Raji Sourani, abogado palestino: "Para Israel soy un terrorista con traje por llevarles ante la justicia internacional"
El fundador y director del Centro Palestino por los Derechos Humanos visita España después de sobrevivir a la destrucción de su casa en Gaza por los bombardeos israelíes. "1,7 millones de personas están hacinadas en 25 kilómetros cuadrados en la frontera con Egipto. La 'Nakba' puede suceder en cualquier momento", advierte.
Jairo Vargas Martín
Madrid--Actualizado a
Raji Sourani (Gaza, 1953), uno de los abogados palestinos más reconocidos, pudo salir de la Franja de Gaza a finales del pasado noviembre. Está vivo de milagro, como cualquier gazatí desde que Israel respondiera a los ataques de las milicias palestinas de Hamas del 7 de octubre con una brutalidad nunca vista en la historia de este largo conflicto.
Sourani era reacio a abandonar su hogar, hasta que fue destruido a finales de octubre por un bombardeo israelí que arrasó todo su barrio. Se negaba a escapar incluso cuando las bombas volvieron a caer en el vecindario al que se trasladó, pero la presión de su familia y de sus colegas, palestinos e internacionales, le hicieron cambiar de idea, porque nadie puede descartar –más bien, nadie duda– que Sourani fuera un objetivo militar.
"Para Israel no soy un abogado. Ni yo ni mis compañeros. Somos considerados terroristas con traje que practicamos lawfare contra Israel", asegura. Desde hace más de cuatro décadas, Sourani da la batalla en todas las instancias judiciales posibles para "lograr que impere la ley, que rijan los derechos humanos y que no domine la ley de la selva" en los territorios palestinos ocupados por Israel, asegura este abogado, de visita en España, en un acto público organizado por la Asociación Libre de Abogados (ALA) en Madrid.
Es fundador y director del Centro Palestino por los Derechos Humanos, y ha logrado llevar al Estado judío ante la Corte Penal Internacional (CPI) por crímenes de guerra, una causa que se investiga e instruye tan despacio que el abogado ha llegado a denunciar presiones políticas de países europeos para que no prospere; entre ellas, el cambio de fiscal instructor, actualmente Karim Khan, que ha tardado más de dos años en reunirse con él y su equipo. Desde 2021, la Fiscalía de la CPI tiene en su cajón una gruesa carpeta con pruebas, testimonios, testigos y altos cargos israelíes acusados. "Pero en todo este tiempo el tribunal no se ha movido ni un milímetro", lamenta.
No es la primera vez que ocurre. Ha recurrido a los juzgados israelíes en numerosas ocasiones ante expropiaciones de tierras y viviendas y otros crímenes de guerra, "pero son tribunales militares y de parte", resume, por lo que no ha tenido resultados. Decidió usar la justicia internacional y llevó una demanda ante la Audiencia Nacional española. "Se dictaron órdenes contra seis altos cargos políticos y militares de Israel. Estamos orgullosos y felices por ello. Pero el entonces ministerio de Exteriores [Miguel Ángel ], Moratinos, pidió perdón a su homóloga israelí y dijo que se arreglaría. Nueve meses más tarde se cambió la ley [sobre la jurisdicción universal]", lamenta.
Todo ello le ha costado, por ejemplo, que el Gobierno de Benjamin Netanyahu emitiera un comunicado en el que revelaba información clasificada sobre supuestos "vínculos estrechos" entre Sourani y su organización con "grupos terroristas". No le sorprende, dice, porque lo que Israel siente es "verdadero terror a comparecer ante organismos y tribunales internacionales" después de décadas de ocupación militar, robo de tierras, instauración de un régimen de apartheid sobre los palestinos e innumerables matanzas de civiles que ahora culminan con una demanda formal ante el Tribunal Internacional de Justicia en la que Sudáfrica califica de genocidio la última operación militar israelí sobre Gaza.
"Todos saben cuál es la situación en Gaza, lo ven en televisión"
Sourani es uno de los abogados que participa, junto a letrados sudafricanos, palestinos e irlandeses, en este proceso que retratará más si cabe la complicidad de Occidente con los desmanes de Israel. "En la primera sesión del tribunal se vio, se podía notar la conmoción de los representantes israelíes. Tengo claro que no vamos a olvidar ni a perdonar. Algún día, todos los que han cometido crímenes contra los palestinos se verán ante la justicia", ha sentenciado el abogado.
Posibles medidas cautelares
El letrado enfatiza que la decisión sobre si se está cometiendo o no un genocidio en Gaza tardará años en llegar, pero lo importante, "lo más urgente ahora", apunta, son las medidas cautelares que el Tribunal puede dictar para evitar que llegue a producirse o que continúe la matanza. Cree que en dos semanas puede llegar una declaración de la corte, y entonces ya no será "una cuestión de lo que le parezca a Israel, sino de lo que haga la comunidad internacional, que es lo único que le importa a los israelíes", resume. Entre las medidas posibles están un alto el fuego o el embargo de armas al Estado de judío, algo que ya debería estar produciéndose según el Derecho Internacional Humanitario, pero Europa y EEUU, principal apoyo de Netanyahu, siguen mirando hacia otro lado. "Si Europa respalda entonces esa política de Israel, al que no le importa ya nada, lo hará cómplice de lo que ocurra", asevera.
"En Gaza hemos sufrido ya cinco guerras. Los niveles de vida ya estaban al mínimo tras 16 años de boqueo total Israelí, pero esta guerra ha terminado por destruir todo. Todos saben cuál es la situación en Gaza, lo ven en televisión. Pero Occidente no quiere verlo, no quiere comprender y sigue apoyando a Israel políticamente, legalmente, con dinero y con armas en lo que constituye ya una acción de genocidio. ¿Por qué? Yo no puedo entenderlo", resume Sourani.
"Imaginen que dos tercios de Madrid han sido arrasados"
Su descripción de la situación es tan precisa y serena que sobrecoge. "Cada día mueren entre 300 y 700 personas", dice. "Cada día diez niños sufren una amputación", añade. "Conseguir un trozo de pan es ser afortunado, y es imposible obtener agua potable", describe. "Netanyahu dijo que no había ningún civil inocente en Gaza tras el 7 de octubre. Obligó a la población a desplazarse al sur, pero sigue bombardeando en todas las zonas", recuerda. "El 65% de la Franja de gaza está totalmente destruida", remarca. "Ahora mismo hay 1,7 millones de personas sin hogar, sin comida, sin electricidad y sin agua viviendo en la calle en una zona de apenas 25 kilómetros cuadrados, junto a la frontera con Egipto, en la ciudad de Rafah", apunta. "Esta práctica equivale a nueva Nakba, es una destrucción masiva. Nadie tiene un lugar al que volver; yo tampoco", añade.
La magnitud de la catástrofe humanitaria es difícil de imaginar, pero Sourani pide hacer un sencillo ejercicio: "Imaginen que dos tercios de Madrid han sido arrasados. Imaginen que todo el mundo se ha desplazado al otro tercio porque decían que era seguro, pero les han atacado durante su huida y siguen bombardeando ese tercio. Han destruido escuelas, hospitales, suministros de agua y luz y no dejan que entren alimentos, combustible, medicamentos y demás ayuda humanitaria". Lo que viven los palestinos, explica, "es un constante miedo a la muerte, la incertidumbre de no saber si seguirán vivos dentro de unos minutos", explica.
"E Israel puede seguir presionando, puede seguir bombardeando en el sur de Gaza. La Nakba puede suceder en cualquier momento si la comunidad internacional no lo detiene", advierte Sourani.
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