berlín
Actualizado:La canciller alemana, Angela Merkel, y su ministro del Interior y líder bávaro, Horst Seehofer, optaron este lunes por darse una tregua de quince días en su pulso migratorio, a la espera de lograr consensuar una línea común en la UE y mientras Baviera mantiene el desafío de cerrar sus fronteras.
Tras días de amagos de ruptura entre la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller y la Unión Socialcristiana (CSU) de Seehofer, ambos líderes comparecieron por separado, en Berlín y Múnich, pero dispuestos a darse un plazo hasta finales de junio para dirimir sus diferencias.
"Estamos de acuerdo en seguir trabajando conjuntamente para lograr el objetivo de mejorar la gestión de la política migratoria y de reducir la llegada de refugiados", afirmó Merkel, para insistir en su compromiso de no se producirá una situación como la de 2015.
En ese año llegaron a Alemania casi un millón de refugiados, en su mayoría a través de Baviera, lo que convirtió esa legislatura en un tira y afloja continuo entre la decisión de Merkel de abrir fronteras y la de Seehofer de cerrarlas, de acuerdo al modelo austríaco.
Seehofer era entonces primer ministro de ese próspero Land y, tras convertirse en ministro del Interior de la nueva gran coalición, ha retomado su lucha por dar un giro derechista a la política migratoria.
"No habrá soluciones unilaterales en detrimento de otros socios comunitarios", aseguró Merkel, tras comprometerse a consensuar fórmulas "a escala de la UE o bilaterales" en la próxima cumbre de sus líderes, el 28 y 29 de junio.
Tras esa cita comunitaria se abordará de nuevo lo consensuado a escala de la CDU y, luego, con la CSU, sin "automatismos" de ningún tipo, advirtió la jefa del Gobierno, mientras Seehofer ratificaba desde Múnich que se han dado ese plazo, pero insistía en su determinación a cerrar las fronteras.
La CSU "apoya toda solución europea, todo esfuerzo" de Merkel para llegar a acuerdos en este ámbito, pero de no lograrse en la cumbre de la UE los resultados ambicionados se aplicarán controles restrictivos en las fronteras.
La migración no está "bajo control", advirtió Seehofer, y, de no lograrse esa solución europea que busca Merkel, se tendrá que "actuar a nivel nacional", afirmó.
"Vamos a ver cómo estamos en 14 días", añadió Seehofer, quien, a diferencia de la jefa de su Gobierno, se mostró dispuesto a poner en marcha medidas unilaterales en la primera semana de julio.
El nudo del litigio está en uno de los 63 puntos del llamado plan maestro del ministro, que posibilitaría el retorno de los refugiados rechazados o sin perspectivas de ser reconocidos al país por donde entraron en la UE y que, de acuerdo al sistema Dublín, deberían haber formalizado ahí su petición de asilo.
Merkel insistía, desde Berlín, en que no habrá automatismos con la entrada en el mes de julio, tras la cumbre, con la misma determinación con que Seehofer hablaba de implantar controles fronterizos, en virtud de sus atribuciones como titular de Interior.
Ambos, la líder de la CDU y su homólogo de la CSU, expresaron al voluntad de cooperar entre la CDU y la CSU, que desde hace décadas forma un grupo parlamentario común, pese a las "diferencias conceptuales" —en palabras de Seehofer—.
Merkel alabó explícitamente la iniciativa de Seehofer de presentar un plan maestro para gestión de la inmigración, aunque sin referirse a ese punto en discordia.
Las dos comparecencias en paralelo de los líderes implican una especie de tregua entre ambas formaciones, en las que Merkel buscará fórmulas bilaterales con líderes de la UE —este mismo lunes de reúne con el primer ministro italiano, Giuseppe Conte—, y mañana martes lo hará con el presidente francés, Emmanuel Macron.
Es complejo que se alcance un consenso migratorio a escala de la UE o que lo logre en un sentido acorde a su determinación de no cerrar fronteras, ya que la línea entre varios de sus países vecinos —como Polonia o Austria— es más cercana a la de Seehofer que a la suya.
Pero al menos logró ganar tiempo, después de que la semana pasada en medios alemanes se diera por inminente una ruptura entre la CDU y la CSU, el bloque dominante en la gran coalición tan trabajosamente consensuada hace apenas cuatro meses.
Seehofer, por su parte, ha defendido el giro derechista con que su formación trata de hacer frente al empuje de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), con vistas a las elecciones regionales de Baviera del próximo octubre
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