Este artículo se publicó hace 9 años.
Políticos e historiadores británicos urgen a que se hagan públicos los archivos reales secretos
La publicación de una imagen de la reina Isabel II haciendo el saludo nazi ha desatado la polémica en Reino Unido. Investigadores y parlamentarios piden que los documentos privados de la relación de la familia real con los nazis sean ya de dominio público.
La publicación ayer de unas imágenes de la reina Isabel II cuando era niña haciendo el saludo nazi, animada por su tío Eduardo VIII, calificada por el palacio de Buckingham de "engañosa" y decepcionante", ha generado polémica en el Reino Unido. El tabloide The Sun sacó ayer en su portada una foto tomada de una filmación de 1933 en la que aparece Isabel II, entonces con 7 años, junto a su madre, Isabel; su hermana, la princesa Margarita, y su tío, entonces príncipe de Gales y más tarde rey Eduardo VIII.
"Filmación secreta de 1933 muestra a Eduardo VIII enseñándole el saludo nazi a la Reina", era el titular del periódico, que dedicaba varias páginas a la filmación, de apenas 17 segundos. Al parecer, la cinta fue tomada en el castillo de Balmoral, en Escocia, donde la entonces princesa Isabel pasaba sus vacaciones, aunque se desconoce cómo pudo caer en manos de la prensa.
"La familia real no puede reprimir su propia historia para siempre". "La historia de este país pertenece al público"
La publicación no fue bien recibida por el palacio de Buckingham, residencia de la familia real británica, que consideró "decepcionante que un filme, grabado hace ocho décadas y aparentemente del archivo personal de la familia de Su Majestad, fuese obtenido y explotado de esta manera". En las imágenes se ven a las pequeñas princesas muy sonrientes mientras juegan, bailan e imitan el saludo nazi.
"Mucha gente verá estas imágenes en el momento y contexto apropiados. Esta es una familia jugando y en un momento haciendo referencia a un gesto que muchos habrían visto en las noticias", añadió el portavoz del palacio. "Nadie en ese momento tenía idea de cómo evolucionaría (el nazismo). Implicar cualquier otra cosa es engañoso y deshonesto", resaltó el portavoz, que agregó que el servicio de la Reina y su dedicación a favor del bienestar del país durante la II Guerra Mundial y los 63 años en los que ha construido "relaciones entre países y pueblos hablan por sí solos".
Hoy, en declaraciones al diario The Guardian, el parlamentaria laborista Paul Flynn, miembro del Comité de reforma política y constitucional y destacado partidario de la reciente liberación de documentos confidenciales del príncipe Carlos, ha pedido que la familia real debe permitir que se hagan públicos su archivo documental, incluyendo los documentos sobre su relación con los nazis en la década de 1930.
"La familia real no puede reprimir su propia historia para siempre", ha apuntado Karina Urbach del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad de Londres. "Esto es censura y la censura no es un valor democrático. Tienen que enfrentarse a su pasado". Por su parte, la historiadora Helen McCarthy de la Universidad Queen Mary señaló que "si los archivos reales estuvieran a disposición de los historiadores, imágenes como la publicada podrían ponerse en contexto fácilmente". De la misma forma, el historiador Alex von Tunzelmann ha señalado que "es profundamente antidemocrático y necesitamos un acceso mucho mayor, la historia de este país pertenece al público".
Reino Unido siente gran admiración por el padre de Isabel II, el rey Jorge VI, porque durante la II Guerra Mundial decidió no marcharse de Londres durante los bombardeos nazis y optó por quedarse en la capital con su familia. Pero la figura de Eduardo VIII -hermano mayor de Jorge VI- es muy polémica por su aparente simpatía por Adolf Hitler, con el que incluso tuvo un encuentro en Múnich en 1937, dos años antes de que estallara el conflicto bélico. Durante su visita a Alemania, Eduardo VIII, se reunió también con el "número dos" del régimen nazi, Rudolf Hess. Tras dejar el Reino Unido al ascender su hermano al trono, Eduardo VIII se exilió en Francia, donde murió en 1972.
Isabel II tenía 13 años cuando estalló la guerra y participó en el Servicio Territorial Auxiliar de Mujeres. Al convertirse en princesa heredera -por el inesperado ascenso al trono de su padre-, se comprometió en un discurso a servir al país toda su vida.
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