¿Es necesario un Ministerio de Igualdad?
Las recientes amenazas de Núñez Feijóo de suprimirlo si llega a La Moncloa soliviantan al feminismo que afirma que se trata de una medida ideológica y no económica.
Marisa Kohan
Madrid-Actualizado a
Uno de los mensajes más repetidos por parte del líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, en los últimos tiempos es la amenaza de que si llega a la Presidencia del Gobierno derogará lo que llama el sanchísmo. Un saco en el que Feijóo ha ido sumando leyes, políticas e incluso ministerios. Entre ellos, el de Igualdad. Su justificación: que es necesario reducir el Estado y el gasto de un Gobierno "elefantiásico".
La amenaza de eliminar este Ministerio en caso de llegar al Gobierno, sin embargo, es duramente contestada desde diversos sectores del feminismo. Afirman que las políticas de igualdad y de lucha contra la violencia machista no pueden ser un arma arrojadiza y que el lugar en el escalafón en el que se colocan estas políticas define la voluntad de un Gobierno para atajar estas cuestiones, por lo que se trata de una cuestión ideológica y no económica.
"Justificar la eliminación del Ministerio de Igualdad para recortar el gasto es como recomendar un corte de pelo para perder peso", afirma una activista que prefiere mantener el anonimato. "Insignificante", insiste.
Hay dos consecuencias principales que resaltan muchas de las consultadas por este periódico sobre esta amenaza del líder popular. Por un lado, la pérdida de peso político que supondría relegar las políticas de igualdad y de lucha contra la violencia machista a una Secretaría de Estado o Secretaría General dentro de otro ministerio. Y por otro, la negativa repercusión que esta decisión tendría en la tarea de impregnar toda la acción del Gobierno en favor de la igualdad.
"Las políticas de igualdad tienen que ser transversales y para eso tienen que sentarse en la mesa del Consejo de Ministros", sentencia Nuria Varela, directora general de Igualdad del Gobierno de Asturias. Para Varela, es imprescindible que las políticas de igualdad se estabilicen y que "no se abra el debate en cada legislatura sobre si 'ministerio sí o ministerio no', entre otras cosas porque esto debilita dichas políticas".
"Es un hartazgo; y este ruido es dañino y doloroso. No puede ser que las políticas de igualdad sean un juguete electoral y político. No se trata de un debate económico", añade.
Si deja de estar en lo alto de la agenda no es una prioridad
Yolanda Besteiro, presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas, comparte esta opinión y apunta además que diluir el Ministerio de Igualdad en una Secretaría General o en una Dirección General manda un mensaje claro de que la igualdad y la lucha contra las violencias de género dejan de estar en lo alto de la agenda y, por tanto, de ser una prioridad.
Para la jurista Altamira Gonzalo, la eventual supresión de este Ministerio significará que "la Igualdad dejará de tener visibilidad; y lo que no se ve, no existe". Apunta, además, que una Secretaría de Estado no tiene la iniciativa legislativa que sí le corresponde a un ministerio, por lo que si se elimina supondrá "la desvalorización que se da a la igualdad y que ahora tenemos las mujeres en casi todos los ámbitos de la vida".
Para esta jurista, lo ideal sería la creación de un Ministerio de las Mujeres, tal como ocurrió en Francia y en otros países, "porque somos más de la mitad de la población, y a todas nos afectan en mayor o menor medida las discriminaciones por el hecho de ser mujeres". "Es un riesgo que no debemos asumir", concluye.
Es la ideología, no la economía
Las expertas consultadas afirman que cuestiones como el ahorro o el despilfarro no tienen nada que ver con la medida anunciada por Feijóo. Tal como recalca Besteiro, el de Igualdad es uno de los ministerios que menos dotación y coste económico tienen, y que no se puede poner en la misma balanza el coste/beneficio que las políticas de igualdad tiene para la población, en especial para las mujeres.
De hecho, el Ministerio de Igualdad es, detrás del de Consumo y el de Universidades (otros dos que Feijóo prometió eliminar), la cartera con menor dotación en los Presupuestos Generales del Estado.
De hecho, los 564 millones que maneja este año el Ministerio que dirige Irene Montero representan apenas el 0,2% del gasto total los Presupuestos del Estado (sin tener en cuenta el capítulo de pensiones). Casi la mitad de su presupuesto está destinado a la lucha contra las violencias machistas en cumplimiento del Pacto de Estado firmado por todas las fuerzas políticas en septiembre de 2017, y es un dinero que se reparte entre las comunidades autónomas y los ayuntamientos.
El gasto de personal del Ministerio asciende en 2023 a 14,5 millones de euros, de los cuales medio millón (concretamente, 533.000 euros) corresponde a las retribuciones de los altos cargos del departamento. De hecho, la parte del león de este capítulo de gasto, el correspondiente a los funcionarios y otro personal, no desaparece si se elimina el ministerio; así como tampoco los gastos en los diferentes programas y proyectos. Sólo se descabeza una política pública clave y se la relega a un rincón.
Tal como recuerdan algunas expertas, eliminar el Ministerio no acaba con este desembolso de dinero público. "O se invierten suficientes fondos para avanzar en igualdad y lucha contra la violencia o no nos podemos llevar las manos a la cabeza cada vez que conozcamos una Manada o un asesinato machista", apunta Varela.
"No es un problema de fondos", insiste Varela, que fue asesora del primer Ministerio de Igualdad que puso en marcha José Luis Rodríguez Zapatero. "Las políticas de igualdad precisan de personal especializado que la administración no tiene. Y el de los fondos es una cantinela que ya existía desde el primer ministerio: entonces nos acusaban de despilfarrar recursos, cuando suponíamos apenas el 0,01% del gasto de los Presupuestos. El incremento de fondos de los últimos años, insuficiente aún, se debe al pacto de Estado".
Una política errante desde la izquierda y la derecha
La existencia del Ministerio de Igualdad ha tenido una trayectoria errática y ligada a intereses políticos, tanto con los Gobiernos considerados de izquierdas como de derechas, aunque sólo ha existido como tal con el gobierno del PSOE de Rodríguez Zapatero y con el de coalición de PSOE y Unidas Podemos.
El primer Ministerio de Igualdad fue creado en 2008 para apuntalar y desarrollar algunas de las leyes aprobadas en los primeros años del Ejecutivo de Rodríguez Zapatero, como la ley contra la violencia de género de 2004 y la de Igualdad en 2007. Sin embargo, dos años y medio después, en octubre de 2010, el presidente lo eliminó aprovechando una remodelación del Gobierno en plena crisis financiera. Igualdad pasó entonces a ser una Secretaría de Estado dentro del Ministerio de Sanidad. Tal fue el descontento de las organizaciones feministas, que acuñaron la frase "será el feminismo una enfermedad que nos llevan a sanidad".
Y, luego, Rajoy lo dejó ahí en sus dos legislaturas, perdiendo cada vez más peso y poder de decisión.
Tras la moción de censura en 2018, Pedro Sánchez colocó la igualdad bajo el ala de Carmen Calvo, vicepresidenta del Gobierno, y responsable también de Presidencia y Relaciones con las Cortes. Pero tras las elecciones de 2019, cuando se conforma el Gobierno de coalición, Igualdad vuelve a ser un ministerio independiente.
Para Nuria Varela, lo importante para que las políticas de igualdad se estabilicen no pasa sólo por la existencia de un Ministerio, sino que "éste se cargue de feminismo y que trabaje con poco ruido y muchas nueces".
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