontró su 'lawfare'
Directora corporativa y de Relaciones institucionales.
¿Hasta dónde puede llegar el PP en su afán de intentar distraernos de su control ilegítimo e inconstitucional del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ)? Hasta el paroxismo, y a las pruebas me remito: un senador llamado José Antonio Monago, expresidente de Extremadura, pero más conocido por sus escapadas a Canarias para ver a su amante con el dinero de todas/os cuando era senador -porque ya lo fue por designación autonómica entre 2008 y 2011 y se lo pasó pipa, según lo que desvelamos en este mismo periódico-, ha decidido, sin más pruebas que ninguna (miente que algo queda), imputar al juez José Ricardo de Prada un lawfare que no tiene sentido ninguno; es más, que roza el ridículo, primero, por lo desproporcionado de la acusación y, segundo, porque con el señalamiento a este magistrado, Monago está llevándose por delante a los jueces del Tribunal Supremo que ratificaron el presunto lawfare de De Prada cuando sentenció la Gürtel y la caja b del PP desde la Audiencia Nacional.
De Prada ha pedido amparo al CGPJ, aunque no es la primera vez y ni puñetero caso, porque este Consejo ilegítimo tiene la piel muy fina para con una ley de amnistía sin aprobar, con las acusaciones del independentismo catalán contra algunos/as jueces ... Pero De Prada, ya se sabe: ese rojo peligroso dictó una sentencia contra el PP y su "auténtico y eficaz sistema de corrupción", como recogía esa sentencia ratificada por el Supremo (más rojos, parece) y, según Monago, fue el detonante del final del Gobierno de Rajoy inmerecidamente. No fueron los votos soberanos de una mayoría parlamentaria que respaldó una exitosa moción de censura, no, fue el juez De Prada por hacer su trabajo en un caso que se estudiará en los manuales de la perfecta corrupción política criminal.
Al PP le da igual que el Supremo le haya dicho por activa y por pasiva ya en 2020 que lo suyo con la caja b es real como la vida misma, que De Prada hizo su trabajo perfectamente y que por eso el alto Tribunal ratificó la sentencia donde la Audiencia Nacional consideraba probado que el partido tenía desde al menos 1989 una estructura "financiera y contable paralela a la oficial" que se nutrió de aportaciones de la trama corrupta. Porque el PP necesita distraer a los suyos de lo importante: su desprecio absoluto a las instituciones si no son ellos los que las ocupan (okupan, en el caso del CGPJ) Si el líder de la oposición al Gobierno se niega a reunirse con el presidente del ídem; si el partido que lidera la oposición al Ejecutivo se rebela durante cinco años (y lo que falta, me temo) contra la renovación del CGPJ que exige la Constitución, ¿qué podemos esperar sobre su argumentario político? Como decíamos en Galicia: "Enciendan el ventilador, que viene Tellado de razones cargado". Y rimaba regular, pero qué sainetes.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.