Este artículo se publicó hace 16 años.
La matanza provoca protestas en Cisjordania
Se producen graves disturbios entre palestinos y tropas israelíes
La noticia del ataque israelí a la franja de Gaza llegaba a las ciudades palestinas de Cisjordania a media mañana. Las primeras imágenes mostraban escenas de destrucción y desconcierto. La primera reacción se produjo en Ramalah: una manifestación encabezada por las autoridades palestinas llegó hasta el hospital de la ciudad para donar sangre. La cifra de heridos y muertos aumentaba conforme pasaban las horas y las autoridades alertaban de la escasez de sangre y plasma en los hospitales.
Una fuente de Al Fatah afirmó que se trataba de una "operación rodante": "Como una bola de nieve que empieza pequeña y va haciéndose más grande".
Los palestinos se dirigían hacia los checkpoints para protestar contra el bombardeo. En sus manos: piedras y cristalesA lo largo de la tarde se sucedieron las manifestaciones y los enfrentamientos en cinco ciudades palestinas: Nablús, Ramalah, Belén, Hebrón y Tulkerem. Los palestinos se dirigían hacia los checkpoints (puestos de vigilancia israelíes) para protestar contra el bombardeo. En sus manos: piedras y cristales que arrojaron contra el muro y los soldados. En un principio, los agentes israelíes respondieron con gases lacrimógenos, bombas sonoras y pelotas de goma, aunque en ciudades como Hebrón y Ramalah los soldados dispararon sus fusiles contra los manifestantes. Decenas de palestinos tuvieron que ser trasladados a los hospitales para ser atendidos.
El lugar en el que se produjeron los enfrentamientos en Belén, frente a un puesto de vigilancia del muro construido por los israelíes, quedó lleno de piedras y restos de botes de gases lacrimógenos.
Nadie quiere hablar de lo sucedido
Los disturbios duraron cerca de una hora. Más tarde, los soldados permanecían vigilantes en lo alto del muro. Los locales cercanos permanecían abiertos, pero nadie quería hablar de lo sucedido. El hospital de la ciudad recibía grupos de ciudadanos que se acercaron para donar sangre. A la entrada de Belén, una cola de coches esperaba en el control israelí para poder entrar a la ciudad. Otros vehículos elegían un trayecto alternativo, menos transitado y más alejado de la ciudad, con un checkpoint menos conocido.
En la capital israelí, Tel Aviv, la situación durante la mañana era de normalidad: las mesas de las cafeterías estaban llenas y por la calle se podía ver gente paseando y coches circulando en todas las direcciones. Pero a media tarde, cuando ya había oscurecido, podía verse a decenas de personas que caminaban armadas a las afueras de la ciudad. En Jerusalén, las tiendas del barrio árabe echaron el cierre y grupos de palestinos arrojaron piedras en el Monte de los Olivos.
Al final del día, las ciudades más complicadas eran Nablús (un enclave especialmente castigado por el Ejército israelí) y Ramalah, que permanecía cerrada, y la tensión era evidente en las calles de Belén.
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