Columnas
El camarote de los hermanos PP
Directora corporativa y de Relaciones institucionales.
Escribía Paul Krugman esta semana en su último artículo en The New York Times, resumiendo la percepción global de la evolución global (¿o involución?) de la política y sus dirigentes entre 2000 y 2024, su tiempo de colaboración en el rotativo estadounidense, que “aunque el resentimiento puede llevar al poder a gente mala, a largo plazo no puede mantenerla en él. En algún momento, el público se dará cuenta de que la mayoría de los políticos que despotrican contra las élites, en realidad, son élites en todos los sentidos importantes, y empezará a pedirles cuentas por no cumplir sus promesas".
A Krugman le cayeron chuzos de punta en X, naturalmente, por criticar a esas élites que no van de élites, los Trump, los Musk (propietario de X), su séquito USA y sus imitadores latinoamericanos, europeos o españoles; a esos privilegiados que solo buscan poder y/o hacerse más privilegiados a costa de lo que sea -el planeta, las minorías, los migrantes, las mujeres o la información- y convencen, además, a algunos cabreados de que votándoles/apoyándoles a ellos, podrán ser también millonarios renegando del Estado -salvo para su negociado o rescates-, los servicios públicos, la solidaridad, la igualdad o la ciencia. Solo son una parte de cabreados, digo, porque también hay sujetos que piensan como Trump y los/as trumpistas del mundo, no seamos ingenuas, y estaban deseando que llegara al poder uno de los suyos: machista, xenófobo y delincuente, pero rico; muy rico.
El viernes pasado tuvimos en la Conferencia de Presidentes un ejemplo claro y español (muy español) de lo que es creerse la política como servicio público y lo que es entenderla como el servicio al partido o a una misma. El brillante unicornio que sobrevolaba Santander pretendía que en este encuentro de presidentes y presidentas autonómicas con el jefe del Ejecutivo estatal se hablará de la financiación territorial, del alivio a los niños y niñas migrantes que se amontonan en centros de Canarias y Ceuta, sobre todo, con unos servicios públicos al borde del colapso, y de cuestiones de tanta urgencia y competencias compartidas entre administraciones como la vivienda.
Allá fueron a tierras cántabras el presidente vasco y el canario con su hojita de propuesta para paliar la crisis migratoria de los menores... Y para nada también, porque apenas se les hizo caso, aunque en privado, la mayoría de los dirigentes territoriales admitieran que el de Pradales (lehendakari) y Clavijo (presidente de Canarias) no era un "mal plan".
¿Entonces? Entonces en el Partido Popular mandan tres y por este orden: Vox, Ayuso y Feijóo (y solo a veces). Vox amenaza con bloquear todos sus apoyos a los presupuestos autonómicos de todos los gobiernos del PP que los necesitan si se alcanza algún acuerdo con Sánchez, mucho más si es para los derechos infantiles de esos "MENAS con móvil", como les escupe la ultraderecha. Y el PP otorga, aunque cogobierne las Islas con Coalición Canaria.
Además, aunque el presidente del Gobierno haya intentado romper la unidad del PP haciendo extensiva la condonación de la deuda de Catalunya acordada con el president Illa al resto de autonomías que lo soliciten (algo que a todos los ciudadanos/as conviene, sin lugar a dudas), Ayuso, que solo tiene deuda privada y lo privado en la cabeza, además de un obsceno privilegio fiscal capitalino, ha dicho que no; que si acaso, condonen esa hipoteca a la Comunitat Valenciana nada más, uno de los territorios más endeudados y que bastante tienen con los efectos de la DANA. Porque así funciona la solidaridad de los políticos-élite: con caridad exclusiva hacia su gente, o sea, hacia el presidente valenciano Carlos Mazón (PP), todo un ejemplo de buen hacer en los peores momentos, como saben. Así que todos los presidentes del partido de Ayuso (y Feijóo) han dicho que no, que lo de la condonación es un "parche", si bien por lo bajini empiezan a hacer cuentas. Ya están tardando en explicar a sus respectivos gobernados y gobernadas, por cierto, lo que es un "parche" en una situación de deuda. Y, de paso, díganles que para lo de la vivienda no tuvieron tiempo de hablar, que ya otro día y que viva Trump.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.