Este artículo se publicó hace 2 años.
República Dominicana avanza con el muro en la frontera con Haití
El proyecto presentado en febrero es otra política xenófoba que el Estado dominicano ejerce contra el empobrecido país vecino. La Justicia del país también retiró en 2013 la nacionalidad a los hijos de haitianos indocumentados.
Gustavo Veiga (PÁGINA 12)
Buenos Aires--Actualizado a
El Apartheid global levanta muros cada día. La costumbre se extiende por el mundo y se justifica en una mirada excluyente sobre los pueblos oprimidos. Estados Unidos amuralló su frontera sur contra los migrantes centroamericanos; Israel aisló a los palestinos con el mismo método en Gaza y Cisjordania; Marruecos también tiene una barrera de 2.700 kilómetros en el Sáhara Occidental para oprobio de la humanidad y la lista sigue.
Pero hay otro muro, el más reciente, cuya obra empezó la República Dominicana en su frontera con Haití para dividir el espacio compartido en la isla caribeña La Española. El muro ha avanzado estos días de junio a orillas del río Masacre. El Estado ha delegado su supervisión en el ministerio de Defensa y ha otorgado el trabajo a un consorcio privado, COFAH, que ha llegado a contratar a los propios haitianos para edificarlo.
Poco se sabe de la empresa y el acuerdo con el gobierno, debido a una cláusula de confidencialidad. Sus autores llaman a la muralla "verja perimetral inteligente" y fue presentada el pasado mes de febrero por el presidente dominicano Luis Abinader.
La primera parte se extenderá a lo largo de 54 kilómetros de los casi 390 que mide la frontera. La obra ya genera conflictos con propietarios de tierras y viviendas donde está previsto construir. Se pretende expropiar a estas personas y edificar sus casas en otro lado. El ministro de Defensa, el teniente general Carlos Luciano Díaz Morfa, inspeccionó las obras a finales de mayo.
La masacre del perejil
"La verja beneficiará a ambos países, porque permitirá más eficiencia en el control del flujo migratorio, en el combate al robo de ganado y otros ilícitos, como el narcotráfico, la venta ilegal de armas y la protección de los productores agrícolas" declaró el militar cuando visitó la zona.
La dictadura dominicana de Trujillo asesinó a miles de haitianos en el año 1937
Este relato intenta maquillar lo que varios analistas llaman racismo y xenofobia de sucesivos gobiernos dominicanos contra sus vecinos haitianos. La historia señala que hace 85 años, el dictador Rafael Trujillo ideó lo que se conoce como la masacre del perejil.
Para diferenciar a los inmigrantes de la población nativa, los soldados del régimen dominicano les pedían que dijeran "perejil". En creole, el idioma oficial de Haití, la palabra era muy difícil de pronunciar por una cuestión fonética y sirvió de señuelo para cometer esta matanza, ahora olvidada. Miles de haitianos fueron asesinados a machetazos y hachazos entre septiembre y octubre de 1937.
El jueves pasado, el ministro del Interior y Policía dominicano, Jésus Vásquez Martínez, declaró en una visita al muro que ya tiene 700 metros lineales: "Haití se ha convertido en la principal amenaza que tiene nuestro país". Además comentó que a la obra era "magnífica y majestuosa" porque "va a representar un antes y un después para la República Dominicana y nosotros somos los que estamos llamados a defender la soberanía, la patria, y este muro representa esa simbología".
El Tribunal Constitucional dominicano retiró la nacionalidad a los hijos de migrantes haitianos en 2013
La construcción del muro es la consecuencia de un proceso de discriminación hacia la comunidad haitiana que lleva años en el país vecino. En 2013, un fallo del Tribunal Constitucional de República Dominicana retiró la ciudadanía a miles de nacionales hijos de haitianos indocumentados. Distintos juristas consideraron que la sentencia violaba los derechos humanos e incluso motivó la intervención de Naciones Unidas en 2015.
El español Jorge Cardona, redactor de un informe crítico de la decisión, comentó: "Esto ha creado un problema muy grave para los niños que han quedado en una situación de indefensión, porque al ser irregulares, pueden ser expulsados en cualquier momento".
Antes y después de estas medidas, no se ha detenido el flujo migratorio de haitianos hacia República Dominicana, donde se explota la mano de obra del empobrecido vecino en tareas agrícolas. Hasta bien entrado el siglo XX, los trabajadores provenientes de Haití eran expoliados en las plantaciones de caña de azúcar.
Los británicos Bridget Wooding y Richard Moseley-Williams documentaron esta tragedia en su libro, Inmigrantes haitianos y dominicanos de ascendencia haitiana en la República Dominicana, publicado en 2004. Según los autores, "una interrupción abrupta de la disponibilidad de trabajadores de Haití llevaría a la bancarrota a parte del sector agrícola y crearía una crisis en la floreciente industria de la construcción, lo que tendría efectos colaterales en el crecimiento económico nacional a corto y mediano plazo".
Las crónicas oficiales de República Dominicana ocultan este régimen de explotación
En su investigación, Wooding y Moseley-Williams también explican que durante la matanza cometida por la dictadura de Trujillo en 1937 "la orden de la masacre excluía a los trabajadores cañeros de los ingenios [las instalaciones industriales para procesar la caña de azúcar], la mayoría de los cuales eran de propiedad estadounidense. Cualquier interferencia con los poderosos intereses estadounidenses podría haber agotado la paciencia del presidente Roosevelt con el dictador".
Este régimen de explotación no aparece visibilizado en las crónicas oficiales de República Dominicana, que produjeron sentido en una sola dirección: decir durante décadas que los problemas de seguridad eran ocasionados por la migración proveniente de Haití. Dicho país vive una situación gravísima por las catástrofes naturales, la inestabilidad política permanente, las bandas mafiosas que controlan una porción considerable de la antigua colonia francesa y el asesinato del expresidente Jovenal Moïse el 7 de julio de 2021.
Abinader llegó al gobierno en 2020 y le dio a la construcción del muro un lugar privilegiado en su agenda. Argumentó entonces que la verja inteligente en la frontera "beneficiará a ambos países, ya que permitirá controlar de forma mucho más eficiente el comercio bilateral". Una justificación insólita para un empresario partidario de la economía de libre mercado.
En la actualidad hay entre 70 y 80 muros de hormigón en el mundo
El presidente firmó un decreto que mantiene la confidencialidad de los detalles del acuerdo con el consorcio COFAH, amparándose en la seguridad nacional. El coste de la obra en República Dominicana ascendería a 30 millones de dólares sin contar con los dispositivos de vigilancia adicionales como drones, sensores y otros componentes electrónicos.
La compañía de ingeniería, generación y venta de energía renovable no es la única que amuralla países y ciudades en todo el planeta. Actualmente hay entre 70 y 80 barreras de hormigón y, desde la caída del muro de Berlín en 1989, el negocio de las empresas que ofrecen este servicio ha crecido a ritmo constante.
Algunas de las principales multinacionales que levantan muros para devolvernos al medievo son la europea Airbus; las estadounidenses Lockheed Martin, Northrop Grumman, L3 Technologies y General Dynamics; la francesa Thales; la española Indra y la italiana Leonardo, entre otras. Según un informe de 2020, seis de cada diez personas viven en países que construyeron muros en sus fronteras contra migrantes pobres, indocumentados y que huyen de las hambrunas o la guerra.
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