Este artículo se publicó hace 5 años.
Peter HandkeLas víctimas del genocidio de Bosnia piden retirar el Nobel de Literatura a Handke
Las guerras de disolución de la antigua Yugoslavia aún causan una fuerte polarización; para unos, Peter Handke es un apologeta de los crímenes cometidos en nombre del nacionalismo serbio, mientras que para otros es un intelectual que se atrevió a luchar contra la demonización internacional contra los serbios.
La principal asociación de víctimas del genocidio en la ciudad bosnia de Srebrenica en 1995 ha anunciado hoy que pedirá la retirada del Nobel de Literatura a Peter Handke, al acusarle de defender a responsables de crímenes de guerra.
Munira Subasic, presidenta de la asociación "Madres de Srebrenica", declaró al portal bosnio Klix que la petición será cursada al Comité Nobel. "El hombre que defendía a los carniceros balcánicos no puede obtener ese premio", denunció.
En Srebrenica milicias serbobosnias asesinaron en 1995 a 8.000 hombres musulmanes durante la guerra en Bosnia, un acto que la Justicia internacional ha calificado de genocidio.
La posición proserbia de Handke ha reabierto viejas heridas en los Balcanes occidentales, un territorio todavía traumatizado por las consecuencias de las guerras de desintegración de la antigua Yugoslavia.
Para unos, Handke es un apologeta de los crímenes cometidos en nombre del nacionalismo serbio, mientras que para otros es un intelectual que se atrevió a luchar contra la demonización de los serbios como causantes de todos los males de las guerras en la antigua Yugoslavia.
Sefik Dzaferovic, miembro musulmán de la Presidencia tripartita bosnia, también consideró una vergüenza premiar a Handke, al que calificó de un admirador del autoritario expresidente serbio Slobodan Milosevic (1941-2006).
"Es vergonzoso que el Comité Nobel pase por alto el hecho de que Handke justificase y defendiese a Slobodan Milosevic y sus ejecutores Radovan Karadzic y Ratko Mladic, quienes fueron condenados por los crímenes de guerra más graves, incluido el genocidio", dijo Dzaferovic.
También el presidente de Kosovo, Hashim Thaci, ha criticado la concesión del premio a Handke. "El genocidio en Bosnia-Herzegovina tuvo un autor. Handke optó por apoyar y defender a esos autores. La decisión acerca del Premio Nobel ha traído inmensa pena a las innumerables víctimas", escribió Thaci en Twitter.
El primer ministro de Albania, Edi Rama, escribió en la misma red social: "Nunca pensé que sentiría ganas de vomitar por un premio Nobel, pero la desvergüenza se está convirtiendo en parte normal del mundo en el que vivimos". "¡NO, no podemos ser tan insensibles con el racismo y el genocidio!", agregó el jefe de Gobierno.
Censura a quienes critican la demonización Serbia
En Serbia, donde Handke es ampliamente reconocido y galardonado, el premio ha sido recibido con alegría. El ministro de Cultura, Vladan Vukosavljevic, destacó que el escritor estuvo con "el pueblo serbio" en sus momentos más difíciles.
El cineasta serbio Emir Kusturica también celebró el premio y dijo que la "lucha política (de Handke) ha sido la continuación de su literatura". Desde que publicara en 1996 "Un viaje de invierno a los ríos Danubio, Sava, Morava y Drina, o justicia para Serbia" la polémica por sus posiciones políticas lo han acompañado siempre.
Los críticos han considerado esa crónica de su viaje a los Balcanes un panfleto proserbio y algunos sostienen que llega a poner en cuestión el genocidio de Srebrenica.
Handke dijo que pretendía matizar la maniquea imagen ofrecida en la prensa internacional sobre Serbia
Handke negó que cuestionara o minimizara esa matanza y dijo que pretendía solo matizar la maniquea imagen ofrecida en la prensa internacional de que los serbios eran "malvados" y los bosniomusulmanes "buenos".
La polémica creció años después con su defensa del presidente Milosevic, a quien incluso visitó en su cárcel de La Haya en 2004 y en cuyo entierro tomó la palabra en 2006.
Destacados intelectuales austríacos como la nobel Elfriede Jelinek y el escritor Robert Menasse, defendieron el derecho a la disidencia de Handke y criticaron como censura los intentos de acallarlo.
Para otros, como la fallecida escritora estadounidense Susan Sontag, que estuvo en Sarajevo durante el asedio serbobosnio, o el italiano Claudio Magris, la posición de Handke minimizaba el ultranacionalismo serbio y sus acciones agresivas.
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