Las últimas 24 horas han sido testigo de la peor cara de la violencia machista, con tres mujeres asesinadas por el hecho de serlo. Lejos de mejorar, agosto mantiene la tendencia que se vino observando el pasado julio, uno de los meses más mortíferos en dos décadas; y, en esta semana, ya ha alcanzado el número de víctimas registradas durante el mismo el mes en 2022.

La primera asesinada fue una joven de 27 años, degollada este lunes en Almería, a la que se le suman una mujer de 32 años y otra de 91, muertas presuntamente a manos de sus parejas en Pozoblanco (Córdoba) y Valle Guerra (Tenerife), respectivamente.

La Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género ya ha confirmado el primero de los casos como un crimen machista. De ratificarse también la naturaleza de los dos últimos, la cifra de víctimas mortales por feminicidios íntimos se elevaría hasta 35 en lo que va de 2023, y 1.219 desde 2003, cuando empezaron a registrarse como tal.

Tal y como han adelantado Efe y Europa Press, dos de las mujeres asesinadas no habían denunciado antes por malos tratos y ninguna estaba incluida en el programa de protección de víctimas de violencia machista, VioGen. Además, una de ellas fue mortalmente agredida delante de sus tres hijos menores, ninguno de los cuales supera los 9 años.

Y es que, sólo en lo que llevamos de año, 36 menores se han quedado huérfanos por esta crueldad, mientras apenas un 21,9% de las víctimas mortales da el paso para interponer una demanda, según datos del Ministerio de Igualdad. A su vez, en casi el 44% de estos casos, el agresor era expareja de la víctima o estaban en fase de ruptura o separación, como le ha ocurrido a la víctima de Pozoblanco.

Los crímenes machistas aumentan en verano

Precisamente, el pasado 1 de agosto el gabinete que dirige Irene Montero convocó un comité de crisis por el elevado número de asesinatos machistas, nueve en julio, y alertó de la peligrosidad del verano para las mujeres víctimas de malos tratos, al tiempo que pidió la colaboración ciudadana para denunciar estas situaciones. El hecho de tener que pasar más tiempo con sus agresores debido a las vacaciones eleva al máximo el riesgo para ellas.

Una idea que ya apuntaban informes como el realizado por el Ministerio del Interior, y publicado en Plos One en 2019, o el elaborado por el Instituto de Salud Carlos III en 2021, donde se mostraba evidencia sobre la mayor prevalencia de asesinatos de mujeres en verano.

Más allá del entorno cercano a la víctima —familiares, amigos, compañeros de trabajo, vecinos—, que, en la mayoría de casos, no denuncia la situación de violencia de la que están siendo testigos (cuando son conscientes), existen otras instancias como las farmacias o la Atención Primaria fundamentales en la detección y prevención de la violencia de género y, por ende, de los asesinatos machistas.

El silencio de la sociedad frente a las agresiones es indispensable para que el agresor se sienta con la impunidad de ejercer violencia contra la víctima. Por ello, desde Igualdad han insistido en coordinar la actuación entre los diferentes niveles institucionales clave en la sensibilización y actuación.

Bajo esta idea, el ministerio de Montero ha creado un mapa donde se pueden buscar todos los recursos de apoyo más cercanos. 

Una tarea que se complica, por ejemplo, en el caso de los centros de salud, donde la falta de médicos de familia dificulta el seguimiento. Lo mismo ocurre en los observatorios regionales de la violencia de género con el déficit de psicólogos.