Este artículo se publicó hace 2 años.
Una niña de cuatro años muere en el Egeo tras días pidiendo rescate a Grecia y a Malta
La ONG Alarm Phone denuncia los casos de varias embarcaciones con migrantes salidas desde Líbano que tuvieron que ser rescatadas por buques mercantes después de que los equipos de rescate de ambos países no respondieran a las alertas de posible naufragio.
Jairo Vargas Martín
Madrid-Actualizado a
El pasado miércoles se conoció la muerte de una niña de cuatro años cuando iba a bordo de una embarcación en apuros en la que viajaban alrededor 63 personas migrantes en aguas del mar Egeo, en el Mediterráneo oriental. Según la información disponible, la lancha había zarpado desde la costa de Líbano en dirección a Italia hacía diez días y pasó varios días en peligro, esperando el rescate de los guardacostas de Malta y de Grecia, que no atendieron a las peticiones de ayuda durante varios días.
El caso lo ha denunciado la ONG Alarm Phone, formada por activistas que se encargar de monitorizar, recibir alertas y dar aviso a las autoridades y a los barcos de rescate de organizaciones humanitarias en el Mediterráneo cuando una embarcación se encuentra en peligro de naufragio.
Según esta ONG, la barca había dado varios avisos pidiendo auxilio después de más de una semana de navegación. Según informaron a Alarm Phone tanto los propios migrantes como sus familiares, a bordo ya no contaban con agua ni comida y viajaban varios niños de corta edad. Habían pasado ya tiempo achicando el agua que se colaba en el bote y temían hundirse en aguas de Egeo, entre las islas de Creta (Grecia) y Malta.
Sin ayuda de buques mercantes
La ONG dio aviso a los servicios de rescate de Malta, en cuya zona SAR (búsqueda y rescate por sus siglas en inglés) empezó a zozobrar la embarcación, pero según denuncia, no se tomaron medidas ni se pidió a los diferentes buques mercantes con los que se cruzaron los migrantes que les socorrieran.
La niña falleció por hambre y deshidratación tras ser llevada en helicóptero a un hospital de Creta
Era el día 4 de septiembre cuando Alarm Phone dio el primer aviso a las autoridades maltesas. Desde entonces, la embarcación en apuros fue seguida de cerca por dos buques, uno de bandera maltesa y otro de Singapur, pero se limitaron a observarla durante algunos tramos para luego retirarse. Según confirmó la ONG, las autoridades maltesas no dieron permiso ni orden a los barcos mercantes para auxiliar a la embarcación, que continuó a la deriva al menos 30 horas después del primer aviso.
Finalmente, fueron asistidos por el buque buque mercante BBC Pearl cuando seguían en aguas de Malta. Según notificó el patrón del barco al centro de coordinación de búsqueda y rescate de Malta, a bordo iban 63 personas y dos de ellas estaban inconscientes, por lo que solicitó su desembarco, tal y como publicó el diario griego Efsyn.
No fue hasta entonces cuando Malta pidió la intervención de un helicóptero de la marina de Grecia para evacuar finalmente a la niña de cuatro años y a su madre. El BBC Pearl tuvo que desviar su rumbo hacia la zona de responsabilidad griega para la operación, pero cuando la menor llegó al hospital de Chania, en la isla griega de Creta, los médicos solo pudieron confirmar su muerte por hambre y deshidratación. Según la ONG, la falta de respuesta de los servicios de rescate acabó con este trágico desenlace.
Comportamiento habitual
No es la primera vez que una ONG acusa a las autoridades maltesas y a la agencia europea de control de fronteras (Frontex) de hacer caso omiso a los avisos de embarcaciones en apuros. Según Alarm Phone, esta actitud es una constante en la pequeña isla, pero también entre los servicios de rescate de Grecia y, en menor medida, de Italia.
En las últimas semanas, Alarm Phone ha pedido la intervención de los guardacostas griegos en varias ocasiones para auxiliar embarcaciones salidas de Líbano, a la deriva y peligro de naufragio que, finalmente, han tenido que ser asistidas por buques mercantes o han acabado rescatadas por efectivos turcos.
La ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) también alertó el pasado agosto de prácticas violentas contra personas migrantes y solicitantes de asilo por parte de las autoridades griegas. Los equipos de esta organización en la isla helena de Samos atendieron a más de 570 migrantes recién llegados desde la cercana costa de Turquía, y la mayoría aseguró ser víctima de devoluciones en caliente en pleno mar y de violencia física por parte de las fuerzas de seguridad griega.
Según sus propios relatos, sufrieron tratos inhumanos y degradantes como "palizas, cacheos, exámenes genitales forzados, robos de pertenencias y abandono a la deriva en botes sin motor en el mar", según el comunicado.
No es la primera vez que se denuncian este tipo de actuaciones por parte de las autoridades griegas. Y, según investigaciones del semanario alemán Der Spiegel o del diario francés Le Monde, esta actitud contaría con la connivencia de Frontex, agencia europea para el control de fronteras, que no solo las permitió sino que ayudó a encubrirlas y a financiarlas, según citan ambos medios, que tuvieron acceso a un informe de la Oficina Europea de Lucha contra El Fraude (OLAF). Fue ante la inminente publicación de este informa cuando dimitió el director de Frontex, el francés Fabrice Leggeri, después de un año de escándalos por las investigaciones sobre vulneración de derechos humanos de personas migrantes y solicitantes de asilo amparadas por su organismo.
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