Este artículo se publicó hace 2 años.
El voto musulmán vuelve a ser relevante en las elecciones presidenciales francesas
El voto musulmán, que ya fue decisivo hace diez años para la victoria del socialista François Hollande, puede volver a ser determinante en estas elecciones. A las encuestas que indican un crecimiento significativo de la derechista Marine Le Pen en intención de voto, Macron responde aproximándose a los musulmanes después de un prolongado distanciamiento.
Eugenio García Gascón
Segovia--Actualizado a
Aunque no existen estadísticas oficiales, puesto que el estado no recopila este tipo de información sobre la confesión religiosa, se estima que en Francia puede haber entre 6 y 8 millones de musulmanes, con un porcentaje superior al de otros países europeos y con una presencia muy visible en París y en otras grandes ciudades.
En la primera vuelta de las elecciones presidenciales que se celebra este domingo, y sobre todo en la segunda y definitiva ronda que tendrá lugar el 24 de abril, el voto musulmán puede tener una importancia crucial y decisiva, especialmente si hacemos caso a los últimos sondeos que muestran un acercamiento de Marine Le Pen, de la extrema derecha, a Emmanuel Macron, representante del centro-derecha.
Si ningún candidato recibe más del 50%en la primera vuelta, tal como parece, la segunda vuelta puede estar muy ajustada. A ella concurrirán los dos candidatos más votados este domingo. La candidata Le Pen ha incrementado significativamente su intención de voto y ha moderado, como Macron, sus diatribas contra los musulmanes, al menos de una manera formal.
La cuestión de los musulmanes se ha convertido en central en el escenario político francés y probablemente lo seguirá siendo en el futuro, es decir no solo en estas elecciones. Macron así lo ha visto y recientemente ha enviado algunos guiños explícitos a esa comunidad.
La cuestión de los musulmanes se ha convertido en central en el escenario político francés
El presidente francés ha explotado las amenazas que muchos musulmanes perciben por parte de dos candidatos, Le Pen y Eric Zemmour, este último un judío de origen argelino que durante la campaña ha arremetido con una retórica incendiaria y sin complejos contra el islam y que se sitúa todavía más a la derecha que Le Pen.
Zemmour ha repetido que su programa contempla un fin inmediato de la inmigración y la expulsión de todos los residentes ilegales. Para distanciarse de ello, Macron ha enviado mensajes que vienen a decir que él no es como Zemmour y por lo tanto es una opción mejor para los musulmanes.
El problema es que muchos musulmanes no le creen. En la campaña anterior, Macron prometió que sería presidente de todos los franceses y ahora muchos musulmanes consideran que no se ha comportado de una manera justa con ellos. En las anteriores elecciones, Macron incluso viajó a Argelia (de donde es originaria la mayor comunidad musulmana de Francia) y calificó la colonización francesa de "crimen contra la humanidad".
A diferencia de Le Pen y Zemmour, Macron habla de los franceses originarios del Magreb como una parte integral de Francia y destaca su contribución al país. En la práctica, en este aspecto está diciendo cosas muy parecidas a las que dijo durante la campaña anterior con la intención de atraerse a los musulmanes.
En la última década el voto musulmán ha experimentado una sacudida considerable. En las presidenciales de 2012, el 86% de los musulmanes votaron en la segunda vuelta por el socialista François Hollande, que fue elegido con el 51,56% de los votos. Si no hubiera sido por este voto, Hollande habría sido derrotado por el derechista Nicolas Sarkozy.
Las políticas de Macron fluctúan entre la derecha y el centro
En la segunda vuelta de las últimas presidenciales de 2017 se registró una amplia participación entre los musulmanes puesto que el 62%o de la comunidad acudió a las urnas. Se estima que más del 90% de ellos, por encima de los dos millones de personas, votaron a favor de Macron mientras que solo 200.000 votaron a Marine Le Pen, es decir una relación de 10 a 1 a favor del actual presidente.
Las políticas de Macron fluctúan entre la derecha y el centro. Por un lado, en economía es claramente de derechas mientras que socialmente ha adoptado posiciones más progresistas, especialmente en cuestiones nacionales, después de las amplias protestas populares de los chalecos amarillos y la pandemia.
Esta dualidad hace que el votante no tenga muy claro dónde se sitúa realmente el presidente, algo que tiene un carácter intencionado con el que Macron busca conseguir votos en todos los caladeros. Así que un día puede vérsele elogiando la identidad nacional francesa y al día siguiente puede escuchársele que está del lado de los inmigrantes.
Es una actitud similar a la de 2017, cuando manifestó: "Quiero ser el presidente de todos los franceses, de toda la gente que se enfrenta a la amenaza del nacionalismo", palabras pronunciadas dos semanas antes de ser elegido presidente por primera vez a la edad de 39 años. Muchos musulmanes creen que Macron no ha cumplido sus promesas.
El año pasado, la Asamblea aprobó una legislación que amplía la prohibición de cubrirse la cabeza con pañuelo en lugares de trabajo públicos
En los dos últimos años ha promovido políticas tendentes a acabar con el "separatismo islamista" y a favor de los valores republicanos. Los musulmanes le acusan de querer excluirlos de la vida política y social de Francia, y él responde que justamente es lo contrario, es decir que no desea que los musulmanes se excluyan a sí mismos.
El año pasado, la Asamblea aprobó una legislación que amplía la prohibición de cubrirse la cabeza con pañuelo en lugares de trabajo públicos. El gobierno también está vigilando los currículos en las escuelas, ha revisado las subvenciones a las mezquitas, cerrando algunas de ellas, y se empeña en formar a los líderes religiosos musulmanes según los valores republicanos.
Sus detractores acusan a Macron de haber dado un giro desde el centro a la derecha, tanto en lo tocante a la retórica y como en los hechos, un giro que no sería accidental sino deliberado con la intención atraerse el voto de una parte de la extrema derecha, una circunstancia que hace que a muchos musulmanes les cueste decidir a quién darán su voto.
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