Este artículo se publicó hace 5 años.
México releva a Porto Alegre como foro de “otro desarrollo posible”
El laboratorio de ideas progresistas Common Action Forum, creado en 2015 en Madrid, inaugura otro foro anual en el México de Obrador, faro de la izquierda latinoamericana tras el ascenso en Brasil de Bolsonaro. Impulsar un nuevo contrato social respetuoso con el medio ambiente, cuestionar el PIB como medidor de desarrollo, luchar contra la fuga de capitales y apostar por la progresividad fiscal, medidas claves del CAF-CDMX
María Iglesias
Ciudad De México-
Afrontar que el modelo económico de explotación de recursos para maximizar beneficios no está mejorando las condiciones de vida de la mayoría, sino abocando al abismo en lo social y medioambiental. Ese ha sido el objetivo clave del foro Una nueva ruta hacia el desarrollo que reunió Ciudad de México, el Common Actiom Forum (CAF), laboratorio de ideas progresista creado en 2015, en Madrid, por el ex director general de la televisión Al Jazeera Wadah Khanfar y el sociólogo y climatólogo Rafael Heiber.
“Nuestro fin siempre ha sido poner en contacto a sociedad civil, académicos, activistas, dispuestos a unirse en un flujo de energía que logre que el poder político, siempre cortoplacista, pase del maquillaje de cambios a transformaciones reales”, explicó Khanfar de su fundación en la primera edición de sus jornadas en México. Un foro, al otro lado del Atlántico, determinado por la esperanza progresista que se cifra en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, en una Iberoamérica donde el impulso ejercido por el Brasil del Foro de Porto Alegre (2001) y Lula Da Silva-Rouseff (2003-2016) se ha congelado al ascender el neofascista Bolsonaro. Encuentro respaldado por la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, el Ayuntamiento de la capital mexicana y la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo (AECID).
“El momento es peligroso”, declaró Wadah Khanfar “porque el poder hoy está en manos de gente que impulsa el nacionalismo, la xenofobia, la explotación de recursos y maximización de beneficios a costa de la pobreza de la mayoría y de daños al medio ambiente, psicología, espiritualidad y sociabilidad humanos. Pero hasta los poderosos ven ya de que es insostenible. La tensión actual es la resistencia del viejo mundo ante el nuevo imparable”. Rafael Heiber aseguró que “el 99 por ciento de la población debería conectar con el cambio porque con el sistema actual, acabarán excluidos” y animó a debatir propuestas para convencer a esa mitad del planeta aún no persuadida por el mensaje reformista.
La jornada, en el Museo de la Memoria y Tolerancia, congregó a ciento cincuenta personas con la destacada participación de la Secretaria General Iberoamericana Rebeca Grynspan, un papel preponderante, por la actual crisis en Ecuador, los dos ex ministro correístas, el de Exteriores, Guillaume Long y el de Conocimiento que dirigió el Banco Central ecuatoriano, Andrés Arauz y reflexiones de la abogada de Julian Assange experta en derechos humanos Renata Ávila, el jurista asesor de la UNESCO Eduardo Barcesat, la experta en recursos medioambientales Leticia Merino y la investigadora de fuga de capitales Magdalena Rúa, entre otros.
En cuatro debates sucesivos se puso la lupa tanto en los desafíos globales y la lacra de la evasión fiscal, como en la búsqueda de alternativas al Producto Interior Bruto (PIB) en tanto que medidor del bienestar real, la posible utilidad del pro-común como alternativa al neoliberalismo y los pasos del Sur global para liderar el Green New Deal. Ese conjunto de políticas frente al calentamiento global y la crisis financiera, políticas anti-austericidas y de refuerzo del Estado de bienestar que abanderan figuras como la demócrata estadounidense Alexandra Ocasio-Cortez con el referente de los programas del presidente de EEUU Franklin D. Roosevelt para contrarrestar el Crac del 29 y la Gran Depresión.
“El panorama, como dicen los colombianos, es tenaz”, dijo Rebeca Grysnpan. “Pero debemos sonar las alarmas sin alarmismos, combatir el derrotismo porque es el peor movilizador y se necesita un nuevo contrato social común, no un mero barniz al status quo”.
México, relevo de Brasil como faro progresista
Sumar México a los foros que CAF celebra en Madrid desde 2015 no es casual. “El mensaje a la cancillería mexicana es que, en Brasil, América Latina ha perdido a un líder y la silla está vacía”, declaró la guatemalteca Renata Ávila. “Es una oportunidad única para el Gobierno de López Obrador, tras lograr el cambio histórico de su victoria, la de tomar esta batuta para ser el líder que impulse a la región hacia ese Green New Deal que no podemos esperar que nos haga Ocasio-Cortez, ni Europa, sino que los latinoamericanos debemos abanderar”.
La experta en desarrollo socio-político-económico en la región Laura Carlsen coincidió en la esperanza que México representa, “si bien hay limitaciones macroeconómicas muy fuertes, como la amenaza de aranceles de la Administración Trump que cambió radicalmente la política migratoria progresista del Gobierno Obrador en sus comienzos”, aseguró en la mesa donde se cuestionó el PIB como medidor del desarrollo.
“No se trata de prescindir del PIB”, defendió el director del Observatorio Político para Latinoamérica de la Universidad Science Po (París), Gaspard Estrada, sino de concebir el desarrollo atendiendo a los ingresos de los hogares y a parámetros de bienestar multidimensional: salud, educación, satisfacción con la gobernanza, relaciones sociales, medioambiente, seguridad económica y física”. Entre otras razones, explicó, para revertir así la desconfianza en sus instituciones de una ciudadanía que no ve que las subidas del PIB mejore sus vidas.
Promover la fiscalidad progresiva internacional
“La única manera de sortear la tormenta perfecta actual”, dijo Magdalena Sepúlveda, directora de la Global Initiative for Economic, Social and Cultural Rights es crear un sistema fiscal internacional progresivo. Lo que requiere del multilateralismo, foros donde cada país tenga un voto y se revierta la injusticia de que los beneficios se concentren en accionistas de transnacionales”.
Acerca de los impuestos, el experto jurista argentino, asesor de la UNESCO Eduardo Barcesat propuso tipificar la evasión fiscal como un crimen económico contra la humanidad. “Pues igual que se habla de ecocidio cuando hay un crimen contra el medio ambiente, aquí se hablaría de un econocidio”.
La experta en fuga de capitales Magdalena Rua hizo hincapié en que este es uno de los mayores obstáculos para el desarrollo y, a la vez, un mal estructural del sistema, no coyuntural. Entre 1980 y 2017 desde el conjunto de Argentina, Brasil, Chile, México, Perú, Colombia, Uruguay y Venezuela se fugaron 2,1 billones de dólares, lo que representa tres veces las reservas nacionales, cantidad que se podrían destinar a inversión productiva estratégica, desarrollo de industria y combate a la pobreza. “Pero fueron a las grandes guaridas fiscales que no son islas del Caribe, sino países europeos como Luxemburgo, la city de Londres y sus conexiones en Hong Kong y Singapur y EEUU con su red de influencias, en las Islas Marshall, islas Vírgenes y Panamá”.
“Cuando el 60 por ciento, de cada dólar fugado de América Latina se fuga a en EEUU”, planteó el ex ministro ecuatoriano Arauz, “habrá que usar las nuevas tecnologías para monitorear con transparencia a dónde llegan”.
Del diagnóstico critico a la construcción de la alternativa
Hubo consenso en el diagnóstico y debate sobre proyectos inspiradores como los llamados Pro-Común que el especialista de la P2P Foundation Stacco Troncoso definió como “procesos sociales que vinculan recursos (naturales o intelectuales), comunidad y norma en busca, no del retorno rápido de la inversión sino de efectos beneficiosos y sostenibles para los nietos de nuestros nietos”.
“Ya conocemos la realidad”, aseveró la abogada Renata Ávila. “El punto es actuar para transformarla y que las élites que rompieron los platos, que contaminan e inflan el gasto militar con la excusa securitaria, pero no garantizan que la gente pueda vivir su vida, paguen esos platos todos”.
Como punto de inflexión clave para el cambio, el exministro de Exteriores ecuatoriano, Guillaume Long, señaló la crisis climática que calificó de “la mayor falla del sistema de mercado de la historia pues su famosa auto-regulación podrá funcionar… Pero, en el transcurso, todos muertos”. Long planteó “una tesis provocadora: uno de los obstáculos para el Green New Deal son nuestras elites latinoamericanas, muy pre-modernas, provenientes de la hacienda y la plantación, que prefieren la desigualdad, su poder sobre otros antes que la prosperidad colectiva y hasta la sostenibilidad”. Algo que, a su criterio explica que América Latina sea la región con menos incremento de productividad en el último siglo, muy lejos de Asia, EEUU y Europa. “Nuestras élites, no entienden lo que comprendieron las de EEUU y Europa en los años 30: que la sostenibilidad del modelo capitalista requería ceder un poco y garantizar derechos”.
“Nosotros aquí debatimos, pero quienes luchan arriesgando sus vidas, lo único que tienen, son las activistas de primera línea, defensoras del medio ambiente, muchas indígenas, a las que asesinan”, clamó Renata Ávila.
“¿Qué hacer para acelerar los cambios necesarios?”, se preguntó Rafael Heiber. Y el ex ministro Guillaume Long respondió: “Tomar el poder”. “¿Cómo lo tomamos?”, planteó ahí Magdalena Sepúlveda. “No hay revolución sin revolucionarios y la criminalización de las manifestaciones, los asesinatos de defensoras del medio ambiente y derechos humanos ponen en riesgo la existencia de voces progresistas. Necesitamos protegerlas”, se respondió.
La protección será un concepto central en el próximo Common Action Forum que se celebrará del 22 al 25 de noviembre en Madrid bajo el título de La era de la seguridad: problemas urgentes y profecías de autodefensa con la participación prevista de John Ralston Saul, presidente emérito del Pen Internacional, la ex ministra socialdemócrata de Justicia alemana Herta Däubler-Gmelin, el ex ministro de Juventud malayo Khairy Jamaluddin y el experto en transformación digital y asesor de Microsoft China Qing Wei.
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