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Periodismo de alto riesgo en Nigeria: "Solo espero poder sobrevivirlo"

El periodismo de investigación está en peligro. Lo demuestran la actualidad y testimonios como el de David Hundeyin, periodista nigeriano cuya vida, y la de otros colegas, está amenazada por hacer publicar abusos y corrupciones del poder.

El presidente de Nigeria, Bola Tenubu, atiende una conferencia de prensa en Abuja, Nigeria, a 29 de octubre de 2023.
El presidente de Nigeria, Bola Tenubu, atiende una conferencia de prensa en Abuja, Nigeria, a 29 de octubre de 2023. Michael Kappeler / EP

"Solo espero poder sobrevivirlo", responde David Hundeyin cuando, como despedida de la entrevista, le felicitamos por su trabajo. Su voz delata su angustia, su miedo. Este periodista de investigación nigeriano de 34 años tuvo que huir de su país en 2020, cuando escribió un artículo donde presentaba pruebas de la responsabilidad del Gobierno de Nigeria en la masacre de Lekki, la ciudad más poblada del país, en que los militares tirotearon a la población civil que se manifestaba contra la brutalidad policial. "Sabía que, si no me iba, me arrestarían", asegura.

Antes de eso, ya había recibido múltiples amenazas. "Un familiar lejano, que es militar, me advirtió de que, si no dejaba de escribir, no iba a llevar puestas estas gafas –dice, tocándose la patilla de las que lleva en nuestra entrevista por videoconferencia– para ver todo lo que me iban a hacer cuando entrara en el cuartel que la agencia secreta de seguridad nigeriana DSS (Department of State Security) tiene en Abuja. Eso no se me olvidará nunca", nos dice.

Desde entonces, no ha vuelto a ver a su familia ni a sus amigos. Primero, recibió asilo como refugiado político en Ghana. Allí siguió trabajando. Y, cuando en 2022 publicó documentos oficiales estadounidenses que probaban de que el actual presidente nigeriano había sido arrestado por tráfico de heroína en Chicago en la década de 1990, tuvo que huir de nuevo, esta vez al Reino Unido, "después de una operación militar frustrada para capturarme o asesinarme, todavía no sé cuál era su intención", reconoce.

David Hudeyin
David Hudeyin, en su comparecencia ante el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, el 27 de septiembre de 2023. ONU

Hundeyin cuenta a Público cómo el presidente de Comunidad Económica de Estados de África Occidental (ECOWAS) llegó a pedir a las autoridades ghanesas revocar su asilo en el país, alegando que era culpable de traición. Pero no lo consiguió. "Ghana tiene una larga historia de aceptar refugiados de Nigeria, sigue una política de no extradición y de respeto por las leyes internacionales", señala.

"Debido a mi trabajo, el régimen ha dado grandes pasos para silenciarme, incluyendo el reciente intento de sacarme de Ghana donde tengo político asilo. Me veo forzado a un estilo de vida nómada, raramente durmiendo demasiado tiempo en el mismo sitio. La libertad de expresión es un derecho humano fundamental y, como periodista, debería poder hacer mi trabajo sin vivir con miedo ni huyendo", declaró Hundeyin en su aparición ante el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas en septiembre de 2023.

Ese mismo año, recibió varios reconocimientos internacionales como los PwC Media Excellence Awards, en la categoría de Special Investigative Reporting, los premios Gani Fawehinmi Impact and Integrity o la beca James Currey como académico visitante en el Centro de Estudios Africanos de la Universidad de Cambridge.

"Sé que mi vida sigue en peligro. No creo que pueda volver nunca". Cuando le respondemos que nunca es demasiado tiempo para una persona tan joven como él, solo se encoge de hombros: "es muy poco probable que cambie el actual Gobierno de Nigeria. Sobre todo, porque cuenta con el respaldo de Estados Unidos y muchos países de la Unión Europea".

Pidom, otro 'whistleblower' encarcelado

No ha tenido tanta suerte otro periodista de investigación nigeriano, Bristol Isaac Tamunobiefiri, en prisión desde el 5 de agosto, incomunicado y sin acceso a su familia ni a su abogado por el momento. Compañero de fatigas y admirador de Hundeyin, tiene a este como único seguido en su cuenta de Twitter, con más 270.000 seguidores.

Pidom
Cuenta de Pidom en Twitter (X). Twitter (X)

Su caso es todavía más peliagudo ya que, en los últimos cuatro años se había convertido en el whistleblower anónimo más popular en Nigeria, debido a una serie de documentos que hizo públicos sobre graves casos de corrupción y abusos gubernamentales. Hasta su detención, su verdadera identidad se había mantenido en el anonimato bajo el seudónimo de Pidom.

En el documento oficial al que tenemos acceso, se le acusa de "ofensa de fraude informático". Es habitual, nos explica Hundeyin, que la policía "acumule cuanto más cargos pueda en la denuncia. A Pidom le acusan de haber hackeado la información que dio a conocer, pero no es cierto. La recibió por parte de informantes que están dentro del sistema".

Dos meses antes, en junio, el Secretario del Gobierno de la Federación (SGF) en Nigeria había lanzado una advertencia pública respecto a las implicaciones que revelar secretos oficiales tiene para la seguridad nacional, invocando la Ley de Secretos Oficiales de su país.

Editor de The Conversation África arrestado

Poco después, el pasado 25 de agosto, el DSS arrestó a otro periodista ganador de varios premios internacionales, Adejuwon Soyinka, editor desde 2020 en The Conversation para África Oriental, cuando aterrizó en Lagos con un vuelo desde Reino Unido. Aunque fue liberado seis horas después, la policía se quedó con su pasaporte, según condena la Asociación de la Prensa Extranjera en África (FPAA).

Adejuwon Soyinka
Adejuwon Soyinka, editor de The Conversation arrestado el 27 de agosto de 2023. The Conversation

En el interrogatorio, le informaron de que había sido puesto en una lista de vigilancia por razones que "no le explicaron", informa Jabulani Sikhakhane en The Conversation. Familiarizado con esta clase de actuaciones policiales, Hundeyin nos aclara que Soyinka "está acusado de tener vínculos con Sahara Reporters, cuyo fundador pertenece a la oposición política al gobierno actual de Nigeria".

En uno de sus artículos recientes, en junio, Soyenka hablaba sobre las razones de la subida del coste de vida en Nigeria, "la mayor democracia de África", en referencia a que es el país más poblado del continente. "Tanto la libertad de prensa como la libertad académica son pilares clave de una sociedad democrática. Los periodistas y los investigadores deberían ser libres de publicar los hechos, por muy inconvenientes que estos sean para el poder", añade Sikhakhane.

Democracias con demasiados secretos

En palabras de Hundeyin, "el mundo necesita tener una conversación sobre cómo funciona la democracia. Siempre hay informaciones que se ocultan al público y no es algo que pase solo en África. Es algo que se ve como si fuera normal. Alrededor de un tercio de la información no es compartida con la sociedad. Dicen que es mejor así, en nombre de la seguridad nacional, pero yo no estoy de acuerdo con la idea de que la gente no debe saber. Cuanto más se convierta esto en la norma, más sufrirá la democracia", declara.

"A pesar de que Nigeria tiene una corta historia de desobediencia civil y de que somos un país muy dócil, siempre hay un límite, un punto de ruptura. Los poderosos no se dan cuenta de que, si la gente se siente lo bastante exasperada, se levantará de forma descontrolada y mucha gente inocente podría sufrir daño", advierte.

"Estamos ante una nueva normalidad en que el papel del periodismo se está viendo gravemente comprometido. Es un problema creciente, sobre todo, en el Sur Global", dice. Pero no solo allí. "Antes podíamos hacer presión en nuestros gobiernos diciéndoles que en el Norte Global estas cosas no pasan, que no se hacen así. Pero ya no podemos. Mira lo que ha pasado con Edward Snowden –estadounidense en exilio forzoso en Rusia–, con Julian Assange en Europa y Estados Unidos, o en Francia con Pável Dúrov", comenta con pesimismo.

En su opinión, el hecho de que Assange, tras una agotadora prisión de diez años, se haya visto forzado a admitir los cargos de delito de espionaje para obtener la libertad es una señal de advertencia para cualquiera que esté pensando en atreverse a divulgar los trapos sucios de cualquier gobierno.

"Y está funcionando. Dentro de diez o quince años más, en esta parte del mundo –el Sur Global–, dudo que veas a gente dispuesta a hablar. Yo y los periodistas como yo existimos porque nacimos en la democracia, en un tiempo en que había libertades civiles que dábamos por sentadas y que pensábamos que teníamos derecho a defender. Ahora, un chico de 13 o 15 años que ve lo que está pasando en el mundo, cómo nos encarcelan por un tuit, nos matan o nos tenemos que esconder, no tomaría la decisión de ser periodista. ¿Por qué iba a hacerlo?", se pregunta.

Permanecer en cautividad, como Pidom, o vivir escondido, como Hundeyin, no es vida. Hundeyin debe ocultar no solo su localización, sino sus transacciones financieras, su uso de internet e, incluso, su apariencia física, disfrazándose en situaciones de emergencia, como relata en su reciente libro autobiográfico Breaking Point: A Journalist's Quest for Salvation in Nigeria's Chaos (Abibiman, NY & Londres, 2024).

"Esta situación me está cobrando un alto peaje emocional, sobre todo, en lo relacionado con mi familia y mi vida amorosa. Desde que huí de Nigeria, me he perdido cuatro años de cumpleaños, navidades, funerales y otros eventos importantes y algunos de mis primos más pequeños ya ni siquiera me recuerdan. Es una situación de gran soledad y vulnerabilidad emocional", admite este periodista de 34 años.

Y es que son personas de carne y hueso quienes llevan sobre sus hombros, sin más soporte que el de su propia vocación profesional, el enorme peso de defender los derechos humanos y la integridad de las democracias en todo el mundo, denunciando los abusos del poder a través del periodismo de investigación.

Su trabajo beneficia a todos los ciudadanos de todas las sociedades libres y las que aspiran a serlo. Pero las consecuencias las pagan solo ellos.

(Dedicado al periodista Luis Felipe Torrente, in memoriam. Él fue quien me puso sobre la pista del encarcelamiento de Pidom solo tres días antes de fallecer por enfermedad, el 27 de agosto de 2024).

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