Este artículo se publicó hace 3 años.
La UE prepara su rearme ante las guerras híbridas del siglo XXI
"La diferencia entre guerra y paz está desapareciendo". Así de contundente se mostraba este martes Josep Borrell en la presentación de la Brújula Estratégica, la hoja de ruta en materia defensiva que propone la creación de una fuerza europea de despliegue rápido con 5.000 soldados.
María G. Zornoza
Bruselas--Actualizado a
Afganistán. El Sahel. Bielorrusia. Ucrania. Los Balcanes. El acuerdo Aukus. Las crisis y la inestabilidad se agolpan a las puertas de Europa. El mundo bipolar que dejó la Guerra Fría poco tiene que ver con la realidad del nuevo milenio. Las guerras de antaño ya no se libran rifle en mano, son más multidisciplinares y versátiles, como demuestran las amenazas híbridas, los ataques con agentes químicos en suelo europeo por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial o la guerra cibernética que ha puesto en jaque las democracias actuales.
En este contexto, la UE se prepara para rearmarse en los tres frentes que identifica como prioritarios: el espacio, el mar y la tecnología. "La diferencia clásica entre guerra y paz está desapareciendo. Ya no es blanco o negro", Josep Borrell, Alto Representante de Asuntos Exteriores de la UE, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Defensa de este martes.
Tampoco la sagrada relación transatlántica es la misma. El aterrizaje del huracán Donald Trump hizo saltar por los aires la confianza de Bruselas y Washington. El distanciamiento entre los aliados ya había comenzado con presidentes anteriores depositando la semilla para reducir la dependencia de Estados Unidos sobre Europa en temas de seguridad, defensa y política exterior.
La Unión Europea ha rubricado la cooperación estructurada permanente y el Fondo Europeo para la Paz
Todo ello unido a la salida del Reino Unido, principal freno para la integración en defensa, ha precipitado los avances de la UE de la Defensa. En los últimos meses se ha avanzado en este plano más que durante las últimas décadas. La Unión Europea ha rubricado la cooperación estructurada permanente (PESCO), conocida como Bella Durmiente del Tratado de Lisboa, y el Fondo Europeo para la Paz, que prevén aumentar la cooperación y las inversiones intra-europeas en la acción defensiva y militar para evitar duplicidades.
En paralelo, durante los últimos meses sobrevuelan la capital comunitaria términos como la autonomía estratégica. En términos terrenales no es otra cosa que el desarrollo de una hoja de ruta europea para ser más rápidos, eficientes, robustos y flexibles a la hora de hacer frente a crisis imprevisibles que atentan contra su seguridad y sus intereses. Como lo fue la retirada de Afganistán hace unos meses o la crisis actual en la frontera con Bielorrusia.
2025 y 5.000 soldados: objetivos de la UE de la Defensa
En este contexto ha visto la luz el primer documento que pone forma y fecha al embrión de una fuerza militar europea. Borrell presentaba este martes a los 27 ministros de Defensa un plan en el que su equipo lleva mucho tiempo trabajando: la Brújula Estratégica. El texto contempla la puesta en marcha de un cuerpo militar de despliegue rápido con 5.000 soldados procedentes de todos los Estados miembros. La ambición es que esté operativo para 2025. Pero todo ello está sujeto a las modelaciones que harán las capitales.
"No es otro documento cualquiera. Es una guía para la acción futura que contiene medidas y un calendario concreto. La conclusión principal de nuestra evaluación es que estamos viendo inestabilidad, conflicto y amenazas transnacionales que son una amenaza para nuestra seguridad", señala el jefe de la diplomacia europea. La llamada 'capacidad de despliegue rápido' contaría con efectivos terrestres, marítimos y aéreos. Serían equipos especializados en evacuaciones, rescates u operaciones de estabilización en zonas hostiles. Con ello, la UE buscaría responder a "la coerción" e "intimidación" en crisis como la desatada recientemente por Alexander Lukashenko, conocido como el último dictador de Europa, para presionar a Bruselas utilizando a los migrantes como arma política.
Ejército europeo: ambiciones y divisiones
Todo ello reaviva el debate sobre la creación de un Ejército europeo. El principal propulsor de esta iniciativa es el presidente francés Emmanuel Macron. "No podemos proteger a Europa si no contamos con un Ejército europeo real", aseguró poco después de alcanzar el Elíseo.
Sin embargo, la idea genera todavía importantes rechazos y contradicciones. En primer lugar, la Seguridad y Defensa continúa siendo una competencia ligada a los Gobiernos nacionales. Los Tratados impiden, además, destinar dinero europeo a proyectos "que tengan implicaciones militares o de defensa". Hasta la fecha, la tarea defensiva de la UE en el exterior se ha limitado a entrenamientos y asesoramiento a las fuerzas de seguridad de países terceros, como ocurre en Mali.
Las ambiciones sobre avanzar en este aspecto son también diferentes entre las capitales. Algunos países más pequeños y, especialmente, los del Este lo ven como una amenaza a los acuerdos con Estados Unidos o la OTAN. Países como Polonia confían la seguridad de sus fronteras a los aliados transatlánticos más que a los europeos por lo que sienten como una amenaza constante de una Rusia cada vez más fuerte en la arena global. Incluso Estados Unidos y la Alianza Atlántica miran la medida con recelo y prefieren que Europa invierta en las alianzas actuales.
La herencia de la UE en materia de seguridad refleja falta de unidad y genera frustración e impotencia
Por ello, la iniciativa que ve la luz en la actualidad corre el riesgo de caer en el cajón de sastre. Los líderes europeos la abordarán a fondo en el Consejo Europeo de marzo. La herencia de la UE en materia de seguridad refleja falta de unidad y genera frustración e impotencia. El bloque comunitario cuenta con battlegroups que nunca han sido utilizadas. Los objetivos de Helsinki, establecidos tras las guerras de Yugoslavia, avalaban crear una fuerza europea de 60.000 miembros. Nunca llegó a ver la luz.
El anhelo de una UE de la Defensa y Seguridad se remonta al nacimiento del proyecto comunitario. Jean Monnet, uno de sus padres fundadores, siempre apostó por esta idea. Pero también en este nacimiento se plasma una de las contradicciones que arguyen los pacifistas: la razón de ser de la UE es que es un proyecto de paz nacido para evitar que los europeos se matasen entre ellos como ocurrió durante las oscuras páginas del siglo pasado en el Viejo Continente. La creación de un Ejército europeo inminente no es realista en el corto plazo, pero Bruselas quiere depositar los pilares unas amenazas que no se librarán exclusivamente en el campo de batalla tradicional.
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