Este artículo se publicó hace 5 años.
TrumpLa transcripción de la llamada de Trump a Zelenski abre las primeras grietas entre los republicanos hacia el 'impeachment'
'The New York Times' informa de al menos otros tres senadores enfadados con Trump por este motivo. Varios senadores republicanos censuran el contenido de la llamada pero rechazan el ‘impeachment’. En una supuesta votación en el Senado para revocar a Trump, los demócratas, que tienen 45 asientos en la cámara alta, necesitarían contar con 67 votos.
Manuel Ruiz Rico
Washington--Actualizado a
El inicio de la investigación hacia el impeachment de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, anunciado a 14 meses vista de las elecciones generales de noviembre de 2020, no solo ha logrado reforzar la unanimidad de los demócratas en torno a esta herramienta, sino que ha abierto una primera brecha en el sólido dique de los senadores republicanos. De momento, esa grieta ha aparecido entre los principales detractores del presidente norteamericano, como Mitt Romney, candidato republicano a las elecciones de 2012 y fiero detractor de Trump en las primarias de 2016, a las que no concurrió.
Además de Romney, el New York Times ha informado de que apenas en las siguientes 24 horas del anuncio de impeachment, al menos otros tres senadores republicanos se habrían mostrado “frustrados y airados” por el contenido de la llamada de Trump al presidente de Ucrania, Vlodímir Zelenski, en julio, cuyo contenido fue denunciado internamente por un oficial de inteligencia.
Preguntado por los periodistas ayer durante un evento público en Washington, Romney aseguró encontrar “profundamente problemáticos” los detalles revelados sobre la llamada telefónica de Trump al presidente ucraniano, según recoge la CNN.
El senador republicano añadió además que prefiere no centrarse “demasiado” en si Trump prometió algo a Zelenski a cambio de que investigara al hijo de Joe Biden (lo que se ha denominado en Estados Unidos la cuestión del quid pro quo: pedir algo a cambio de algo).
“Si el presidente de EEUU pidió o presionó a un líder de un país extranjero para que emprendiera una investigación con fines políticos. Esto es lo que veo problemático”
El asunto es, abundó Romney, “si el presidente de los Estados Unidos pidió o presionó a un líder de un país extranjero para que emprendiera una investigación con fines políticos. Esto es lo que veo problemático”, sentenció el republicano, que rehusó entrar en más detalles hasta que no se conozca el contenido exacto de la denuncia que realizó el oficial de inteligencia en julio y que ha dado lugar al impeachment.
En cuanto a los senadores consultados por el New York Times, éstos acusan a Trump de haber cometido “un gran error”. Otro republicano que se pronunció abiertamente fue el senador John Thune, quien señaló a la CNN que “el presidente puso sobre la mesa [en su conversación con Zelenski] un asunto que no tenía que haber puesto. No me ha gustado ver eso [en la transcripción]”. A pesar de esto, Thune aseguró que de momento no cree que haya elementos “ni de lejos” para justificar el movimiento demócrata hacia la revocación de Trump.
En una línea parecida se han manifestado más senadores republicanos, como Patrick J. Toomey y Ben Sasse. El primero aseguró a The Washington Post que en la llamada de Trump a Zelenski no hubo ningún quid pro quo y que, por lo tanto, “no hay motivos para elevar esto al nivel de un impeachment”, si bien, admitió, la conversación que mantuvo Trump “fue inapropiada”.
En cuanto a Sasse, quien pudo leer el documento íntegro de la denuncia del oficial de inteligencia en la sesión especial que mantuvieron ayer por la tarde-noche los miembros de la Comisión de Inteligencia del Congreso, reconoció que en el documento había visto “un montón de cosas muy problemáticas”, según recoge el medio The Hill.
La cámara alta podría decidir el destino de Trump
A partir de ahora, los demócratas tratarán de seguir manteniendo el pulso para provocar que la brecha en el dique de los senadores republicanos se vaya agrandando de cara a una posible votación final en el Senado. Si el impeachment prospera será, precisamente, la cámara alta la que decida sobre el destino de Trump al frente de la Casa Blanca, y es así donde el presidente de Estados Unidos cuenta por el momento con un amplio margen, puesto que el Partido Republicano cuenta con 53 senadores frente a 45 de los demócratas y dos independientes (que normalmente apoyan a estos últimos), y harían falta 67 votos para revocar al presidente.
Trump no cesa en valorar el 'impeachment' como una caza de brujas de los demócratas
El ala dura de los senadores republicanos se sigue alineando sin ambages contra este impeachment de Trump y cargan contra el partido demócrata. Así se han manifestado incluso senadores como Lindsey Graham, quien en los últimos tiempos ha tenido enfrentamientos recurrentes con el ala conservadora de su partido. Graham no dudó ayer de calificar de “enfermizo” el intentar revocar a un presidente “por una llamada de teléfono”, según su resumen de los acontecimientos.
La estrategia de Trump para aglutinar a los republicanos contra los demócratas en este proceso revocatorio transita por dos ejes. Por un lado, mantener que en su llamada no hubo presiones o favores a Ucrania a cambio de que se investigara al hijo de Biden sino una supuesta preocupación sin dobleces en la lucha contra la corrupción, que Trump vincula sin ninguna prueba con el entorno de Biden, su principal oponente electoral.
Por otra parte, Trump no cesa en valorar el impeachment como una caza de brujas de los demócratas, a los que ayer calificó en su comparecencia ante la prensa en Nueva York, de “antipatriotas”.
Tanto el anuncio del impeachment como las reacciones de Trump han servido en el bando demócrata como elemento de cohesión
Los demócratas, según la versión de Trump, anteponen sus intereses a los de Estados Unidos y manchan la imagen del país llevando a cabo este “fraude” durante la celebración en Nueva York de la asamblea general de la ONU. “Han emprendido esta caza de brujas porque no pueden ganar en las urnas”, sentenció, exhibiendo así un victimismo bañado de patrioterismo que puede darle sus réditos a la hora de cohesionar al partido en su defensa y ante parte de la opinión pública, muy especialmente ante el electorado conservador y ante los votantes indecisos.
Tanto el anuncio del impeachment como las reacciones de Trump han servido en el bando demócrata como elemento de cohesión y para aglutinar fuerzas en torno a la revocación del presidente.
La cámara baja se muestra proclive al 'impeachment'
Si hace unas semanas apenas cien demócratas de la cámara baja (la Cámara de los Representantes) se mostraban proclives a emprender un impeachment contra Trump, en las últimas 24 horas los medios de información de estadounidenses han sumado ya más de 200 apoyos demócratas en sus recuentos oficiosos.
Otros intentos anteriores de lanzar un impeachment contra Trump no salieron adelante por falta de apoyos en el sector más moderado del partido, en el que se encuentra Nancy Pelosi, la presidenta de la cámara baja del Congreso y quien anunció el martes el inicio de las investigaciones del proceso revocatorio.
Solo un 37% de los votantes norteamericanos opina que Trump debe ser revocado
¿Qué ha cambiado? En primer lugar, las últimas encuestas han situado mucho mejor a Biden que a Trump. En segundo término, la economía del país empieza a dar signos de ralentización que podrían acabar pasando factura a Trump. En tercer lugar, los otros intentos de impeachment pasaban por temas complejos para el gran público (como la influencia rusa en las elecciones de 2016). Este caso se trata de un asunto mucho más accesible y comprensible: la presión a un gobierno extranjero para que investigue el entorno de su principal oponente electoral.
Este último elemento será esencial también para ganar la batalla de la opinión pública. Aunque los sondeos se irán sucediendo a lo largo de los días venideros, ayer The Hill hizo ya referencia al primero, elaborado por la Universidad de Quinnipac. Según el mismo, solo un 37% de los votantes norteamericanos opina que Trump debe ser revocado frente al 57 por ciento que se opondría al impeachment.
He aquí otro frente que jugará a favor de uno u otro bando según la dirección que tomen los datos de los sondeos. De momento, esta primera encuesta inicial, le da alas a Trump quien, sin duda, puede sacar dos ventajas de todo esto si finalmente los sondeos no se mueven de ahí y los senadores republicanos no le retiran su apoyo: el descrédito de los demócratas y, en especial, de la imagen de Joe Biden, puesto que el presidente norteamericano tratará de hacer girar siempre el debate en torno a su llamada a Zelenski hacia a la relación que tuvo el hijo de Biden con la empresa de gas de un magnate ucraniano, en lo que podría ser una jugada maestra de Trump en el tablero de las fake news.
Si los demócratas emplearon con Trump la sombra rusa en las elecciones de 2016, ahora Trump le devuelve la jugada con la sombra ucraniana. El mismo Trump, en la llamada a Zelenski, sugiere que los servidores del correo electrónico de Hillary Clinton se albergan en Ucrania. Ayer, el Wall Street Journal barajaba la hipótesis nada descabellada de que Trump habría ordenado revelar a la prensa el contenido de su llamada al presidente de Ucrania para, precisamente, ahondar en su estrategia de desinformación y de propagación de fake news mediante elementos como éste para ensuciar la imagen de los demócratas sin tener pruebas de nada. Desinforma que algo queda, por parafrasear el clásico dicho sobre la difamación.
Sin duda, los nuevos detalles que se irán conociendo en los próximos días sobre la llamada de Trump a Zelenski serán decisivos para que los demócratas puedan aumentar la grieta republicana o para que ésta, si acaban siendo detalles menores, acabe cerrándose después de la inicial apertura que ha sufrido en las primeras 24 horas tras el anuncio del impeachment.
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